Lucas, a la izquierda, aparece aquí junto al gerente general de la empresa que se encarga del comedor de las oficinas centrales de la empresa Starbukcs, en Seattle, Estados Unidos.

Lucas, tiene 27 años, y como muchos jóvenes cocineros compatriotas tuvo que sortear numerosos obstáculos y realizar varios sacrificios para salir adelante. Hoy día, está radicado en los Estados Unidos, donde ocupa un puesto importante en la empresa que presta servicios gastronómicos a la oficina corporativa de Starbucks. Y ya tiene planeado para fines del presente año que se inicia habilitar un local propio.

Su historia es todo un ejemplo y puede servir de motivación para otros jóvenes como el que aspiran a mejores horizontes que los que pueden encontrar en nuestro país. Aquí reproducimos su experiencia, tal cual el mismo nos cuenta. “Mi nombre es Lucas Szaran, tengo 27 años, mi papá es el maestro Luis Szaran y mamá Lilian Cabrera. Trabajo para la compañía Bon Appetit, que es una multinacional que maneja los comedores de grandes empresas como Google, Amazon, Starbucks. Yo me encargo de todo, hago las compras, escribo el menú y tengo un equipo de 15 personas a mi cargo.

“Trabajo en gastronomía desde los 15 años, mi relación con la cocina empezó desde muy pequeño, ya que mi mamá también es chef y entonces supe absorber todo desde muy chico, empecé en un salón de eventos muy conocido en Asunción como ayudante, pelando papas y cebolla, lavando cubiertos, desde bien abajo.

Lucas, a la izquierda aparece junto a su colega Bernardo Cantero durante la época de la pandemia, cuando organizaron ollas solidarias para ayudar a otros colegas que se habían quedado sin trabajo.

“Ahí empecé a conocer chefs de carrera y aunque trabajaba en eso no estaba todavía 100 % seguro de que quería hacer con mi vida, era todavía un pibe, yo estaba viviendo con mi medio hermano al que lo diagnosticaron con cáncer. Cuando cumplí 17 el falleció, yo estaba preparándome para la facultad de Economía, mi hermano era contador, el plan era que íbamos a trabajar juntos, al final me quedé solo con muchos problemas financieros. En ese entonces todavía no conocía a mi papá a quien le conocí cuando tenía 18, entonces tampoco le pude pedir ayuda, estaba solo.

“No me quedó de otra que dedicarme completamente a la cocina, conseguí un trabajo en el Hospital de Clínicas a través de conexiones, el laburo era de cocinero y era durísimo, de 6 de la tarde a 6 de la mañana, en un par de meses vieron las ganas que le ponía y me promovieron a jefe de cocina. El laburo ya me estaba dando buena platita entonces dije “voy a invertir en esto” y me metí a estudiar al IGI en la carrera de gastronomía internacional.

“Trabajar a la noche y estudiar no iban tanto de la mano, había días que dormía tres horas con mis clases, fui a aplicar a otros trabajos, encontré un laburo en La Herencia, ahí estuve por un año hasta que me contrataron en FrigoChaco donde estuve como Chef Ejecutivo por unos cuatro años, con quienes hasta hoy día tengo una muy buena relación, fue prácticamente mi segunda casa.

Lucas, aparece aquí junto a su prometida estadounidense en el Space Needle, el restaurante giratorio, de la ciudad de Seattle que está a más de 180 metros de altura. Fotos gentileza.

“En el 2020 sin saber lo que se vendría con la pandemia, abrimos un restaurante con mi hermano menor que es sushiman y que estuvo trabajando en el restaurante llamado Osaka. Cuando la pandemia arrasó, Osaka cerró, y a mi novia que es estadounidense su gobierno le mandó de vuelta. Todo se caía a pedazos, con mi novia decidimos mantenernos en una relación a larga distancia hasta saber que iba a pasar y con el restaurante nos mordimos y aguantamos.  Sobrevivimos a la pandemia, nos adaptamos, vendíamos muchísimo con delivery y la verdad estábamos estables financieramente.

“En medio de la pandemia me junté con mi amigazo el chef Bernardo Cantero y empezamos un proyecto al que le llamamos Olla Solidaria y todos los lunes cocinamos para gente que se había quedado sin trabajo, llegamos a cocinar para unas 20.000 personas durante esos meses. Allá por septiembre del 2020 la patrona me dice, mira una vez que se abran los aeropuertos o te venís vos o me voy yo porque esto de la distancia ya no pega.

“Entonces le dije a mi hermano, te quedas con el restaurante y en el primer vuelo que sale yo me voy. Asimismo fue, tomé el primer vuelo en octubre 2020 y me mudé a Seattle, Estados Unidos, sin saber inglés, con mi ropa y sin saber lo que me esperaba de este lado del mundo.

“De pura suerte me conecté con un paraguayo aquí que me consiguió un trabajo en una pizzería. Mi inglés fue mejorando, me animé a aplicar a un restaurante italiano muy famoso en la ciudad, ahí me contrataron Chef Ejecutivo, el dueño es un italiano de más de veinte años de trayectoria, aprendí muchísimo con ellos, fue una experiencia increíble. Luego de eso me llamaron para trabajar en las oficinas de Starbucks, donde estoy hace casi dos años como Chef Ejecutivo, aquí le damos de comer a unas mil personas diariamente, es muchísimo trabajo ya que en un país con tanta gente, hay demasiada variedad gastronómica y tuve que absorber muchísima información a la que no estaba familiarizado, de a poco me hice de conocidos y amigos en la escena gastronómica local y ahora estamos trabajando en abrir a fines de 2024 un restaurante de cocina fusión entre comida sudamericana y cocina del sur de Estados Unidos que es sorprendente similar a la nuestra”, dice finalmente.

 

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