Por cuarta vez, la sommelier Mariela Castro y el chef José Torrijos encaran una cena gourmet a ciegas. Una modalidad que siendo casi como un juego, sin embargo tiene por objetivo expandir el conocimiento de la enogastronomía a través de una experiencia poco común utilizando sólo los sentidos del gusto y el olfato. Nadie puede ver lo que se come y se toma, pero la conclusión que se saca es que se come y se bebe muy rico.
La cena gourmet a ciegas se llevará a cabo en los salones Hotel Crowne Plaza, el miércoles 18 de marzo, a las 21:00. El año pasado, en el mismo local, se realizaron tres eventos similares. Siempre estuvieron a cargo del chef español José Torrijos y de la sommelier chilena, Mariela Castro.
La participación cuesta 350.000 guaraníes y las reservas se pueden realizar llamando al teléfono 021 452682. El evento consistirá en una cena maridaje de seis pasos y los vinos que se presentarán corresponden a Andina S.A., importadora de vinos Premium.
Esta modalidad hace que los participantes no puedan ver ni distinguir los productos que están consumiendo, comidas o bebidas. Siempre son elaboraciones de alta gastronomía y los vinos de alta gama. El efecto se logra con un sistema de luz negra, igual a la que se usan en las discotecas.
El objetivo es que el consumidor, al no poder distinguir con la vista, extreme el uso del olfato y el gusto para tratar de definir lo que está consumiendo. Al forzar el uso de esos sentidos, la experiencia gastronómica se enriquece y deja de ser un mecánico hábito de deglución. De esa manera las sensaciones buscan en el cerebro las explicaciones necesarias y así uno encuentra sabores y olores que de otra manera nos pasan desapercibidos.
La parte lúdica del encuentro viene cuando, después de cada plato, se encienden las luces y el chef y la sommelier muestran y explican lo que se había servido. Se producen sorpresas, recuerdos y reminiscencias. Y también una cuota de asombro al ver cómo en los platos se combinan ingredientes y se mezclan las texturas de manera muchas veces impensadas; y cómo los vinos se pueden maridar, lejos de la conocida regla, blanco con pescados y tinto con carnes.
Pasada la novedad de esta modalidad, ya se hicieron tres ediciones le preguntamos a Mariela Castro ¿qué espera a los comensales en esta nueva edición?– Creo que esta modalidad o más bien, experiencia como preferimos llamarla y que arrancamos el año pasado con José Torrijos no ha dejado de ser novedad. Hemos desarrollado y llevado a cabo un evento único en nuestro medio, es una experiencia que, como tú mismo la describiste una vez con un lenguaje lúdico es una rama de seducción de los sentidos y eso pudimos verlo en tu relato. Eso es lo que buscamos y lo que la gente que nos ha acompañado ha sentido también. El factor sorpresa jamás deja de ser novedad.
Cuando esto empezó la premisa fue, ni una es igual a otra. No realizamos una actividad seriada es decir hecha en serie a través de repeticiones. Somos cada vez una ocasión única. Ni José repite un plato ni yo un vino y pone especial ahínco en la elaboración de sus propuestas.
José es un apasionado de la cocina y de experimentar y jugar con las texturas y por ende las sensaciones y nos hemos encontrado ahí donde yo tengo la sensibilidad de interpretar su pasión y sumarle la mía para construir esta historia.
Hemos tenido gente que ha ido a más de una cena y justamente llegan tal vez temerosos por no saber que les depara y salen excitados por descubrir una variedad infinita de mezclas, combinaciones y sabores que no se repiten jamás.
Nuestras cenas a ciegas son para un goce en libertad de los sentidos, si bien hacemos una explicación tanto de los platos como de los vinos nos centramos, no en marcas, aunque sean todas de las mejores viñas y bodegas reconocidas a nivel mundial, sino justamente en la pasión que buscamos traspasar a los comensales. El buen gusto se educa y se aprende.
Habiendo tanta variedad de vinos, que uno ni a la vista puede atinar a diferenciarlo, ¿qué objetivo se persigue con la cata a oscuras?Es un buenísimo punto y es el diferencial entre tanta cena maridaje que pulula por ahí. Desde que me dedico a compartir el vino, su historia y el saber vino, el leitmotiv fue el de aportar a la creación de una cultura del vino, esa que yo absorbí de mi medio y de mi familia.
Y tocas el punto exacto hay tantos vinos que ni a la vista se diferencian, que el fin no es vender marcas, el fin es lejos de todas esas condicionantes generar la posibilidad de que el vino sea lo que es, una conjunción de aromas, sabores sensaciones y no solamente una etiqueta.
Claro está que todos los vinos que selecciono no son un vino mas, no son vinos masivos, sino fruto de la pasión de las manos que también los elaboran. Busco el vino perfecto a cada una de las propuestas de mi partner entre los cientos de etiquetas con las que cuento, por eso la denominamos como “La experiencia de los sentidos”.
A su vez, preguntamos al chef José Torrijos cuál es el desafío que se fijan con la cena a ciegas después de tres ediciones y nos respondió que para quienes ya tuvieron la oportunidad de asistir a esta experiencia en anteriores oportunidades lo que van a encontrar no tiene nada que ver. “La cena es para todos los que quieran y siempre es diferente”.
Además Torrijos expresó que este tipo de actividad es para él un desafío personal pues le permite desarrollar con mucha libertad su capacidad creativa en la cocina, ya que desde el vamos el define el menú que le gusta, los ingredientes que se van a utilizar así como las técnicas de cocción.