Gastronómicamente hablando. También podría reventar en otros aspectos. Es como La Meca para los empresarios del sector. Un lugar donde podrán resarcir en algo las pérdidas que tuvieron a lo largo del año a raíz de la pandemia. Hay que estar, hay que ir, y llegan proyectos de pequeño, mediano y gran porte. La excelente temporada turística que se avecina hace perder de vista que habrá problemas de servicios básicos, los altos costos y las posibles consecuencias negativas por el covid 19.
DEPENDE DEL CRISTAL. Para Oliver Gayet, presidente de la Asociación de Restaurantes del Paraguay (ARPY) no es negocio instalarse en San Bernardino por los altos costos que demandan el pago de alquiler, y la contratación de mano de obra. Admitió que una gran parte de los restaurantes asociados a la ARPY tendrán presencia este año en la ciudad veraniega. Además mencionó el tema del protocolo sanitario que deben cumplir todos los restaurantes porque esa norma rige para toda la república.
DEPENDE DE LA BILLETERA. Según Roberto Cubilla, directivo de Sky One Real State Latam, empresa inmobiliaria, si uno consigue una casa puede llegar a pagar entre 30 y 40 millones de guaraníes por el mes de enero. Si se desea obtener un local en el centro histórico, alrededor de la Av. Luis Vache o cerca del Club Naútico, los precios se cotizan en dólares y podrían estar entre 4 y 10 mil dólares para el mes de diciembre, ya que en enero y febrero podrían bajar esos niveles.
DEPENDE DE TI. “Hay que salir a buscar. Es como un teatro, si querés estar más cerca del telón te resulta más caro. Para un local gastronómico, si tu foco es la juventud como sería el caso de una pizzería, tenés que optar por el centro, unas cuatro cuadras alrededor de la Panadería Alemana. Pero existe un público mayor que quiere sentarse en un lugar más tranquilo, donde pueda estacionar tranquilamente, hay lugares fuera de San Bernardino, hacia los cerros, por ejemplo”, explica Roberto.
ES COMO LA MECA. Muchas empresas gastronómicas se instalarán en San Bernardino esta temporada. Se estima que habrá una gran afluencia de turistas porque con motivo de la pandemia mundial, muchos optarán por quedarse en el país, en estas vacaciones y San Ber es una de las principales opciones de veraneo. De hecho la ciudad está registrando hace meses una intensa actividad porque mucha gente fue hasta allí para refugiarse de la pandemia y hacer una cuarentena más llevadera.
AL QUE MADRUGA. Adrián Waysburt, propietario de El Porteño, un negocio de mediano porte, hace 50 días se instaló en San Ber, con su oferta de sándwiches y asado a la parrilla. Su local central se encuentra en Asunción, pero en el último fin de semana vendió más en la capital veraniega que lo suele vender en nuestra capital, en todo un mes. Ese atractivo es el que mueve a los gastronómicos y los impulsa a dicha ciudad, pensando que pueden hacer su agosto.
CARAS NUEVAS. Hay locales gastronómicos que tienen presencia en la ciudad desde hace varios años en forma continuada. Pero esta temporada habrá muchas caras nuevas. Como es el caso de la churrasquería O Gaúcho, que va a desembarcar con toda su artillería para tratar de seducir a la ciudad veraniega, no sólo esta temporada sino todo el año. Otro local primerizo, La Vienesa, abrió ayer sus puertas con su oferta “ómnibus”, desayuno, almuerzo, merienda, cena, eventos y repostería. Lo de Osvaldo, también se está preparando con todo para atender en el histórico Hotel del Lago, y los nuevos propietarios de Alma arrastrarán a sus empresas conexas como Negroni, TGI y la Guitarrita. Hay una larga lista que no es necesario enunciar.
TODO PRO, Y LAS CONTRAS… Sí, todo pinta a que San Bernardino tendrá una temporada estival muy concurrida, con un importante efecto derrame a nivel comercial y económico. Ahora bien, se avizoran algunos problemas. El principal sea tal vez la deficiencia que vaticinan para el servicio de agua y energía eléctrica. Tanto ANDE y ESSAP se declararon incapaces de responder al intempestivo aumento de la demanda. Roberto Cubilla, que conoce al dedillo, las necesidades de las unidades inmobiliarias recomendó que cualquiera que se aventure a un proyecto gastronómico debe prever un tanque de 5.000 litros y un pequeño generador de electricidad para cualquier emergencia.
SIN MUCHA LLUVIA A LA VISTA. Y como Roberto también es un respetado pronosticador meteorológico aficionado, nos adelantó que este verano se presentará muy cálido y casi sin lluvias. Con esto los gastronómicos pueden estar tranquilos porque ninguna gran precipitación vendrá para aguar la fiesta de los fines de semana y además no hay peligros de tormentas de verano, esas que tanto derriban los árboles, y dejan fuera de servicio a los transformadores de ANDE. Eso si, faltará agua, por eso en San Bernardino hay una profusa construcción de pozos artesianos.
ALGO PERSONAL. Algo de personal, es lo que falta. Adrián Waysburt miembro de una Comisión de Empresarios y Comerciantes de la ciudad, nos informó que no hay recursos humanos disponibles y los que están aprovechan para aumentar sus pretensiones salariales. Días pasados una de las empresas gastronómicas grandes, hizo un llamado a los lugareños para contratar empleados y muy pocos postulantes se presentaron, por lo que no pudieron todavía llenar las vacancias. Marité Planás, propietaria de La Vienesa comentó que ellos aprovecharon esta oportunidad para reincorporar a los trabajadores a quienes habían suspendido sus contratos a raíz de la pandemia. Pero aún no hay lugar para todos mientras ya tienen nuevos proyectos a la vista.
NO LO HEMOS OLVIDADO. Estamos en pandemia. Y dos cosas hay que considerar. Los locales gastronómicos deben cumplir con el protocolo sanitario que rige para todo el país. Y segundo, si son tan buenas las perspectivas de concurrencia existe el peligro de las aglomeraciones que tanto utiliza el covid 19 para expandirse. En esto también, está como para reventar. Por lo que habrá que extremar eso de tapabocas, lavado de manos y distancia mínima. No sería nada raro que las autoridades establezcan medidas especiales para ciudades como San Bernardino y Encarnación. Si surgen, ojalá que no mate la ilusión de los gastronómicos.