otra visión del salón
Una vista general del salón principal del restaurante Bellagio.

Primero fue Belisario, después Gambini y ahora Bellagio. Tres nombres propios para distintos restaurantes pero en el mismo lugar. En un lapso de cinco años distintas propuestas gastronómicas trataron de aprovechar la magnífica arquitectura de una vivienda del barrio Villa Morra. Y Bellagio quiere aportar un ambiente y un servicio acogedor para atraer no sólo a clientes individuales sino a toda la familia.

El nuevo restaurante se habilitó ya en el último mes del año pasado pero recientemente realizó su inauguración oficial. Después de haber aceitado la máquina y comprobado el funcionamiento óptimo. En la oportunidad, reunió a clientes, amigos y miembros de la prensa para hacer la presentación en sociedad de la nueva empresa gastronómica que viene a integrarse al nuevo corazón de Asunción.

Está ubicado sobre Cruz del Chaco entre Hassler y Eulogio Estigarribia. El local dónde se asienta es una construcción dónde los materiales que predominan son el ladrillo a la vista, la madera, piedras y los pisos rústicos. Casi todo el frente está cubierto de hiedras. Su diseño es original, ni moderno ni vanguardista, pero evidentemente de buen gusto, por lo que seguramente atraía a personas con sensibilidad artística. Allí vivieron Meme Perazo, quién fuera directora del Centro Cultural Paraguayo Americano y Renato Belucci, el reconocido concertista de guitarra.

buena iluminación
Detalle de uno de los salones en planta baja, donde se pueden apreciar numerosos detalles decorativos y cuadros alusivos a Italia.

Después del 2010, no tenemos registrada la fecha exacta, la vivienda pasó a convertirse en el restaurante Belisario, especializado en cocina internacional. En el 2012, tomó la posta el restaurante Gambini, que ya llevó la propuesta hacia la cocina italiana. Y en el 2015, dos jóvenes empresarios Miguel Valiente y Sergio Grisetti deciden incursionar en el negocio gastronómico y compran el restaurante que era propiedad de la brasileña Ana Paula Goncalvez Lippi.

“Mi socio y yo no somos del ramo, somos de otro mundo de las empresas. Compartimos el gusto por la gastronomía y nos metimos en una aventura linda, teníamos aventuras de chicos y ahora aventura de grandes. Ya nos estamos dando cuenta que es desafiante, pero nos gusta”, nos dice Miguel. Por su parte Sergio reconoce: “Una cosa es que te guste la gastronomía y otra muy distinta es que tengas un restaurante”.

“Durante muchos años nosotros vivimos la gastronomía desde el lado del cliente, tanto en Paraguay o en el extranjero, las veces que viajábamos. Por eso sabemos mucho lo que busca y espera un cliente cuando llega a un restaurante. Y eso es lo que tratamos de generar y trasladar de nuestra experiencia hacia los clientes. Buscamos un lugar donde la gente se sienta cómoda, se sienta bien, coma rico y pague un precio justo”, agrega Miguel definiendo los objetivos del restaurante.

Miguel y Sergio tuvieron una oportunidad y compraron Gambini, con todo el equipamiento y los muebles. De ahí es que Bellagio, tiene la misma impronta que su predecesor. Le hicieron un lavado de cara, un “refresh” como se diría en términos tecnológicos y agregaron varios detalles. Lo que sí cuidaron muy bien en hacer, fue que recibieron un asesoramiento integral para montar el restaurante. Desde el planeamiento inicial hasta el reclutamiento del personal, para lo cual contrataron a la firma Parafood Internacional.

asientos y sofas
Un estar a la entrada del salón. La ambientación es casi similar a la que tenía el restaurante anterior pero le hicieron un lavado de cara, cambio de pintura y otros retoques.

Así fue que, centraron la atención en el estilo del menú que decantó por la cocina italiana y mediterránea. Con la modalidad de ofrecer al mediodía un menú ejecutivo, que ya venía ofreciéndose desde la época de Belisario, atendiendo a que en la zona abundan empresas comerciales, financieras y bancos cuyos funcionarios suelen demandar un servicio de esta naturaleza.

“Algunos italianos se sorprendían por la originalidad de algunos platos que no encontraban en otros lugares. Tratamos de traer eso aquí como elemento diferenciador, algunos platos únicos, presentarlos como se venden por allá. Que los italianos se sientan en su casa y que los paraguayos se sientan en Italia”, nos decía Miguel. Precisamente, el nombre Bellagio, lo tomaron de un pequeño pueblo del norte de ese país europeo. Aunque también es el nombre de un importante hotel casino de Las Vegas.

La carta del restaurante no es muy extensa. Tiene su sección de Antipastos dónde no faltan la variedad de quesos, la escalibada, las berenjenas, las bruschettas y el carpaccio.  Después vienen las ensaladas, todas al estilo mediterráneo. Para los platos de fondo hay variedades de carnes: pollo, vacuno, cerdo, pescado y cordero, en diversas preparaciones y finalmente tiene el capítulo de las pastas y los risottos, en una cantidad que no se caracteriza por la abundancia sino más bien por la variedad. La cocina está a cargo del chef Hugo Rivas, quién ya tiene gran experiencia en las hornallas de los restaurantes.

En cuanto a los precios, podemos decir que en materia de entradas y ensaladas comienzan en 40 mil guaraníes y sube de acuerdo a los ingredientes que se utilizan pudiendo llegar a los 100 mil cuando el preparado recurre a los pescados y mariscos. Las pastas y risottos tienen un promedio de 60 mil guaraníes y los platos de carne pueden llegar a los 100 mil guaraníes cuando son de pescados y mariscos y 90 mil los cortes de carne vacuna. No pudimos comprobarlo, pero nos aseguraron que las porciones son generosas.

entrada
La entrada al Bellagio sobre la calle Cruz del Defensor.

El local tiene capacidad para unas 70 personas, incluyendo dos salones privados. Uno que se encuentra en planta alta y otro en planta baja. También existe un pequeño espacio en el jardín interior dónde igualmente se acomodan a los clientes. Cuentan con una pequeña bodega climatizada en dónde tienen vinos de casi todas las cepas y procedencias en especial argentinos y chilenos. Un problema que se arrastra desde la época en que se instaló allí Belisario, es la dificultad para conseguir estacionamiento frente al local. Sin embargo, en breve habilitaron un servicio de valet parking y contratarán espacios en los estacionamientos privados de las inmediaciones para afrontar este inconveniente.

Un detalle que destacar es la importancia que brindan a la atención del cliente. Los propietarios Miguel y Sergio “viven allí” como ellos dicen y se turnan para estar permanentemente en el lugar. Además la selección del personal se hizo con la mayor rigurosidad y lo integra un grupo de jóvenes en quiénes se creó la conciencia de que deben atender a los clientes como si fueran que están atendiendo a los miembros de su familia. Y precisamente, la familia, es el público que están buscando. Hasta ahora los dueños dijeron que les va bien.

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