Cuentan los suizos Rengger y Lompchamp en un libro publicado en Paris en 1828 y reimpreso en Paraguay en 1995, que el dictador José Gaspar Rodríguez de Francia era muy cuidadoso en lo que a su alimento se refería.
Escribieron en “ensayos históricos sobre las revoluciones del Paraguay y el gobierno dictatorío del doctor Francia” que las compras para la comida del día hacía la misma cocinera de Francia. Ella concurría a diario a la plaza, también llamada Mercado Guasú, que se encontraba donde hoy está la Plaza de la Democracia.
La cocinera, al volver, dejaba la canasta con los productos comprados en la puerta del gabinete de su amo, al decir de los autores del libro (recordemos que en la época todavía regía la esclavitud). Francia sale y aparta las verduras, las carnes, las frutas, etc., que se destinará para su consumo.
“Su comida era muy frugal” afirman los suizos que añaden que siempre almorzaba solo. Después de comer, Francia hacía la siesta, luego tomaba su mate (que él mismo preparaba) y fumaba su cigarro.
Cenaba a las nueve de la noche, una comida que “se componía de un pichón asado y de un vaso de vino”.