La ambientación se realizó recordando los dorados años 20. El viejo muelle del puerto de Asunción brindó el escenario propicio para recordar viejas andanzas de los creadores de un antiguo whisky: Johnnie Walker. La música era más moderna, actual incluso. Los bocados eran delicateses. Los invitados provenían de los ambientes más destacados, sociales, comerciales y empresariales. Todo era una excusa para despertar al Johnnie Walker que estuvo 18 años dormitando en cubas de roble.
No podíamos pasar de largo sin referirnos a uno de los eventos más distinguidos que se realizan, año a año en la ciudad. Se trata del Club del Whisky, que presentó hace dos semanas su séptima edición y cada vez va ganando en originalidad, sofisticación, glamour y calidad de la bebida estrella de la noche. Esta vez le tocó el turno al Johnnie Walker, Platinum Label, casi casi el top de la citada marca, cuya presentación estuvo a cargo de Juan Carlos Baucher, quien ofició de anfitrión en su calidad de Brand Ambassador.
La celebración se realizó en los antiguos muelles del puerto. Allí en medio de las negras fauces del agua de la bahía y entre los hierros viejos de los vetustos guinches armaron un ambiente que buscaban remontarnos a la década del 20, a aquellos años dorados. Hombres vestidos como trabajadores de la época, cargando barriles y dando la bienvenida a los invitados; espacios, barras de tragos y bartenders lookeados para la ocasión.
La elección del lugar tenía su explicación. En la citada década Johnnie Walker comenzó a exportarse a decenas de países utilizando preferentemente las vías marítimas. Y en el puerto de Londres se instalaron clubes, pubs, boliches, donde los hombres de mar iban a intercambiar opiniones no sólo de sus viajes sino también de la carga que llevaban. Y las palabras se intercalaban con los tragos y así estos lugares se convirtieron en centros de degustación y discusión acerca del whisky. Y seguro que en aquellas épocas algo de aquello habrá llegado hasta el puerto de Asunción. No lo sabemos, pero sí sabemos que alrededor había un montón de piringundines y barcitos.
Pero haciendo un salto casi centenario podemos decir que en la noche del pasado 7 de octubre sí llegó y mucho el producto del que hablaban en Londres. Los mozos recorrían por doquier ofreciendo la bebida pero en varias partes del espacio habilitado se montaron barras donde los invitados podían acercarse a pedir. Había whisky, tragos y agua, todos en abundancia.
Dos mixólogos internacionales, fueron invitados especialmente para esta edición: Kennedy Nascimento, mejor Bartender de Latinoamérica y ganador del World Class Brasil 2015, y Álvaro Pereira, ganador del World Class Uruguay 2016 y reciente competidor de la final mundial de coctelería en Miami, Estados Unidos. Ellos tenían a su cargo preparar deliciosos tragos de alta coctelería en los que el ingrediente principal era el Johnnie Walker Platinum Label. Dos “monstruos” de la coctelería que fueron convocados nada más que para completar el combo de ofertas de bebidas y para estar en onda con esa tendencia de que las reuniones sociales gocen de la sofisticación de los tragos.
Es que la estrella de la noche: el Platinum Label no necesitaba de partenaire alguno, su sola presencia bastaba para encandilar la atención de los presentes. Según el Brand Ambassador el whisky se toma como uno lo desee, solo, con agua, con hielo o en un trago. Tiene la particularidad de que solo o acompañado no pierde su sabor. ¿Y cómo se degusta nos atrevimos a preguntar? La degustación es un procedimiento técnico por eso el whisky se bebe, porque es una sensación, nos dijo por respuesta. Siguiendo su consejo, le dimos como venía. Y lo mínimo que podemos decir es que era una delicia. Pese a su alto grado de alcohol 40%, en la boca se sentía sedoso, muy agradable y de intenso sabor.
Según las explicaciones de rigor, es dulce al comienzo con un fondo cálido de vainilla y toques de mandarina, se convierte suavemente sobre el paladar en un ligero sabor seco a almendras y malta antes que un final duradero traiga sutiles y elegantes notas ahumadas y cítricas. Así ha de ser, pero después de algunos vasos a uno le es difícil encontrar todo lo mencionado. En esencia, es algo que se justifica probar alguna vez, por lo menos.
Baucher explicaba que muchas cosas afectan el sabor y carácter final de un whisky, desde el tipo de granos y levadura usados en la elaboración, hasta la forma del alambique, la barrica y tiempo de maduración. Pero cumplidas todas las especificaciones técnicas los años de añejamiento, lo eran casi todo. De eso dependía su calidad. Y estamos hablando de 18 años de añejamiento en cubas de roble.
Johnnie Walker Platinum Label, es un blend. “Hace tiempo, algunos whiskies eran reservados por los maestros mezcladores de Johnnie Walker con el propósito de hacer «mezclas privadas». Estas eran mezclas muy especiales entregadas como regalos personales en muestra de una relación excepcional. Fueran para clientes, empleados, socios o amigos, eran muy apreciadas por aquellos que las recibían”. Esa es la esencia del producto.
Bueno, pero no todo fue whisky en la mencionada celebración. La gastronomía también tuvo su participación y nada menos que de la mano de André Magon que preparó algunos deliciosos finger foods que estuvieron a la altura de las circunstancias. En varios casos incluso el Platinum Label fue parte de los ingredientes utilizados en la elaboración de los bocados.
Así fue que pudimos degustar: Gravlax de salmón fresco curado en whisky, sales y especias sobre pan de nueces y espuma Horseradish, brioche de maíz con crema de roquefort francés, teja de almendras con pate de foie gras y arándanos, osobuco con crocante de mandiocas y crema de ajos asados, langostinos envueltos en panko con barbacoa hecho con Platinum Label, y cerdo ahumado con jalea de naranja y Platinum Label.
La sofisticación también estuvo presente en la música que dominaba el ambiente. Los primeros ritmos, los de la bienvenida, estuvieron a cargo de Karen Díaz Benza con un esquema chill. Después Alma Soul le puso un poco más de ritmo a la noche desde el escenario principal. Y el broche de oro estuvo a cargo de la reconocida actriz y DJ internacional argentina, Calu Rivero, quien visitó nuestro país por primera vez y exclusivamente para esa noche.