Hace 16 años que la Churrasquería O Gaucho viene disfrutando de un ininterrumpido éxito. Desde que se inició en el 2001 sobre la avenida Eusebio Ayala experimentó un crecimiento, tanto en su capacidad como en la calidad de sus servicios y hoy día es uno de los principales exponentes de la gastronomía nacional. ¿Cómo logró este suceso? Eliseu Muhl su propietario nos cuenta aquí algunas de sus fórmulas y secretos.
Usar materia prima de buena calidad.
Si no tenes materia prima de buena calidad no vas a poder lograr una buena comida. Personalmente, nos encargamos de seleccionar los insumos que vamos a utilizar. En materia de carne, que es nuestro principal producto, vamos hasta los frigoríficos para seleccionar los mejores cortes, de primera y con calidad de exportación. De antemano, ya están madurando para nosotros, los pedidos que utilizamos posteriormente. Ahora mismo, tenemos preparados, 5.000 kilos de costilla y 5.000 kilos de tapa cuadril y colita, esperando el momento en que serán utilizados.
Permanente capacitación del personal.
Adiestramos constantemente a nuestros trabajadores, ya sea los que están cumpliendo funciones en la producción y los que están en el servicio al cliente. La capacitación no es sólo teórica y práctica acerca de los procesos que ellos tienen que conocer en este negocio. Es también una formación humana, porque para nosotros es importante que se desarrollen como personas. Periódicamente estamos realizando jornadas de couching personal en el cual participamos conjuntamente con los trabajadores, para crear un espíritu de equipo.
Hay que crear una atmósfera especial.
El cliente siempre tiene que encontrar en nuestro local un ambiente agradable. Primero, debe recibir una adecuada atención, que implica no sólo un esmerado servicio sino sobre todo una actitud positiva de parte de los que trabajamos aquí. Los problemas personales no deben traerse ni reflejarse en el trabajo. Esto sería imposible lograr si el personal no se encuentra a gusto en su puesto. Por eso tratamos de cumplir con todas las exigencias laborales y en ese sentido el pago a tiempo del salario es sagrado para nosotros. Hay que formar un equipo de trabajo.
Debe hacerse una reinversión constante.
Esto es casi automático para nosotros. El restaurante es como una ciudad, nunca está terminado, siempre hay algo que podemos agregar para beneficio del cliente. Ahora, con motivo de nuestro aniversario instituimos un premio que consiste en un viaje a Cancún todo incluido, para dos personas con 1.000 dólares de viático. Antes de tener todas estas comodidades, ya teníamos mucha gente, pero hay que renovarse constantemente. Ahora estamos empeñados en habilitar un salón de espera.
La atención debe ser personal.
Este trabajo es presencial. Hay que estar permanentemente. Tiene muchos detalles que hay que cuidar y no se puede delegar el control a un sistema administrativo. ¿Cómo cerciorarse de que existe una atmósfera ideal si uno no está presente?. Hay que sentir el ambiente. Por este motivo, este es un negocio que no se puede replicar, por lo menos en las condiciones que nosotros creemos que debemos prestar el servicio. No va a tener la esencia de lo que somos, una gran familia, un gran equipo, una atmósfera especial de trabajo y de servicio. Pero vamos a estar con nuestro local en la Expo, por tratarse de un proyecto temporal y muy importante.
Hay que lograr el máximo de eficiencia.
Aquí tenemos un techo, que es el precio. No se puede cobrar cotidianamente más de 100.000 guaraníes por persona para el servicio que prestamos. En algunas fechas especiales se cobra un poco más. Para convivir con esto, tenemos que tener el máximo de eficiencia, para abaratar nuestros costos y hay que aceitar la máquina de producción. Hoy tengo menos personal que antes, lo reduje en un ocho por ciento, porque el personal se volvió más eficiente, más ágil, me rinde más. Si no me administro bien, no voy a ser sustentable, tengo que caber en el bolsillo del cliente.