Después de ocupar más de 70 años, la esquina más emblemática de Asunción, el Lido Bar se arriesgaba a mudarse de local con la incertidumbre de saber si la clientela iba acompañarla de igual. A poco más de una semana de apertura en su nueva ubicación, la respuesta del público es excelente. Además, el edificio que ocupa vino a llenar las expectativas, funcionales, estéticas e históricas, cuya remodelación estuvo a cargo de un especializado estudio de arquitectura.
En los últimos meses del 2020, el Lido Bar tuvo que afrontar un pedido de aumento de alquiler por el local que ocupaban en Palma esquina Chile. El monto era muy elevado pero el principal problema que tenían es que en ese lugar no podían ampliar el negocio, la capacidad de producción ni la atención al cliente. De no ser porque surgió la posibilidad de sacar mesas a la vereda, el negocio hubiera eclosionado.
Pese a que esa ubicación le permitía al Lido Bar obtener una gran recaudación diaria, sus propietarios (es una sociedad con varios miembros) comenzaron a estudiar la posibilidad de mudar de local con todo el riesgo que eso suponía. Ya en aquella fecha habían ubicado el lugar ideal que cumpliera con el requisito de que esté ubicado en el centro de la capital cerca de la esquina de Palma y Chile. Inicialmente, solo pensaban mudar el sector de producción (la cocina), pero luego no sabemos como se precipitaron las cosas.
El conflicto por el alquiler se enfrió durante el desarrollo de la pandemia y mientras tanto los propietarios de El Lido Bar ya habían decidido que la esquina de El Paraguayo Independiente e Independencia Nacional iba a ser el lugar donde irían a ubicarse. El edificio que allí estaba era ocupado por una dependencia de la Policía Nacional, pero el propietario del inmueble era el Ateneo Paraguayo.
Para desarrollar el nuevo Lido Bar decidieron contratar los servicios de un conocido estudio de arquitectura (Estudio C) especializado en la construcción de locales gastronómicos a cargo de la joven profesional Verónica Centurión. “El proyecto proponía varios desafíos. Reestructurar un viejo edificio que no estaba destinado para eso y darle la funcionalidad que requiere una producción gastronómica y combinarlo con la experiencia que debe recibir el cliente. Desde la arquitectura teníamos que tomar como referencia histórica el hecho de que ese inmueble era la casa de Carlos Antonio López, pero haciendo que la propuesta final contemple en la fachada ese detalle con reminiscencias de los que era el Lido Bar”, explicó la arquitecta.
El edificio tiene tres niveles. En planta baja está el salón principal y el sector de producción. El detalle característico es que cuenta con la barra circular. Se construyó con el mismo tipo de granito que utilizaron en Palma y Chile. De un lado los clientes y del otro, el sector de servicio y de producción. En esta última zona, está ubicada la cocina, las cámaras frigoríficas donde se tuvieron en cuenta los flujos de circulación para una mejor operatividad.
En el segundo nivel, se encuentran las oficinas administrativas y está preparado un tercer nivel para que allí funcione un salón de eventos y el cuarto nivel servirá para una terraza. Estos dos últimos niveles serán encarados en una segunda etapa del proyecto. La obra de readecuación edilicia llevó 10 meses de trabajo a ritmo intenso.
El frente del nuevo local se hizo en ochava para semejarse al viejo que estaba en Palma esquina Chile. La proporción de la fachada, el ritmo y la secuencia de las aberturas se diseñaron siguiendo el modelo que tenía la antigua colonial que allí existía y que era la residencia de Carlos Antonio López. Se utilizó un adorno (cenefa) en el mismo sentido del Lido Bar (Palma y Chile) como haciendo un juego con las barandas que tenían la construcción colonial.
Dicho esto. El nuevo Lido Bar es un local más moderno, más cómodo y funcional que el anterior. La oferta gastronómica es la misma. Restaba por saber, si la clientela iba a responder de la misma manera. El resultado es que tiene más clientes ahora, según nos confirmó Sigrid Forster, gerente del Lido Bar. En los horarios principales, almuerzo y cena, es difícil encontrar lugar, según lo hemos confirmado. Como también hemos confirmado que a las 15:30 (horario no habitual), del viernes pasado también estaba lleno.
Actualmente, el Lido Bar tiene capacidad para 50 personas sentadas en la barra principal, más otras 15 personas sentadas en las barras y mesas paralelas. El predio donde está asentado tiene espacios al aire libre en el interior, donde ubicaron otras 26 mesas que también vimos que estaban ocupadas. El terreno tiene unos cuantos espacios para estacionamiento de vehículos. El horario de atención es de lunes a lunes de 06:30 a 24:00.
Todavía es prematuro hacer un vaticinio definitivo a futuro. Dependerá del público, para ver di da su espaldarazo al nuevo local o quedarse con el contenido histórico del anterior, donde uno comiendo una empanada o una mila de carne podía ver pasar los acontecimientos en nuestra ciudad.