Una señora que creó un vino Orgásmico

9 octubre, 2019
Fabiana Bracco Bosca, propietaria de una bodega en el Uruguay que presentó sus vinos en Paraguay.

Fabiana Bracco Bosca, propietaria de una bodega en el Uruguay que presentó sus vinos en Paraguay.

Es bastante atrevido. Incluso el solo hecho de mencionarlo. Ella prefiere llamarle disruptivo. El nombre del vino es Orgásmico y ella divertidamente cuenta que también lo es por efecto porque cuando se acaba, los comensales le piden más, más… No tuvimos la ocasión de pedir más, ni siquiera de probarlo porque las pocas botellas que lanzaron se acabaron en un mes y medio. Y lo que nos alcanzó fue el relato. Pero queda pendiente la promesa de que estará disponible en el mercado en una próxima producción.

Esta anécdota pinta de cuerpo entero a Fabiana Bracco Bosca, una uruguaya que después de andar casi toda la vida detrás de vinos ajenos decidió hacerse cargo, en el 2016 de la pequeña bodega familiar que sus padres tenían en Canelones, en la costa Atlántica uruguaya. “En mi bodega he logrado realizar cosas que son muy locas” dice a manera de explicación y justificación. Es que en las bodegas tradicionales donde trabajó y aun trabaja es muy difícil ser muy disruptivo.

Vanguardista pero tradicionalista a la vez, siempre tuvo el impulso de hacer cosas diferentes. De ahí es que inventó el vino Orgásmico. Un vino licoroso hecho en base a un tannat, la cepa insignia del Uruguay, algo parecido al Malamado hecho con malbec, por Zuccardi en la Argentina. El éxito que tuvo fue inmediato y la pequeña producción que tuvo se acabó totalmente. Ahora están nuevamente en proceso de producción.

Bracco Bosca eligió la palabra Ombú como etiqueta de sus vinos. De izquierda a derecha: el Moscatel, el Sauvignon Blanc, el Tannat clásico, el tannat blend y el tannat Reserva.

Bracco Bosca eligió la palabra Ombú como etiqueta de sus vinos. De izquierda a derecha: el Moscatel, el Sauvignon Blanc, el Tannat clásico, el tannat blend y el tannat Reserva.

Pero la osadía de Fabiana con los vinos, no sólo se limita a lo Orgásmico sino que también se atrevió a producir un moscatel seco. Es decir, no dulce, lo cual va totalmente contracorriente como es su costumbre. Este vino sí, tuvimos ocasión de probar y resultaba por demás curioso, que tuviera un dulce aroma, un olor sabroso, pero que cuando llegaba a la boca el dulzor desaparecía por completo y se convertía en otro vino que era imposible asociar con el moscatel acostumbrado.

Bracco Bosca no se anda con chiquitas a la hora de ser disruptiva. Por eso, la pequeña bodega que posee en el Uruguay está pintada a la manera del Street Art. Un enorme mural que cuando uno lo ve da la impresión de que está frente a una discoteca y no frente a una bodega. Claro, que no tiene pintado cualquier cosa. En las paredes se refleja una vieja historia de la zona. Un gran ombú en cuyas raíces se guardó un gran tesoro, la gente lo prefería así antes que guardar el dinero en el banco.

De todo esto nos enteramos porque Fabiana estuvo en nuestro país presentando sus vinos en un almuerzo realizado en el restaurante Mburicao. Ella es una conocida del Paraguay porque es como la punta de lanza del vino uruguayo en nuestro país. Hace ya varios años estuvo aquí trayendo en sus maletas los vinos de la bodega Pisano, donde trabajó durante 10 años. También fue la responsable de la introducción de los vinos de la bodega Narbona, empresa en la que sigue trabajando.

Tiene una relación especial con Paraguay. Además  Hay un desafío personal y una promesa con Franklin Kennedy (London Import) para que nuestro mercado entienda, respete y aprecie los vinos del Uruguay. “En Paraguay hay un crecimiento en el conocimiento del vino, se está llegando a un punto de maduración donde realmente hay un aprendizaje y hay interés en seguir aprendiendo y es uno de los mercados donde a nosotros nos encanta estar donde podemos aportar cosas distintas. Los mercados tradicionales son difíciles para Bracco Bosca para hacer algo porque  están enfocados en lo mismo de siempre”.

Ella lleva el vino en la sangre, literalmente. Sus abuelos paternos y maternos fueron bodegueros. Se especializó en relaciones internacionales y marketing. Eso le llevó a recorrer numerosos países vendiendo vino. Es una experta. Le facilita el hecho de que habla varios idiomas: alemán, francés, inglés, italiano, portugués. Habla hasta por los codos. Es muy extrovertida. Hasta que en el 2016 se hace cargo de la bodega familiar y comienza a producir sus propios vinos. En tan corto tiempo, ya exporta a casi 18 países. Inglaterra y Alemania son sus principales mercados.

Ojo de bife con chimichurri y mandioca la provenzal. El plato del Mburicao elegido para maridar el tannat blend. Una delicia, el plato... y el vino.

Ojo de bife con chimichurri y mandioca la provenzal. El plato del Mburicao elegido para maridar el tannat blend. Una delicia, el plato… y el vino.

Algunos de sus vinos ya recibieron premios y distinciones internacionales. Su tannat clásico recibió el primer premio en un concurso sub30 en el Uruguay y su cabernet franc está considerado como uno de los mejores de América Latina. La bodega Bracco Bosca es chiquita. Produce 80 mil litros al año y tiene 11 hectáreas de viñedos propios, ubicados cerca de la costa Atlántica, con un clima bastante propicio para la producción vitivinícola. Tiene plantaciones y producciones de vino tannat, petit verdot, merlot, sauvignon blanc, moscatel y cabernet franc. Sus vinos tienen muy poca intervención. Se concentran en la calidad de la uva. Solo el tannat Reserva pasa seis meses en barricas de roble.

El tannat es la cepa primordial de Bracco Bosca, producen tres etiquetas diferentes con esta variedad. “Hemos logrado un tannat mucho más tolerante, refinado y fácil de tomar, sin perder la estructura ni la personalidad de esta cepa”, nos dice finalmente Fabiana. Y lo pudimos comprobar durante el almuerzo maridando cada uno de ellos con las propuestas del Mburicao: risotto, ojo de bife y cordero.

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