Julio recordaba las ricas tortas que le preparaba su abuela. Le pidió que le enseñe como hacerlas y cuando aprendió salió a vender tortas, incluso en los ómnibus. Esa es la manera que él encontró para tratar de financiar su sueño: el sueño de ser piloto de la aviación comercial. Tiene que completar 300 horas de estudio, cada una de las cuáles cuesta 800 mil guaraníes. Piensa que para el 2016 podrá presentarse para optar por la licencia.
Todos los días Julio va al aeropuerto, para ver si puede volar con algún piloto. Por eso, no quiere tener un trabajo fijo. Mientras, da cursos de idiomas, hace y vende tortas. Su historia saltó al tapete luego que el músico Rolando Chaparro levantó un video con la historia de Julio en su fanpage y de allí vinieron notas en ABC y Ultima Hora.
“Desde que tengo memoria, recuerdo que mi abuela hace unas tortas riquísimas. Me resultó muy fácil aprender y así empecé a vender entre mis familiares y amigos y a todos les gustaba. Un día le dije a mi mama que iba a vender en el colectivo y me dijo que no lo haga, que estaba bien vendiendo entre los amigos y la familia”, nos dice Julio.
Los ingredientes que utiliza para elaborar sus tortas son: harina, manteca, huevos, azúcar y leche. Es el bizcochuelo como vulgarmente la conocemos. Julio vende las tortas en 35.000 y 40.000 guaraníes cada una. La primera vez que subió a vender en el colectivo tuvo mucho éxito pero en la segunda oportunidad ya no fue tanto. “Ahora, vendo desde mi casa, recibo los pedidos, preparo y las personas vienen a retirar”, nos comenta.
¿Si necesitas 300 horas de clase a 800 mil guaraníes cada una, necesitarás vender muchas tortas para costearte los estudios?, preguntamos y allí él pasa a contarnos su historia.
Nació el 24 de noviembre de 1987, realizó sus estudios primarios en el Salesianito y los secundarios en el Colegio Gutenberg. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Filosofía de la UNA y dejó los estudios para realizar cursos privados de locución y oratoria. Desde los 20 años comenzó a involucrarse con la música y estudió batería, guitarra, bajo y canto y hasta los 23 alternaba con trabajos de oficina.
Cuando cumplió los 23 se enteró que la empresa de aviación Emirates iba a reclutar jóvenes que hablan inglés para ir a Dubai, como tripulantes de la cabina de pasajeros. Se presentó quedó seleccionado y fue a Dubai a trabajar, durante dos años y cuatro meses. Una vez allí se interesó en empezar a estudiar para ser piloto.
Finalmente decidió volver a Paraguay por las siguientes razones: estudiar para ser piloto era mucho más económico acá, llevaba ya mucho tiempo fuera del país y estaba cansado del ritmo de trabajo siendo tripulante de la cabina. Así que decidió volver al país y llegó en agosto del 2013.
“Empecé a estudiar en PZ Flight Academy el curso de Piloto Aviador Civil. Con mis ahorros pagué todo el curso que cubre las primeras 40 horas que necesito”, cuenta. La primera licencia es la de aviador civil con 40 horas, luego con 60 u 80 horas se puede obtener la licencia para realizar vuelos por instrumentos (nocturnos). A las 100 o 120 horas estás habilitado para volar aviones bimotores y a las 200 podes hacer el curso de piloto comercial de una aerolínea.
“Entonces mientras voy haciendo mis primeras 40 horas que ya las tengo pagadas, me propuse trabajar independientemente para ir recaudando y poder pagar a partir de la hora 41 hasta la 300”. Julio ofreció sus servicios como profesor de idiomas (inglés, portugués, italiano y francés) pero no tuvo éxito y así fue que se decidió por la venta de tortas.
“Hay dos formas de juntar las 300 horas, una es pagando y otra es yendo a los hangares a ver si hay algún piloto que esté por salir a volar y necesite un copiloto y me lleve. Así también voy sumando lo que necesito. En el caso de que no consiga volar con nadie en 4 semanas seguidas, si vendo 5 tortas en la semana, junto 200 mil, y en un mes ya tengo para pagar una hora de vuelo”, dice esperanzado.
Julio todos los días va al aeropuerto porque hay pilotos que salen a volar todos los días a distintos destinos del país. “Cuando tenga 40 horas y la licencia, podré ser copiloto de alguno de ellos y así también voy a ganar las horas que necesito para presentarme a una aerolínea. Si voy de copiloto quizás tampoco me paguen a mí, pero al menos no tengo que pagar tampoco 800 mil por cada hora, y quizás en un vuelo con algún Comandante puedo hacer 4 o 5 horas.”
¿En cuánto tiempo crees que si llevas un buen ritmo podrías ser piloto de aerolínea?
Para el 2016 quiero presentarme.
En pocas semanas cerca de 1.000 personas se agregaron a su página en facebook y le escribieron desde Canadá, Estados Unidos, México, Nicaragua, Guatemala, Venezuela, Perú, Brasil, Argentina, España, Holanda, Alemania, Austria, Suiza, Italia y Japón. E incluso recibió ayuda de algunos de esos países.
Finalmente dijo: Muchas personas se sintieron inspiradas por mi historia a retomar sus sueños, y encontraron motivación para hacer lo que quieren saltando obstáculos, y eso me pone muy contento y le agradezco a Dios poder ser ejemplo para jóvenes de nuestro país.