Casi siempre abordamos en esta página reseñas o referencias de restaurantes o de cocineros. Pero ahora vamos a poner el foco, al otro lado del mostrador, en el cliente. Y aprovechamos para ello la mirada del chef argentino Ignacio Bettinsoli, quién después de años de ejercicio profesional en España creó una página web y tiene un blog, donde a la manera de libro de bitácora resume sus experiencias.
Y en una de esas intervenciones, describe las situaciones embarazosas que los responsables de los restaurantes tiene que pasar para atender a los clientes. Así realiza una descripción de los distintos tipos de clientes con los que se pueden encontrar en los restaurantes, más que nada para que sirva de ayuda a quienes tienen que atenderlos.
Pero sirve también de ayuda, para ver cómo nos ven a nosotros los clientes y de seguro que podemos identificarnos con algunos de los tipos descritos. El artículo hace referencia a un cliente de España, pero muy bien puede aplicarse a nuestra realidad.
1) El cliente Indiferente:
A este tipo de clientes no les importa mucho lo que tengas que ofrecerle ya que su propósito es pasárselo bien con sus amigos. Cuantos más sean en el grupo más difícil será que se pongan de acuerdo. Deberás tratarlos, dejándolos a su aire y una vez ya todos decididos tómales la comanda. Puedes empezar, para ganar tiempo, por las bebidas mientras terminan de decidirse.
2) El cliente Lento:
Un perfil que se cree estar en su casa en vez de un restaurante. Ten en cuenta que él ya sabe que es lento y seguramente ya le han tratado en otros restaurantes y no de la mejor manera. Se educado, mantén la distancia y evita gestos confusos con tus compañeros ya que podría malinterpretarlos. Te repito, él ya sabe que tiene unos ritmos más pausados, así que no le des opciones a la mala interpretación. Por otra parte pueden llegar a ser clientes muy fieles si les das su espacio.
3) El cliente Reservado:
La discreción es su forma de vida. No le gustan los tonos elevados ni confraternizar contigo. El perfil de camarero ideal es: alguien educado, de voz suave y tratos exquisitos. Por lo general son rutinarios: la misma mesa, a la misma hora, los mismos días y casi siempre los mismos platos. Un buen ejemplo de éste perfil -de cuello blando- lo encontrarás en los menús de mediodía. Con el tiempo reconocerás sus gustos y preferencias, y sus tiempos.
4) El cliente Dominante:
Es el líder de la mesa, pide por todos y sus ansias de protagonismo lo delatan. A la hora de recomendar ve con cuidado, ya que por norma, si a él no se le ha ocurrido, no lo va a aceptar. El contacto visual será tu forma de comunicarte –y te lo agradecerá aunque no lo diga- ya que a cada instante algo necesitará. El trato debe ser muy educado y tu lenguaje verbal claro y conciso para evitar problemas.
5) El cliente Indeciso:
Es el típico cliente que suelta la típica frase: “Ay, es que me gusta todo… por eso es tan difícil”. No te preocupes, es fácil de llevar. Acá podrás lucirte con tus habilidades de persuasión. No olvides: Las riendas las llevas tú. Sólo tienes que hacer un pequeño y rápido examen sobre sus gustos y preferencias para descartar y aconsejar a tu cliente de la mejor manera. Pregúntale, una vez que haya probado el plato, si todo está correcto. Y no olvides de ofrecerle cambiarlo si no es lo que esperaba. Si el cliente siente que te preocupas porque todo esté de su agrado, él se sentirá especial. Y tu trabajo habrá valido la pena.
6) El cliente Foodie:
“Los foodies han venido para quedarse” decía Julia Pérez Lozano y nada más lejos de la realidad. Esta raza, en creciente evolución, buscará aprender absolutamente todo. Ten en cuenta que son principiantes, sin embargo están muy informados y disfrutan sinceramente. Se animarán a probar todo lo que les digas, con lo cual, dedícales el tiempo necesario. Muy fáciles de impresionar y siempre bien agradecidos. Recuerda que para los foodies el acto de comer siempre va acompañado de una observación analítica sobre la velada.
7) El cliente Desconfiado:
Si existe un tipo de cliente difícil de agradar éste es el ejemplo. Por norma siempre desconfiará de las recomendaciones que le digas. Si se le recomiendas la sugerencia del chef pensará que son las sobras de los días anteriores. Si le sugieres el atún lo descartará por su precio algo elevado. En definitiva, un cliente que pide que le demuestres que puede confiar en ti. Tu habilidad consistirá en hacer que elija lo mejor de tu carta y tratarlo con mucha mano derecha. Una vez que ya esté comiendo y que haya comprobado que no lo has engañado verás como su forma de dirigirte hacia a ti cambiará. En ese momento ese cliente ya es tuyo para siempre.
8) El cliente Vanidoso:
Requieren de muchísima mano derecha. Su éxito en la vida hace que sus hobbies apunten hacia el glamour de la gastronomía y sobre todo hacía los brebajes espirituosos. Un viaje por la Toscana y una hora y media en una bodega -chupando y no degustando vinos- es suficiente para dárselas de “experto” frente a sus invitados. Ten en cuenta que le gusta presumir, así que ya lo sabes: no le contradigas y deja que él lleve las riendas. A no ser que la elección sea una absoluta incoherencia. Por otra parte no olvides que, como tiene que mostrarse frente a sus invitados, podrás venderle lo que quieras ya que no querrá quedar como lo que es, un snob que sólo pretende agradar a los demás.
9) El cliente Locuaz:
Es el cliente que todo restaurador quisiera tener. Le gusta mantener conversaciones y saber todo de los integrantes del restaurante. Los llama por su nombre y los trata a todos por igual. No es raro que abstraiga a más de un camarero y algún que otro cocinero con su simpatía en medio de un servicio. La confianza mutua es lo que busca.
10) El cliente Impulsivo:
Es el tipo de cliente que ansiamos siempre tener. Ojala hayan más como ellos. Es totalmente pasional y sus impulsos pueden con él. Depositarán en ti su confianza a la hora de aconsejarlo.
11) El cliente Crítico:
Nunca nada le parece bien. Las nimiedades son su forma de divertirse para sentirse importante sin diferenciar la categoría del restaurante que visita. Si te pide el solomillo al punto, te objetará que ese punto en no es el punto con el que él está acostumbrado. Que si el courant de chocolate, con qué calidad y con qué cacao está hecho. Que si el haz luz de led, en vez de un ángulo de apertura de 45 grados porqué no uno de 30 grados. En fin, muy difíciles. Deberás estar muy atento a sus exigencias. Ganarse su confianza cuesta tiempo, así que ya lo sabes, cordialidad, atención, buenos modos y mucha paciencia.
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