No toda la gastronomía era parrillada, en las últimas décadas del siglo pasado. Había propuestas de cocina internacional. Y uno de los que se destacó en esa tendencia era el restaurante Amstel. Así lo recordaba el diario ABC, en la serie de notas que publicó en el año 1978, bajo el título de La cena fuera de casa.
«El Amstel es un pequeño río de Holanda que pasa por la ciudad de Amsterdam. En nuestro medio se llama así un restaurante ubicado sobre la avenida República Argentina. El nombre, seguramente, le habrá sido dado por el primer dueño del local, que fue un holandés. Actualmente tiene otro propietario y es un restaurante internacional.
El local está decorado con algunos motivos de los Países Bajos (suecos, por ejemplo), réplicas de escudos hechos en madera y algunas pinturas al óleo. Claro está que el salón comedor prácticamente no se utiliza en la temporada veraniega. Por ello, las mesas están dispuestas en el jardín.
El mobiliario es rústico. Las sillas, por ejemplo, son de vaqueta. La mantelería, la vajillla y la cristalería son impecables. El servicio de mozos es aceptable.
La carta del Amstel es bien nutrida. Comprende diversos platos dentro de los rubros de entradas, sopas, carnes, aves, pescados y pastas. La descripción delos platos está en inglés.
Para comenzar la cena, la lista ofrece varias posibilidades Dejando de lado los platos tradicionales, se pueden elegir otros, como el salmón rosado, o surubí en escabeche o langostinos. El surubí en escabeche es sencillamente delicioso. La salsa tiene una acidez adecuada sin que llegue a ser excesiva. Por este plato se pagó, 290 guaraníes. Los langostinos pueden pedirse, según la carta, con salsa golf o el llamado cóctel (que también tienen salsa golf). En ambos casos se paga 1.100 guaraníes. El cóctel es exquisito. Solo es cuestión de animarse a pagar lo que por él se pide.
Como platos de fondo, la casa ofrece sus especialidades. Se trata de la lasagna (380 guaraníes el plato) y las fondués. La de queso cuesta 700 guaraníes y la de carne (a la bourguignonne), 600.
Para los platos de fondo, una posibilidad recomendable es el pollo «Amstel». Es una porción del ave cocinada al horno con una salsa de cerezas al maraschino y almendras. Por este plato se pagan 390 guaraníes. Otro plato de pollos es a la portuguesa que cuesta 290 guaraníes. También pueden pedirse otras variantes en materia de pollos y platos de pato y pavo.
Si se quiere carne de fondo, se puede optar por el Chateaubriand, por el que se paga 500 guaraníes. Hay además una extensa lista de platos de carne, principalmente de lomito en distintas formas. Cuando el cronista visitó el Amstel el mozo ofreció, fuera la carta, riñoncitos al jerez con arroz. Es un plato exquisito, del cual la esposa del cronista da fe. Cuesta 350 guaraníes.
De entre los platos de pescado, se destaca el surubí al Roquefort, que tiene un precio de 290 guaraníes. Y más aún, es de notar la cazuela de langostinos, cuyo precio trepa a la nada desdeñable suma de 1.300 guaraníes.
En cuanto a los vinos, hay toda una gama de posibilidades para elegir. Un ejemplo medio es el Castel Chandon -argentino por el que se paga 600 guaraníes. La bodega del «Amstel» cuenta con otros diversos vinos argentinos, chilenos, españoles, franceses, portugueses y alemanes.
Llegada la hora de los postres puede pedir simplemente una macedonia de frutas que cuesta 100 guaraníes, o bien, puede elegir una «mousse au chocolat » que cuesta 150 guaraníes. Otra opción es el apfelstrudel» -pastel de manzanas- por el que también se paga 150 guaraníes. Otra opción más refinada es el «Crepe Suzette» con su singular mezcla de licores. Este panqueque cuesta 380 guaraníes.
Sin no quiere comer un postre, otra posibilidad de un dulce fin de la cena es una taza del Capuccino. Lo preparan con café, crema y canela. Cobran por él 130 guaraníes. La tacita de café cuesta 50 guaraníes y la de tamaño mayor, 60.
La cena en el «Amstel» se desarrolla con una adecuada música funcional de fondo. El ambiente es agradable y se combina con una excelente cocina. «