bruno peroniBruno Peroni, tiene 38 años, es abogado y escribano, se recibió con notas excelentes y trabajo algunos años en el estudio jurídico de su padre, donde tenía un futuro asegurado como profesional del Derecho. Pero no era feliz y un día, dejó su profesión, su futuro, vendió todo lo que tenía, abandonó su casa y también a su novia. Se fue a vivir solo en una ciudad que no conocía, para tratar de hacer realidad el loco sueño de ser cocinero. Esta es su historia.

Desde chiquito Bruno entraba a la cocinaba para curiosear lo que allí se hacía. Metía su cuchara cuando la señora que trabajaba en la casa preparaba el pastel mandió. La nona Micha, todos son descendientes de italianos, hacía todo un ritual, cuando preparaba el dulce de leche, el dulce de mamón.

“Hacía la ricota italiana que pocos saben hacer y que tienen esa tradición. Nosotros comíamos ricota con miel de abeja, ricota con pasta, siempre comíamos cosas muy caseras. Siempre estuve en la cocina. Pero cuando me tocó el tiempo de decidir, yo no tenía otra en realidad. Mi papa siempre me dijo,»hijo quiero que seas abogado, pero tenes que ser lo que quieras ser, pero tenés que ser el mejor en lo que sea”. Yo no tenía opción, no sabía que me gustaba en realidad.”

Con un estudio jurídico grande a su disposición, Bruno aprovechó la opción y estudió Derecho y también Notariado. Se recibió con un promedio de 4, “pero con mucho sacrificio porque no me gustaba”.  Ejercer era lo más difícil, porque debía pelear con el juez, con el forense, con el fiscal, con el ujier, con todo el mundo para ganar el pan de cada día. “Me recibí, ejercí y la verdad es que no estaba muy feliz para nada”.

¿Cómo se dio el cambio?

«Fue un proceso, siempre cocinaba para los muchachos, era el que organizaba el asado, compraba toda la carne, la mandioca. Yo siempre era el que reunía a la gente y eso también me gusta de la cocina, por eso lo hago. Nos íbamos de vacaciones en cuatro autos, entre 11, 13 y  todos los días hacía la cena a mis compañeros de colegio. Ellos felices, porque no les hacía cenitas, compraba camarones, bichos o hacía strogonoff de pollo, cosas ricas. Entonces ellos decían: Peroni dedicate a esto, demasiado bien cocinas.

Esa fue una de las cosas que le hicieron pensar. Otra fue que siempre veía programas de cocina en televisión y sus ídolos eran:  Rodolfo acá y Ariel Rodríguez Palacios en Argentina. Veía, todos los programas de cocina de Utilísima, el español Arguiñano le encantaba. Y un día le dijo a su mamá: Madre me encantaría hacer lo que hace este señor Ariel Rodríguez Palacios.

EL SUEÑO LOCO

Y así varias cosas se juntaron en la cabeza de Bruno, hasta que un día explotó y su madre que le  vio muy mal le recomendó ver a un profesional amigo de la familia. “Entonces fui a hablar con él, largo y tendido, y luego de tres o cuatro sesiones, el me dijo “quiero que para la próxima semana me traigas escrito en un papel un sueño loco que vos querrías realizar en tu vida”. Y así lo hice, escribí en el papel, llegó la siguiente semana y le entregué. Y al verlo me miró y me dijo: que esperas. En el papel decía: quiero ser cocinero y vivir de esto. No quiero ser más abogado porque no me hace feliz.

“Allí empezó una revolución en mi cabeza, o soy feliz o tengo plata o soy infeliz. En ese momento decidí  y lo dejé todo. Vendí todo lo que tenía, deje novia acá. Mi actual esposa no es la chica a la que tuve que dejar. Dejé todo y me fui a una ciudad que no conocía y me fui a vivir solo. La pasé muy mal los primeros tiempos, pero valió la pena, porque ahora soy feliz haciendo lo que hago”.

Le pidió consejos a Rodolfo Angenscheik, quién le sugirió estudiar en el IAG de Buenos Aires porque era uno de los mejores institutos de América Latina. Así fue que en el 2004, Bruno fue a estudiar con su ídolo Ariel Rodríguez Palacios. Estuvo allí dos años y recibió su tecnicatura y hoy es técnico homologado. Trabajó en un restaurante de Palermo Soho y después apareció la oportunidad de trabajar en el Alvear Palace Hotel, uno de los más distinguidos de la capital argentina.

“Yo no me quería ir porque el trabajo era para la parte de dulceS, pero era una oportunidad que no podía desaprovechar. Aprendí la parte de dulce, a los tumbos, y aprendí que me gustaba mucho trabajar con dulces porque es algo muy tranquilo y yo soy muy tranquilo. Ahora cuando me preguntan en que gustaría trabajar: yo digo en dulces, porque en dulces vos haces todo, metes en el congelador y esperas, que se sirva y listo, espectacular es”.

Volvió a Asunción después de cuatro años cuando el IGA abrió aquí su sucursal y le aceptaron como profesor. “Así que soy profesor fundador del IGA y nunca me desligué porque ellos me abrieron las puertas y dieron la oportunidad, mi primer trabajo aquí en Paraguay. Hice asesoramiento en varios lugres para varias marcas. Con Marcela Montero hice todo lo que se comía en la Havanna y Freddo, por cosas de la vida volví a la docencia otra vez”.

Muchas personas se le acercaron con propuestas para negocios gastronómicos pero como Bruno se declara un desastre con los números, necesitaba alguien que fuera de confianza y que a la vez tenga habilidades en administración. ”Se me acercó Claudio Ardissone, amigo de infancia, y me dijo no queres abrir un negocio conmigo, vamos a hacer esto y esto y me encantó la idea y armamos el negocio en cuatro meses”.

Hace un año, que abrieron LA POSTA, gourmet casero (Agustín Barrios entre San Rafael y Melvin  Jones). Primero solo era para delivery y después habilitaron un local para el público.  El objetivo era tratar de solucionar el problema de muchos oficinistas y amas de casa que no tienen posibilidades de cocinar, ofreciendo una comida de estilo casero y a muy buen precio. El día que le hicimos la nota en el menú figuraba: marinera de pollo y albondiguitas laigth al pomodoro, por sólo 15 mil guaraníes, a lo que debía agregarse el precio del delivery. “Estaba faltando algo bueno, rico y barato, algo de la casa, por eso puse el nombre  de Gourmet Casero”.

¿Esto satisface esas ansias que tenías de vivir de la cocina?

No sé si querría vivir de la cocina. Vivir de la cocina es un complemento. En realidad es hacer lo que te gusta. Compartir, es lo que más gustaba de la cocina y que no podía hacer con Derecho, reunir a la gente querida. Eso es lo que uno hace cuando cocina. Cuando vos cocinas, la gente quiere comer bien y  eso es un aglutinador. Vos juntas gente, gente querida, para pasar bien y vos haces feliz a la otra persona, es como si le metieras felicidad por el estómago a la otra persona, por lo menos por un momento le haces olvidar de sus problemas.

Pero vos te especializaste en un instituto prestigioso, donde seguro habrá aprendido a cocinar gourmet “fashion”, por qué lo de gourmet casero?

Yo podría hacer cosas fashion, yo fui chef del Mburicao, un año, le gustó a la gente, estuve super bien,  pero no era yo,  yo hago algo simple nada estrafalario, no voy a decorar con cosas pomposas muy trabajadas, sino que te voy a dar de comer algo rico, simple, por ejemplo, proba de mi mano un bife coyguá y que te remonte a cuando vos eras chico y comías bife coygua, mi cocina es simple.

Y  me preguntan siempre que influencias tenes, y la influencia que me sale a mí,  es lo que aprendí de mi abuela, más las técnicas que obviamente aprendí. No me gusta lo fashion, si me preguntas cocina de vanguardia. Adrian Ferra, está buenísimo, no comparto, no me gusta, me gusta mucho más algo a la parrilla. Soy muy simple, en la cosa simple está lo rico. No quiere decir que mi comida no sea elevada, sino que , esa sofisticación y la pomposidad a mi no me gusta.

En La Posta, de lunes a viernes se hacen comida para llevar pero los sábados y domingos el almuerzo es con platos gourmet. “El domingo, por ejemplo hicimos una pasta con compotas de tomate. Mezcle la compota con queso azul y ricota, hice un relleno para pasta. También un ragout de cordeo con queso pecorí.

Y ahora cuál es tu sueño?

Me gusta mucho enseñar. En algún momento tener un programa para enseñar cocina, me encanta la tele. Por ejemplo lo que hace Ariel, te da técnicas muy buenas con buen pasar. O tener un programa como el canal Gourmet,  que se centre en la cocina, no que vos seas parte de un show y que te den cinco minutos para cocinar algo chiquito. Me encantaría tener un programa de cocina y que sirva a los alumnos. Es un sueño que tengo y por ahí a corto plazo salga, tengo por allí algunas propuestas… Otro sueño loco???

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por Gastro

Un comentario en «El loco sueño de ser cocinero»

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