Esta pandemia está obligando a muchos a tomar medidas extremas y a veces desesperadas. Es que Gustavo cayó muy bajo. En su restaurante, antes de la pandemia, llegaba a vender 7.000 cubiertos al mes. Ahora, con un modesto servicio gastronómico por delivery se conforma con poder llevar, todos los días la comida a su casa. Todo un ejemplo de cómo adaptarse y reinventarse en tiempos de coronavirus.
Alma, Cocina con Fuegos, es-era uno de los restaurantes estrella de los últimos años. Un local portentoso, una cocina excelente y un buen servicio. Además muy exitoso. Sus números eran bastante impactantes. Cerró sus puertas el pasado 20 de marzo. De los 57 trabajadores que empleaba, 37 fueron preavisados y a fin de mes recibirán la liquidación e indemnización correspondiente. Para los 20 restantes solicitó la suspensión de los contratos de trabajo.
“Me dio mucha pena. El día que tuve que decidir esto fue bastante duro. La mayoría de ellos trabajó siempre conmigo, desde que abrimos hace tres años. Pero no hay otra cosa que hacer”, nos dijo Gustavo Camio, el empresario uruguayo propietario del restaurante. “Alma está salvada, tengo cien por ciento pagado el alquiler. Se deja todo en condiciones y el día en que se levante la cuarentena, yo abro inmediatamente”, agregó.
El único que sobrevivió a esa poda fue Rodrigo Huerta, el jefe de cocina, con quién se asoció Gustavo por habilitar un servicio de comida por delivery denominado La Pecadora. Una marca que apareció el verano pasado en San Bernardino, vendiendo pizzas. Ambos se asociaron a Juan Carlos Guerrero, propietario de No Me Olvides, cerrado por la pandemia, pero desde dónde La Pecadora ofrece sus servicios.
“No podíamos hacer el delivery desde Alma. Allí prendes las luces y tenés un alto costo de electricidad. La cocina es muy grande y también genera muchos gastos y para solventarlos tenes que vender mucho y muy caro. Y no me dan los números. Así que nos ayudamos todos y lo que buscamos es abaratar los costos y ofrecer un buen servicio”, siguió diciendo.
La Pecadora comenzó como pizzería y ahora vende un poco de todo. Pizzas, empanadas, calzones, sándwiches y también algunos platos que llevan más elaboración, pero a bajo costo, como el surubí grillado que con sus 60 mil guaraníes es el más caro. Después por ejemplo, ofrece pastas a 45 y 50 mil guaraníes, tipo sorrentinos de cordero, chipa guazú y sopa paraguaya de gran tamaño, en porciones para compartir con toda la familia. También vimos que ofrecen ensaladas y postres.
No podían faltar los cortes de carne. Un bife ancho cuesta 50.000 guaraníes, elaborado a base de carne seleccionada. La misma que uno podía comer en Alma, cuyo fuerte precisamente es o era el asado a la parrilla. Alma tiene su propia marca de carne, estacionada y madurada, especialmente para el local con un envasado propio. La Pecadora vende esa carne cruda o cocinada a cualquiera que lo solicite. Inclusive, salchichas, chorizo y pan. En total trabajan en el proyecto seis personas de 10:00 a 22:30, todos los días. La meta es llegar a la casa del cliente en 30 minutos, contados desde que realiza el pedido. Disponen de 10 móviles para el delivery que cobran al cliente por este servicio.
Este nuevo negocio gastronómico comenzó a operar hace dos semanas. “No puedo avizorar lo bueno, tampoco veo lo malo. Yo cierro los ojos y sigo para adelante. Si siento que no funciona ahí me pongo a pensar donde estoy parado. Todavía no gano plata pero si sigo vendiendo de la manera que estoy haciendo, puedo vivir. El proceso va a ser lento, hay que prepararse para eso, no se a ganar ya, pero lo importante es no perder tanto. No puedo ponerme a llorar, tengo familia, hijos, acá, por lo menos llevo la comida a mi casa todos los días. Pizza, que no es poca cosa”.
Y la vuelta de Alma, ¿Cómo lo estás calculando?
No va a ser lo mismo. Puede que alguna vez tenga de nuevo a 57 personas trabajando conmigo. Seguro va a ser como cuando yo comencé con Alma. Con 60 y 70 comidas por día. Para hacer 3.000 cubiertos, necesito emplear a 20 personas. Son aquellas con quienes suspendí el contrato. Una vez que se reabra y finalice la cuarentena, vuelven esos 20 y comenzamos a full. Todo está preparado.