Científicos de una universidad española hicieron un llamado para que se tenga mayor precaución con la utilización de las flores en gastronomía. Está de moda hoy en día, también en nuestro país. Sostienen que muchas de ellas pueden tener sustancias tóxicas, elementos contaminantes, bacterias y hongos. En España ni en Paraguay existen listados acerca de cuáles pueden ser o no comestibles.
La investigación corresponde al Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Granada (UGR). El estudio recuerda que no todas las flores de jardín pueden consumirse, «ni siquiera todas las que vemos en la floristería con esos colores y olores tan llamativos, pues muchas de ellas son tóxicas, debido a que contienen alcaloides, resinas, taninos o terpenos”. Además debe preverse que no tengan niveles perjudiciales de residuos de plaguicidas e insecticidas.
El tema sale a luz porque en España tuvo una rápida proliferación el uso de las flores comestibles debido a que la gastronomía de dicho país está actualmente en la vanguardia del mundo. En nuestro país también es común su uso. Muchos restaurantes de alta cocina lo incluyen en sus platos y la costumbre también va extendiéndose aceleradamente en la repostería, gracias a que las flores tienen un gran valor decorativo.
La Granja Ko’eju, ubicada en Itauguá, que se dedica al cultivo de verdeos naturales, es también la principal productora de flores comestibles de nuestro mercado. Gustavo Ortigoza, Brand Manager nos explicó que antes de lanzar cualquier producto al mercado ellos hacen experimentaciones durante seis meses.
“Obviamente averiguamos todo respecto a las flores, a que familia pertenecen, de dónde provienen las semillas y después las lanzamos al mercado. De todas maneras hay que reconocer que el consumo de flores puede generar en algunas personas molestias por el polen y los aminoácidos que contienen en caso de que tengan alergias a esos elementos”, expresó. Ko’eju importa de Europa semillas de capuchinas, pensamiento y girasol. También producen flores de botón de oro, jazmín, pétalos de rosas, moringa y dalias.
Ko’eju se define como una granja de producción agro ecológica. Por lo tanto no utiliza elementos químicos. “Nuestra técnica es orgánica, pero necesitamos tener una certificación internacional”, informó Ortigoza pero agregó que actualmente están gestionando ese requisito. “Todo lo que hacemos es natural, realizamos cultivos combinados, nuevas técnicas de abono, test para las plantas”.
Hasta el momento, las alergias son las principales dificultades que está provocando el consumo de flores. No existen casos de intoxicaciones, a nivel internacional. De todas maneras, siendo que es una tendencia que está en auge, es necesario contar con una mayor investigación y reglamentaciones legales que determinen el uso y el aprovechamiento correcto de este nuevo ingrediente de la gastronomía.
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