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Una vista nocturna de la Avenida Quinta. Muchos locales de comida rápida no como antes cuando abundaban parrilladas y restaurantes. Cambiaron los tiempos.

Gastronómicamente hablando. Hace algunas décadas era una de las principales rutas gastronómicas de la ciudad. Pero actualmente perdió ese privilegio y los numerosos restaurantes que antes jalonaban  esa amplia doble avenida hoy cedieron su lugar a puestos y locales de comida rápida, que son más propicios para los festejos deportivos que para el esparcimiento familiar.

Si bien Quinta Avenida comienza en su intersección con José Félix Bogado, en realidad es en Estados Unidos dónde se inicia el ruido debido al enjambre de locales de todo tipo que desde allí se desparraman a lo largo de varias cuadras, hasta la calle Caballero, que pone el límite a la amplitud de esa arteria que se caracteriza por un amplio paseo central.

Quinta Avenida llegó a constituirse en la principal ruta gastronómica de Asunción, después de la zona del centro. Después cedió su lugar a la Avenida Brasilia e incluso a la avenida José Félix Bogado. Los fines de semana llegaba a concentrar a gran cantidad de visitantes que colmaban las numerosas  parrilladas que allí se afincaban.

Su época de esplender lo alcanzó en la década del 80. Casi en la esquina de Estados Unidos, lo recibía a uno, El Rosedal, una antiquísima parrillada que albergó en sus últimos tiempos un escenario por donde desfilaban artistas de música folklórica. Hoy, su privilegiado lugar fue tomado por la tienda de ropas Fabbri.

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El gran paseo central que existe en la Avenida Quinta, está copado actualmente por los kioskos y puestos de comida habilitados cada 30 metros. Corren otros tiempos y otras demandas y necesidades.

En la misma cuadra que El Rosedal, brilló con luz propia la heladería Anahí, antecesora de los grandes del ramo como París, Sugar o Amandau.  Construyó un moderno local, el primero en su tipo que utilizó profusamente el blindex en sus distintos ambientes y sus tres niveles. Allí albergaba también una confitería, que acaparaba la realización de babys showers, tés y cosas por el estilo que tanto convocan a las mujeres. Hoy ya no es ni sombra de lo que fue.

Al otro lado de la avenida, en la esquina de Quinta y Parapití se instaló Tropical, en su época un moderno local de dos plantas de ladrillos vistos que copaba con sus mesas las veredas. Tenía un servicio variado de comidas rápidas y también de comidas al plato.  No tenemos datos de la capacidad que tenía pero en su momento era uno de los más amplios de la ciudad, ya que no se estilaba un local gastronómico de ese porte. Hoy sigue funcionando, pero a un ritmo muy inferior y su servicio se limita a la pizza.

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Esquina de Quinta e Independencia Nacional. Esto es el Carioca, un tradicional y antiguo local gastronómico. Décadas atrás era cita obligada de todo ciudadano que gustaba del buen comer. Hoy no es ni sombra de lo que fué.

Yendo un poco más allá, casi frente a la entrada del club Cerro Porteño estaba la emblemática parrillada Rincón Guaraní, un local de antigua data que trató de resistir inútilmente a esa especie de peste que terminó con la desaparición de casi todas las parrilladas de Asunción. Y a pocos metros, en la esquina de Quinta y Parguari, estaba la parrillada Acaray, típico patio embaldosado con sus mesas al aire libre casi encima de la calle, lo que hoy sería intolerable por la contaminación que generan los vehículos.

En esa época, el Club Sol de América tuvo una edad de oro. Construyó unas instalaciones super modernas que fueron, en su momento, envidia de las demás instituciones deportivas. Piletas, canchas de tenis, canchas de fútbol, etc y por supuesto galerías comerciales. En uno de esos locales se instaló Kentucky Fried Chiken, cuando la marca desembarcó por primera vez en el país. Y paso más alla estuvo una filial (o la central) del Pio Pio, local de ventas de platos elaborados en base a pollos, incluyendo el caldo de pollo.

Hubieron varios  locales más, sobre todo parrilladas, algunos de nombres ignotos, que desaparecieron sin pena ni gloria. Eran más numerosos los locales gastronómicos que los locales comerciales. Era una zona que se destinaba mayormente al esparcimiento nocturno.

Dentro de la zona de influencia de Quinta Avenida, se encuentra el Copetín/Restaurante, allí donde Quinta, es Quinta a secas porque ya no es avenida y en su confluencia con Yegros. En su momento de esplendor fue algo así como el Lido Bar de las comidas típicas. Era el sitio ineludible donde se podía comprar un buen chipa soo, mbeju, pastel mandio, etc. A veces había que formar cola. Hoy la realidad es muy distinta.

Y a una cuadra de allí, en la esquina de Quinta e Independencia Nacional, está toda una institución de la gastronomía nacional: El Carioca. La cuna del bife a lo pobre, o por lo menos el lugar donde se desarrolló con la identidad que hoy conocemos. Ahora, como todos los antiguos locales de la zona está pasando por momentos difíciles. Poca clientela, oferta muy limitada, servicio con necesidad de mejoría. Quizás es la más evidente muestra del deterioro que sufrió el antiguo negocio gastronómico de la zona.

A ciencia cierta, es difícil determinar las causas por las que ocurrió este menoscabo general. En el caso de las parrilladas puede decirse que no supieron acomodarse a los nuevos tiempos y fueron arrollados por la novedad y conveniencia del tenedor libre que proponían las churrasquerías brasileñas.

Además se agotó el modelo distracción urbanística que suponía el amplio paseo central. Hoy los niños ya no juegan allí a la pelota ni los más grandecitos concurren a andar en bicicleta. Las mujeres ya no pasean a sus hijos y nadie se atreve a dar simplemente un paseo. Su geografía está copada ahora por casillas de ventas de comidas y bebidas que la Municipalidad autorizó colocar a cada 30 metros.

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Quinta y Yegros. El Futuro, que antes era como el Lido Bar de las comidas típicas. Se formaba cola para recibir atención y casi atendía las 24 horas. Hoy ya nos es lo mismo.

Hoy el antiguo gran espacio del paseo central se reduce por la proliferación de mesas y sillas que  instalan los quioskos para sus clientes. Han cambiado los tiempos, abundan los locales de comidas rápidas, lomiterías y pizzerías, también las bodegas. Se puede observar a algunas marcas conocidas como Don Vito, El Heladero, La Iguana de Quinta, pero nada que nos invite a sentarnos en una mesa a degustar una cena en un ambiente de tranquilidad para disfrutar de platos más elaborados.

Quinta sigue siendo una zona concurrida, pero no como antes, el ambiente general es propicio para hacer la previa a los partidos de fútbol y sobre todo para los festejos posteriores. Es probable, que como ya nos estamos poniendo viejos, no sepamos interpretar los cambios que generan los nuevos tiempos. Además estas modificaciones urbanas responden generalmente a las necesidades y demandas de la población. Aun así, añoramos la antigua ruta gastronómica.

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por Gastro

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