Los locales en altura son una de las grandes innovaciones de los últimos años en el ámbito gastronómico. Surgieron varios bares y restaurantes ubicados en los pisos altos de los edificios agregando un valioso condimento paisajístico a la experiencia del comer y beber. Pero nada es comparable al esplendor que tiene el nuevo local de Negroni ubicado en el piso 15 del edificio de Unicentro, en 15 de Agosto entre Palma y Estrella.
Las alturas siempre ejercen sobre nosotros una natural fascinación. Más aún en una ciudad plana y chata como Asunción. Aunque esto va cambiando paulatinamente. Desde la época en que el Hotel Guaraní, habilitó una boite en el Piso 13, mirar la ciudad desde arriba era más que un placer, una necesidad para poder identificar la geografía de la ciudad más allá de nuestras narices.
La boite desapareció y nuevas administraciones convirtieron el lugar en un restaurante que duró lo que tardó en llegar una nueva administración al hotel y así sucesivamente hasta hoy, que sigue el mismo espacio físico sin ningún aprovechamiento. Después vinieron, La Terraza del Edificio Zodiac, 14 de Mayo y El Paraguayo Independiente, y el Salón Cristal del Hotel Armele, Palma y Colón. Ya no recordamos en qué orden, pero en el primero hubo durante mucho tiempo un restaurante en el último piso y en el Armele el piso 11 se constituyó en un salón de eventos, en donde al mismo tiempo ofrecían un servicio de restaurante. Lo del Zodiac desapareció y el piso 11 del Armele que está inhabilitado, cedió su lugar al piso 10 que se convirtió en salón de eventos y restaurante para los huéspedes del hotel.
Cuando el “itaipuismo” generó un auge de la construcción en toda la ciudad, el centro experimentó un crecimiento en altura que dio lugar a la aparición de edificios de varios pisos en el casco histórico, pero la gran crisis económica financiera del año 1995 dejó a medio terminar muchos de esos proyectos edilicios. Paralelamente, el centro comenzó a declinar como el corazón económico financiero y comercial de la ciudad, que primero se mudó a Villa Morra y luego se ubicó en el nuevo eje corporativo en la zona de Aviadores del Chaco.
Allí, fue el Hotel Sheraton el pionero en habilitar una terraza gastronómica. Un atractivo lugar donde el avistamiento de la ciudad era una perfecta excusa para reunirse entre amigos para disfrutar de un trago e incluso servirse una cena. Poco después el Hotel Aloft, el Dazzler, y las torres del Trade World Center también habilitaron locales gastronómicos en las alturas y además brindaban una visión distinta, atractiva y novedosa de la ciudad.
El desarrollo edilicio y comercial de la zona, el bullicio del intenso trajinar de vehículos y personas, las luces que explotan al anochecer brindan una magia especial, sobre todo si uno puede apreciar todo esto sentado en uno de los bares de arriba disfrutando alguna bebida. Toda esta maravilla, sin embargo carece de un pequeño detalle: una vista de la bahía de Asunción, la más importante belleza natural de la ciudad.
Uno de los edificios en altura que quedó inconcluso tras la crisis de 1995 fue el de Unicentro, la tienda por departamentos ubicada sobre 15 de Agosto entre Palma y Estrella, que a primera vista y desde cualquiera de las arterias que la circundan aparece como una gran mole rectangular de unos cuatro o cinco pisos que va de calle a calle. Es difícil percibir que en medio de ese cajón hay una torre de 15 pisos. Los propietarios decidieron poner en valor esa gran estructura y como parte de ese aprovechamiento decidieron habilitar el último piso. Allí se ubicó Negroni, la conocida franquicia argentina que tiene locales en Miami, Punta del Este, en Buenos Aires y otras ciudades del vecino país. Aquí tiene también un bar en el último piso del Dazzler Hotel. Recientemente cerró el local que estaba en Plaza Moiety.
Para llegar hasta Negroni Downtown Skybar, que así se llama, se ingresa por un acceso exclusivo abierto sobre la calle 15 de Agosto, que conduce a un ascensor que solo para en el piso 15. Cuando se abren las puertas uno ya se encuentra en medio de un salón magníficamente ambientado y enseguida percibe que más allá, el paisaje estira los ojos con una presencia grandilocuente, a través de los grandes ventanales.
A la entrada nomás, una gran escalera es toda una invitación. Lo que uno ve de entrada ya es toda una tentación. Pero es difícil resistir a la curiosidad que provoca la escalera que conduce a una terraza al aire libre. Y allí la vista de la bahía aparece en toda su dimensión porque el edificio no tiene ningún obstáculo que se interponga y si la visibilidad lo permite se alcanza a ver el Puente Remanso como una especie de límite en el horizonte. Y la bahía ya no es sólo la bahía sino que es también la avenida Costanera, que de noche brilla con su imponente iluminación y deja adivinar su sinuosa silueta hasta donde comienza la costanera norte.
Probablemente sea una de las mejores vistas de la ciudad. Al punto que si allí no existiera un bar cualquiera podría lucrar cobrando entrada para acceder a ese mirador. En el centro también hay otros nuevos locales con vista a la bahía. Está el O´Leary Club, sobre la calle del mismo nombre casi Benjamín Constant y el recientemente habilitado roof top del hotel Crowne Plaza. Después de muchos minutos de mirar. De mirar simplemente, caímos en la cuenta de que estábamos en un localmente gastronómico y de que a eso íbamos. Negroni es un bar que se especializa en tragos y sushi, pero tiene una carta muy diversa. Para los amantes del sushi tiene una amplia oferta de sashimis, nigiris, makis, así como de ceviches y tiraditos con posibilidades de combinarlos.
En la cocina preparan hamburguesas, pizzas, ensaladas, entradas varias y platos principales entre los que destacan el Ojo de bife, el bife Negroni, Matambrito, Milanesa Negroni, Parrillada Negroni, Mix de Mariscos, Surubí y Salmón grillados así como algunas opciones de pasta como el Tagliatelle al Fungi y Pasta Di Mare. Ofrecen también platos veganos. Para los dulceros hay Volcán de Dulce de Leche, Suspiro Limeño, Choco Negroni y Cheasecake de Frutos Rojos, en el capítulo de postres.
Decíamos que en bebidas, el fuerte son los tragos. Y por supuesto hay varias opciones de Negronis y variedades de gin tonics. Entre los especiales de la casa están el Amaro Negroni: gin, campari, vermouth rosso, fernet y perfume de limón y Dark Temptation: fernet, jugo de limón, jugo de pomelo, almíbar de jengibre, aquafaba y bitter tiki. No falta todo tipo de cerveza, así como vinos.
El salón cerrado tiene una línea más distinguida, la iluminación sigue el tono amarillo tirando al naranja propio de los locales Negroni, las sillas de hierro y madera que caracterizan a su local del Dazzler fueron reemplazadas por tapicerías. Muchos sofás y sillones fijos alrededor de mesas redondas y rectangulares. El bar ya no juega un papel tan imponente. Una sensación de distinción se desprende de todo el conjunto. En la terraza el criterio es mucho más descontracturado. Mesas y sillas más simples y comunes pensadas para pasar un rato, por eso hay ofertas de cervezas y picadas a un precio más económico.
En general, los precios están en un rango muy aceptable. Incluso, en el salón, que ya abre al mediodía, se ofrece un menú ejecutivo todos los días y cada día de la semana existe un plato especial diferente, ambos a un precio atractivo. Más adelante tienen proyectado ofrecer también un servicio de cafetería para la hora de la merienda.
Negroni abre de lunes a lunes a partir del mediodía. La terraza recién se habilita a las 17:00. En el salón caben 130 personas sentadas y en la terraza un total de 160. Emplea a un total de 65 personas, 15 de ellas en la cocina y 50 en el servicio del salón. Se nota que cuidaron hasta los más mínimos detalles y que justifican el millón de dólares que invirtieron en su implementación.