La mayoría de los cocineros aficionados tienen poca inclinación hacia los platos dulces. Por eso en la noche de eliminación de MasterChef los que quedaron en capilla pusieron una cara de desagrado cuando escucharon el desafío que tenían que enfrentar para evitar la salida forzosa. Quedó fuera del programa Rubén Cardus, un fotógrafo de 31 años, cuyo Pavé fue una muestra de la falta de costumbre y destreza en la elaboración de estos alimentos.
Cuando Euge Aquino expresó que los cocineros deberían estar preparados para todo tipo de sorpresas, todos los que estaban en la ronda de eliminación pararon las orejas, pero ninguno esperaba que la consigna que debían cumplir fuera la elaboración de un Pavé con tres capas, tres sabores a elección de los competidores. Encima agregó, “es un plato muy fácil de hacer, no tiene una receta específica”.
Si, es cierto, fácil de hacer para quienes tienen nociones básicas de repostería y para los profesionales. De entrada, se notó que Lucata, Juan, Rubén, Claudia y Jazmín entraron en corto cuando ingresaron al supermercado porque no sabían que ingredientes utilizar. Salvo Natalia que, a juzgar por su trabajo final, la tenía bien clara. Claro que el supermercado quedó abierto durante toda la competencia para que los cocineros pudieran tomar de allí cualquier cosa que les faltara.
Desde el comienzo se apreciaba que casi todos estaban en un plan desastre, desorientados y algunos como Jazmín, Claudia y Lucata iban rumbo a la debacle. Con el pasar de los minutos se calmaron los ánimos y todos reencausaron el rumbo. El más tranquilo y sereno de todos fue Rubén Cardus, quién incluso terminó su plato mucho antes de que se cumpliera el tiempo límite.
Pero a la hora de las devoluciones del jurado su Pavé de masa crumble, cremas y relleno de frutillas recibió una andanada de críticas que viendo el postre por televisión no parecía que adoleciera de tantos defectos. La más lapidaria fue Euge Aquino, quién es especialista en repostería. “Parece un postre de Kinder”, fue su primera calificación solo apelando a la observación. “El plato debe tener un sentido, acá no hay pienso. No tiene gusto a nada”, concluyó… la participación de Rubén en MasterChef.
No estaba hecho en capas, masa, dulce; masa, dulce; masa y dulce. No tenía sabor a nada, cuando que el pavé te permite usar todo tipo de ingredientes para aportar ese valor. Era sencillamente la demostración de que Rubén no tenía idea acerca de la preparación y tampoco el ingenio suficiente como para sacar adelante un plato sin mas recursos que sus instintos culinarios. Fue el elegido del jurado para abandonar la competencia.
Con él estuvo en capilla, Claudia, quién tuvo una jornada de terror en esta ronda de MasterChef. Era la primera vez que se enfrentaba a ese plato. Presentó un Pavé de Bizcocho de vainilla con crema pastelera con tres sabores y almíbar. El pavé exige que las capas sean bien definidas como si fueran ladrillos, por eso, se usan masas duras, crumble, masa quebrada o galletitas trituradas. Al usar bizcochuelo se le hizo un mbaipy y no se distinguían las capas entre sí. “Parece un simple biszcochuelo”, dijo Torrijos. “No tiene sabor a pavé”, sentenció Rodolfo.
Se salvó porque el plato de Rubén fue peor. Claudia tuvo otras perlitas durante la última ronda de la competencia. El primer día confundió el poroto con una especia en la prueba de conocimiento en el que debían identificar esos ingredientes. Ese mismo día, cocinó un vori vori relleno, una idea interesante pero que falló porque la masa del vori está poco cocida, quizás debido a que a la masa le agregó huevo. Eso fue lo que le condujo a la ronda de eliminación, donde estuvo a punto de irse.
El mejor plato de la noche lo elaboró Dominga Natalia Delgadillo una ingeniera comercial de 31 años, proveniente de Luque, que hizo un Pavé de masa quebrada, crema de mango y chocolate amargo. Explicó que utilizó pulpa de mango natural no mermelada y recurrió a esa fruta porque es su preferida. Fue casi una de las últimas en enfrentar a los miembros del jurado y Rodolfo dijo que fue el más rico de todos los que había probado en la noche. Euge Aquino celebró el hecho de que haya utilizado esa fruto y Torrijos coincidió en que estaba muy rico.
Detrás de ellas subieron al balcón, en el siguiente orden. Jazmín quién estuvo a punto de tirar la toalla, pero una inyección de ánimo que le dio Euge le devolvió a la competencia; Juan, quién se declara parrillero de corazón sin rozar con lo dulce y luego subió Lucata, que siempre está sumergido en una especie de desorden sin final, pero que al final siempre salva la situación y la salva la eliminación.