Beto se anotó para un banquete sin fin

Beto Barsotti, en una foto de archivo, cuando aún trabajaba en la FM Concert. De allí pasó a Radio Siete, dónde todos los días hacía el programa Cafe Da Manha.

Dos horas después de cumplir los 70 años, falleció esta madrugada Beto Barsotti, radialista, comunicador, gestor cultural y actor. Tenía también una destacada faceta gastronómica, aficionado a la cocina, crítico periodístico, amante de la buena mesa y el vino, llegó incluso a gerenciar locales gastronómicos. Era un infaltable en los eventos trascendentales y conocía al dedillo los principales restaurantes de la ciudad.

La Asociación de Restaurantes del Paraguay (ARPY) lanzó un comunicado en donde se lamenta su partida. “Muchos de los socios, conocidos, disfrutamos de los buenos momentos contigo, escuchándote, respetando tus conocimientos de una enorme cultura gastronómica, que sabías transmitir a través de la radiofonía, en cada evento, con pasión y dedicación por ser un entendido en la materia”,, señala el documento.

Beto se definía como radialista, otros le calificaban como locutor, pero en realidad su gran vocación era la música. Llegó a trabajar en producción musical en su país natal y en Estados Unidos. Y fue la música la que lo trajo al país en la década del 90, cuando junto a Ricardo Valiente y Joao Sad estuvo al frente de Hi Fi, la primera empresa que se dedicó a la venta de discos compactos, en nuestro país.

Ubicada en la esquina de España y Rosa Peña, al costado del Colegio San José, Hi Fi fue el centro desde donde Beto comenzó a transmitir sus conocimientos musicales que se anclaban en el jazz y en la música clásica. Hi Fi vendía también equipos de sonido y fue además el primero en vender videos laser que encontró una rápida difusión en los boliches, pubs y después los locales gastronómicos.

Era amante de la buena mesa y como era amigo de Ricardo Valiente, podría decirse que desayunaba, almorzaba y cenaba en la Pérgola Jardín cuando era uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Beto se interesaba no solo en la mesa, sino que entraba a la cocina y como era un gran cocinero aficionado conocía las recetas de la mayoría de los platos de alta cocina que ofrecían en el restaurante.

En aquella época llegó a gerenciar el restaurante Portofino (cocina italiana) que estaba ubicado en Diego de Silva y Velázquez casi Fray Luis de Granada frente a la plaza Herminio Giménez, cuando la zona de la avenida Brasilia era el principal polo gastronómico de la ciudad. Otra experiencia frente a un local gastronómico fue la de Federal Ranch, una mezcla de bar y disco, de primer nivel, que estaba ubicado sobre la calle Perú entre José Berges y De la Residenta.

Beto Barsotti aparece aquí junto a su compatriota, el chef André Magon.

Ambas experiencias fueron breves, pero a partir de allí comenzó a relacionarse con el mundo gastronómico, como cliente en primer lugar, luego como asesor y también como amigo. Néstor Filártiga, presidente del directorio del restaurante Mburicao dijo que su muerte “es una gran pérdida, en varios sentidos, por sus conocimientos por su capacidad para realizar eventos y transmitir experiencias. Era un buen amigo”, dijo sobre Beto quién habitué y allegado al citado restaurante.

Se desempeñó durante varios años como crítico gastronómico de la revista Alacarta. Era bastante controversial porque no tenía pelos en la lengua. La primera vez que lo entrevistamos se despachó con “Estoy harto de leer tantas boludeces” criticando que en las redes sociales cuando se hablaba de gastronomía solo se referían a las empanadas, pizzas y hamburguesas.

Allá por el año 1992 comenzó a incursionar en la radiofonía y los escuchas solían preguntar quién es ese locutor que hablaba como brasilero. Comenzó en la FM Concert, con los Lunes de Jazz y los sábados tenía el programa Música con cierto estilo. Debido al éxito alcanzado los programas comenzaron a emitirse diariamente. Cuando su estilo comenzó a consolidarse Beto promocionaba todos los eventos culturales de la ciudad y después también se inclinó a promocionar todo lo referente a la gastronomía y enología de nuestro país.

Cuando por motivos de programación Radio Ñandutí tuvo que cambiar la programación y suspender la emisión de la FM Concert, Beto pasó a integrar la nueva Radio Siete que se transmite en el mismo dial que la FM Concert 107.7. Allí todos los días de 6 a 9 hacía el programa Café da Manha donde pasaba todas las novedades de la música, el arte y la gastronomía.

“Fue un gran gestor cultural, movió un montón a la música paraguaya. El se enamoró de esta ciudad y puso en la radio toda la música que le gustaba. Eso hizo”, nos comentó Sergio Ferreira, ex periodista de arte y espectáculo del diario ABC Color y autor del libro “Tengo un tema”, toda una joyita acerca de la música rock y pop del Paraguay.

Incursionó también como empresario musical. Bajo su gestión vinieron a actuar al país artistas brasileños del calibre de Zimbo Trío, María Creuza, Joao Bosco, Ivan Lins, Roberto Menescal, Jorge Ben Jor, entre otros. Después de que Palito Miranda y Meli Peña crearon el festival de Jazz del CCPA (Centro Cultural Paraguayo Americano), tomó la posta de la organización hasta sus últimas ediciones. Fue actor de cine protagonizando destacadas películas nacionales como es el caso de Luna de Cigarras y Las Herederas.

Beto nació el 11 de febrero de 1953, en la ciudad de San Pablo, Brasil. Tiene dos hijos, Carlos Eduardo, médico que reside en San Pablo y Camila que vive en los Estados Unidos. Ambos llegarán en las próximas horas al país y decidirán la disposición final de los restos mortales. El cuerpo está actualmente depositado en una morgue refrigerada a la espera de una cremación, pero no pudimos confirmar esta versión.

Desde hace algún tiempo, Beto estaba arrastrando un delicado cuadro de salud. Se había internado debido a problemas cardio respiratorios que se veían agravados por el sobrepeso. Hace aproximadamente 15 días su amigo y colaborador Daniel Amarilla, lo encontró en mal estado en su departamento, aparentemente con un leve ACV y lo llevó a internación en cuidados intensivos, de donde ya no pudo salir con vida.