La chef María Guadalupe Elizeche Guerrero se clasificó para la final de Latinoamérica y el Caribe en la competencia del S. Pellegrino Young Chef Academy. Viajará en setiembre a Bogotá, Colombia para defender su plato que representa su versión de la evolución de la cocina paraguaya. Si gana esta competencia irá el próximo año a la gran final en Milán, Italia, donde se elegirá al mejor chef joven del mundo, en el más prestigioso concurso internacional para descubrir a los nuevos talentos de la cocina.
Es la primera vez, de las cinco ediciones que ya lleva el S.Pellegrino Young Chef Academy, en que participaron cocineros paraguayos. María Guadalupe, fue la única compatriota seleccionada. Entre los requisitos exigidos figuraban que los interesados debían ser menores de 30 años y presentar un plato que representará a la cultura e historia gastronómica de sus países. Ella competirá contra otros 14 jóvenes chefs latinoamericanos.
El plato que presentó nuestra compatriota se denomina “Mi Evolución de los primeros habitantes” y trata de representar el nacimiento y el desarrollo que tuvo la gastronomía paraguaya, desde los primeros habitantes de esta tierra. Agregamos nosotros, que ese nombre también quiere significar la evolución profesional que tuvo María Guadalupe, ya que siendo ella esencialmente pastelera fue creciendo hacia la cocina salada.
“Fue difícil elaborar el plato porque el concurso te limitaba muchas cosas. Me gustó mucho porque me permitió interiorizarme más en nuestra cultura gastronómica y la historia, como vivían los primeros habitantes. La lectura del libro Poytava de Graciela Martínez me ayudó mucho porque tiene una interesante investigación. Ahí me di cuenta de la importancia del legado y enseñanzas que nos dejaron nuestros antepasados indígenas y ver cómo fue evolucionando la cocina paraguaya”, nos dijo al respecto.
“Lo primero que uno piensa es que en la cocina paraguaya popular se utiliza mucha fritura. Investigando me di cuenta de que no es verdad. Al contrario, los primeros habitantes eran básicamente vegetarianos, e interpreté que consumían pocas proteínas. El consumo de ganado vacuno y todos sus productos derivados vino con la colonización. Por eso le puse el nombre de Mi Evolución, porque de esa manera con mi interpretación quiero representar como fue evolucionando nuestra cocina”, agregó.
Básicamente el plato de María Guadalupe se trata de un tiradito de surubí con un cremoso de maíz. “Visualmente, lo que resalta es el colorido. Pero después si mirás bien, camuflayado debajo de los productos de la huerta está el surubí ahumado que actúa como una sorpresa para que el plato vaya mostrando nuevos elementos sin restar protagonismo a los vegetales”, explica posteriormente la entrevistada.
“Conceptualmente, el plato tiene varias capas que representa las distintas etapas de la evolución de la gastronomía paraguaya según mi interpretación. En la primera evolución, la cocina paraguaya utilizaba básicamente vegetales, con el maíz, la mandioca, banana, batata dulce entre otros como base de la alimentación. En la segunda evolución del plato, se muestra a la proteína, representado por el surubí y en la tercera evolución se incorpora el queso, el huevo y la leche en el periodo de la colonización”.
“Intenté utilizar las técnicas ancestrales, sin usar demasiado, cosas contemporáneas, como por ejemplo cocinar el cremoso de maíz, en su propia chala (inspirado en el kai kua) y de esa manera también tratar de rescatar la idea de que usaban todo lo que se podía de un producto. Por eso el cremoso de maíz está servido en una chala. También el ahumado del surubí que es una técnica ya utilizada por ellos”.
María Guadalupe viajará a Bogotá, Colombia, dónde el 18 de setiembre deberá presentar y defender en vivo, la propuesta que realizó en una plataforma on line. Irá acompañada de un chef que actuará como su mentor. En ese sentido ella designó para tal función al chef peruano, José Castro Mendivil, uno de los propietarios de Pez de Mar Dulce y además dueño de uno de los restaurantes más cotizados de Bogotá.
Si no gana en Bogotá, pero clasifica entre los cuatro primeros tendrá derecho a viajar a la gran final de Italia, donde competirá por los premios S.Pellegrino a la Responsabilidad Social, Acqua Panna a la Conexión en Gastronomía y el premio Fine Dining Lovers Food for Thought.
Es actualmente chef del restaurante La Provista, donde ejerce el cargo de Jefa de Pastelería. Se inició en la cocina, en la época de colegio, a los 17 años y aprovechaba los recreos para vender los productos que aprendió a elaborar gracias a la tradición familiar. Poco después puso una cafetería que llevó adelante durante nueve años. Mientras estudiaba cocina en IGA, Centro Garofalo y el Instituto O´Hara. Realizó cursos de perfeccionamiento en Italia.
Se inclinó profesionalmente por la pastelería, sobre todo por la naturaleza de su emprendimiento. Desde hace un año está trabajando en La Provista, que es su primer trabajo por cuenta ajena. Desde que los propietarios del restaurante crearon la firma Paru SA para la realización de eventos, Maria Guadalupe, comenzó a incursionar más en la producción de platos salados.
La Provista, Pecadora, Patria Parrilla y Pez de Mar Dulce, son restaurantes que forman parte de la misma empresa y cuando Paru realiza algún evento, combina en sus propuestas la oferta de todos esos locales. “Uno hace de todo” explica María Guadalupe al comentar su nueva incursión en la cocina, pero sin abandonar su responsabilidad como Jefa de Pastelería.
“Tenía muchas dudas cuando me presenté al concurso, pero no quería terminar lamentándome por no haber intentado. Así que, y gracias al apoyo de mis compañeros hicimos frente a este desafío y ahora estoy segura de que podemos dejar en alto la bandera de nuestro país en gastronomía”, nos dijo finalmente.