Alejandra Breton, uruguaya, radicada hace nueve años en Paraguay.
Alejandra Breton, uruguaya, radicada hace nueve años en Paraguay.

Primera entrenadora certificada por WSET (Wine&Spirit Education Trust) una institución de formación en vinos y alcoholes reconocida por el Gobierno británico de gran prestigio y reputación internacional. Ella es Alejandra Breton, y como es uruguaya también es la primera mujer con esa certificación para el Uruguay. Está lanzando en estos días su plataforma digital thewinetrainer.com.py, desde donde piensa capacitar a aficionados y profesionales.

En el mundillo del vino, la certificación WSET es muy codiciada. La formación consta de cuatro niveles y el certificado es una tarjeta de presentación que le abre al poseedor las puertas del ejercicio profesional en todo el mundo. Alejandra ya tenía en su bagaje curricular la formación en el French Wine Scholar y las especializaciones en Champagne y Bordeaux con la Wine Scholar Guild.

“A la teoría le sumé mucha práctica, bebiendo vinos y viajando por varias zonas vinícolas del mundo”, completó. ¿Y que les agrega esta certificación a tus conocimientos? “Enseñar no es solo saber de la disciplina, en este curso se enseña a enseñar, quiero profesionalizarme en la educación del vino, poder prepararme para enseñar, a veces uno no es bueno para ello, pero este curso te brinda la pedagogía y los recurso para que tus alumnos saquen el mayor valor y provecho de tus enseñanzas”.

Nuestra entrevistada nació en Uruguay en 1973 y se recibió de licenciada en Comunicación Social y tiene un master en Administración de Empresas. En su país trabajó en compañías multinacionales, asesoraba empresas y desarrollaba emprendimientos propios. En el 2013, se radicó con su familia en Asunción y aquí descubrió y desarrolló su pasión por el vino. Y según ella realizó “la mejor inversión de su vida”. En el 2014 se inscribió en los cursos 2014 que por primera vez se dictaban en Paraguay.

Hizo el nivel 1 y el nivel 2 pero luego “desapareció” la institución que trajo los cursos y en el 2016 tuvo que viajar a Chile para cursar el nivel 3. Para pasar el nivel 4 debía realizarse un curso presencial, en Londres. Pero a raíz de la pandemia se flexibilizaron las exigencias y se habilitaron cursos en otras partes del mundo. Alejandra se anotó para obtener el certificado y quedó en una lista de espera.

La semana pasada viajó a Miami para tomar el curso, los expertos de la WSET Global, con sede en Londres, dictaron el seminario en compañía de representantes de la WSET Américas. Se presentaron seis candidatos y ella fue la única representante que no era norteamericana. “No se trata solo de saber sobre la disciplina sino cómo transmitir ese conocimiento y que los estudiantes aprendan. Para ello me preparé como WSET Certified”, dice Alejandra.

Es la primera persona en Paraguay y Uruguay habilitada para dictar dichos cursos WSET, ya que nadie los dicta en dichos países. De hecho, ya viene dictando cursos privados para personas individuales, pequeños grupos y empresas. También realiza catas, organiza cenas maridajes, dicta charlas y asesora a las firmas importadoras. Para el 2022 tiene en mente desarrollar el proyecto The Wine Trainer que en los próximos días lanzará su página web: https://www.thewinetrainer.com.py

The Wine Trainer es un espacio de entrenamiento para aficionados al vino, que desean iniciarse y/o profundizar sus conocimientos. “Nace para sumar al desarrollo del mundo del vino – en Paraguay y en Uruguay – a través de la educación y el entrenamiento. Nuestro deseo es acompañar a las personas en el camino infinito de probar, conocer y disfrutar el vino”, dijo Alejandra quién también dejo las siguientes reflexiones:

“Me encanta tomar vino y obviamente soy consumidora, antes que nada, en todas sus formas, pero el Pinot Noir y el champagne son mi debilidad personal. El vino es una bebida muy noble que lleva a querer saber más de su historia, de las personas que lo elaboran, de la geografía y además es una bebida que une a la gente en torno a la mesa. Como extranjera te puedo decir que a partir del vino hice aquí a mis grandes amigos. Tiene un gran componente social, acerca a las personas. Es como un viaje de ida que no se acaba nunca, cuando te adentras siempre hay más para descubrir, nunca se llega al final siempre se puede seguir aprendiendo”.

“Hace diez años no existía nada para formarse, había que formarse afuera, ahora hay cursos, surgió la carrera de sommelier. Hay una combinación de gente entusiasta del vino que quiere aumentar su conocimiento y personas que quieren hacer carrera en este mercado y necesita prepararse. Hay dos perfiles de personas que se quieren formar: el entusiasta y el profesional”.

«En general Paraguay es un mercado súper interesante, tiene mucha oferta de vino de distintas partes del mundo, lo cual es una gran ventaja para personas aficionadas. Falta la parte de poder acceder a una bodega: Hay una gran avidez del consumidor paraguayo. La gente va a las catas y quiere conocer más del vino”

“Es un país muy cervecero, todavía es un grupo minoritario el que se inclina por el vino, pero a medida que pasan los años, esto va extendiéndose más y más, apunta a un segmento más amplio de personas, es un todo proceso para que se vaya desarrollando. Es importante el rol que realiza la gente capacitada, en la industria, en los restaurantes, en las importadoras para que se pueda ir democratizando el consumo de vino”.

 

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