Gaby Fines exhibiendo las botellas de champagne que fueron degustadas durante una reciente cata a ciegas.
Gaby Fines exhibiendo las botellas de champagne que fueron degustadas durante una reciente cata a ciegas.

Hace una semana se recordaba el Dia Internacional del Champagne. Aprovechamos esa fecha para entrevistar a una de las personas que más conocen de esa bebida en nuestro país. “No es solo mi bebida favorita es que estoy obsesionada con el champagne” nos espetó de entrada Gabriela Fines y justificando lo que estaba diciendo nos informó que desde hace más de una década viaja religiosamente cada año a Francia para perseguir al objeto de su obsesión desde el lugar de su origen.

El champagne es un vino espumoso que se produce en una determinada región de Francia, que lleva ese mismo nombre. Si no es de allí nos champagne. Hasta allí, desde el 2009 Gabriela viaja todos los años, exceptuando el año pasado que no pudo hacerlo a causa de la pandemia. Realizó incluso un master sobre el tema en dicho país. “Es lo que más me gusta, desde siempre, por lazos familiares siempre estuve ligada a Francia y cuando comencé a trabajar en el mundo del vino pude comprarme champagne y así nació esta relación que ya lleva años”, comenta.

“Obviamente tomo también vinos más pesados” nos dice recordando que todo comenzó cuando trabajaba en Las Cañitas, el primer bar de vinos que hubo en Asunción. “Pero champagne sí o sí” recalca y agrega “es lo más elegante que hay”. Cuando le mencionamos que esa bebida es un vino espumante más y enseguida hace notar las diferencias. “Es otra cosa, es otro perfil de sabor, el terroir del champagne es único e irrepetible, no se puede replicar en otro lugar. Me gusta la acidez, la frescura que tienen”.

En Champagne, Francia hay 350 productoras de la bebida, existen 16 mil agricultores que cultivan vides, tienen 130 cooperativas en esa región. “Hay tanta diversidad, según los productos, estilos, años, cepas. Los perfiles de sabor pueden ser diferentes de acuerdo con cada zona, la mezcla, el año y la identidad de cada productor. Hay algunos que son más refinados y otros más robustos, pero eso depende ya del gusto de cada uno”.  El champagne se caracteriza de acuerdo con la cantidad de azúcar que lleva. Así se dividen en Brut Nature, Brut, Sec, Demisec, etc.

En Paraguay con el crecimiento que tuvo la cultura del vino se han multiplicado las marcas de champagne que existen el mercado: Krug, Veuve Cliquot, Ruinart, Moet Chandon, Don Perignom, Taittinger, Drappier, Laurent Perrier, Pommery, Nicolas Feuillate y Piper Heidsieck,

Gabriela nos reveló que su champagne preferido es el Krug. ¿Por qué? “Tiene todo, siempre fue un champagne aspiracional, no siempre podés beberlo porque cuesta, por el método de elaboración, por donde están plantadas sus uvas. En una botella, podes encontrar más de 140 vinos de base y de hasta 10 años, de diferencia. Su terroir le da características diferentes. Es un champagne soñado, espectacular, poco conocido en nuestro país y cuando lo probas, decís que hay un ante y un después”.

Hace algunos años, esa obsesión que ella siente la llevó a viajar repentinamente al Brasil, porque allí se encontraba el señor Oliver Krug, uno de los propietarios de la marca. “Nos juntamos para tomar a solas un champagne a solas con el señor” y a renglón seguido acota “para que veas el grado de mi obsesión” y remata la situación explicando “allí uno alcanza a comprender y justificar todo el tiempo, el esfuerzo y el dinero que uno invierte”.

El champagne es una de las principales imágenes de una celebración. Matrimonios, cumpleaños, aniversarios, fiestas de fin de año todos utilizan como leiv motiv una copa de champagne. Pero en los últimos años las ocasiones de consumo se han multiplicado. “Es una de sus principales características es que es muy versátil. Para un maridaje, acompaña bien todos los platos menos un postre. Y cuando yo no sabía que vino podía elegir, siempre pedía una botella de champagne”.

“Yo en realidad no tomo mucho alcohol. Puedo salir y no tomar un trago, pero si lo hago opto por una botella de champagne. En casa siempre tomamos y siempre es mi primera opción cuando tengo un almuerzo o una cena. Si o sí empiezo con champagne”.

A menudo, Gabriela dirige catas y cenas maridajes. También la convocan para eventos especiales de presentación de vinos. Si bien sus participaciones son profesionales ella asegura que esta” obsesión” por el champagne es un hobby. “Mucho se aprende viajando, tu pasaporte es tu mejor curriculum, pasa lo mismos con el vino, requiere de mucha inversión, pero probando es la mejor manera de aprender”. A manera de referencia, un Moet Chandos de rango base puede llegar a costar unos 30 euros, mientras que un Krug, de base, sale 200 dólares, aproximadamente.

Gaby frente a una botellas de champagne Krug.
Gaby frente a una botellas de champagne Krug.

Recientemente realizó una cata a ciegas de champagne y los asistentes se sorprendieron al descubrir los estilos que mas gustaban, sin la influencia de las etiquetas ni del marketing. Se sorprendieron también, porque Gabriela anunció que en mayo del año que viene estará llevando a un grupo de excursionistas a París, Francia, para visitar la región de Champagne e igualmente estará develando para los viajeros los mejores lugares para comer en la capital francesa.

Ella es una apasionada por la cultura francesa. No es para menor. Su papá era de esa nacionalidad y también su socio comercial. “Era como mi abuelo, con él aprendí a cantar en francés, empecé a estudiar el idioma a los 10 años y en ese entonces formaba parte de la comunidad francesa, una señora que era cocinera, Raimonde Pitaud. Isla de Francia, se llama así por su culpa. Allí tenía un tambo, criaba conejos, tenía una huerta y ella cocinaba para los actos oficiales de la embajada de Francia. Cuando era chica, a mi me sentaban en la mesa de los adultos. Comía todo lo que se servía y metía el dedo en las bebidas dulces. Allí desarrolle mi gusto por la cultura francesa.

 

 

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