Quedaban los seis mejores candidatos a nuevo MasterChef Paraguay. Juliana era la más flojita del grupo pero era quien mayores progresos había alcanzado en los últimos programas. Anoche fue eliminada del programa casi casi como parte de la lógica, que imponía que sigan sobreviviendo los mejores. Tuvo que enfrentarse a un pato, y su falta de experiencia en la materia, la condujo a la salida. Con ella, llegó hasta el borde, Joaquín, alguien que a menudo visita esta zona.
Con la eliminación de Juliana, quedan en carrera Joaquín, Ricardo, Fernando, Noelia e Isaías. Para nosotros, en ese orden de importancia. Hasta el momento, viene cumpliéndose estrictamente la lógica. Nuestra lista de candidatos al título fue elaborada, hace muchos programas atrás, y no ha variado en el pelotón de candidatos principales, pero sí en algunas posiciones finales.
Joaquín sigue liderando las consideraciones. Anoche nuevamente se destacó con la preparación de un magret de pato, en la ronda de eliminación. El jurado consideró que fue el que tenía mejor sabor, mejor cocción y mejor guarnición. Su pechuga de pato fue acompañada de una salsa de manzana y vino tinto con una guarnición de torre de papa, zanahoria, berenjena y ciruela. Es sin duda el competidor que mayor envergadura tiene como cocinero en esta temporada del MasterChef Paraguay.
Ricardo, otro de los serios candidatos al título, tuvo el privilegio de observar la prueba de eliminación desde el balcón. Es la segunda vez consecutiva, que gracias a su buena labor en el primer desafío elude la prueba que muchas veces lo tuvo como protagonista. Anoche, los lomitos árabes que preparó junto a Noelia fueron los mejores de la noche. Y si bien, no lo pudimos evaluar en los dos últimos programas, en la prueba que exige realmente en materia gastronómica a los candidatos, sus posibilidades están intactas.
Fernando ocupa el tercer lugar como aspirante al título. En la prueba de eliminación cocinó un magret de pato con una salsa de naranja acompañado de un risotto como guarnición. Nada del otro mundo, pero ha demostrado hasta el momento tener la virtud de hacer siempre lo gastronómicamente correcto. Nada ambicioso en sus preparaciones y presentaciones. Pero siempre sus platos tienen buenos comentarios del jurado acerca del sabor. Nunca comete errores muy gruesos. Esta allí a la pesca de un rebote y quién no dice si por allí encuentra uno que lo lleve hasta el título.
Noelia, está ubicada para nosotros en el cuarto lugar. Es muy abierta, desborda optimismo y es la participante que más ideas innovadoras aplica en la utilización de ingredientes y formulación de recetas. Sólo que no tiene la técnica suficiente y muchas veces sus ideas no pueden plasmarse en los platos que presenta. Sus astros tienen que alinearse como para que pueda llegar hasta las finales.
Isaías, es el último que queda entre los sobrevivientes. Van tres veces consecutivas que está en la ronda de eliminación y siempre llega hasta el borde. El reconoce que tiene un bajón. Lo que pasa es que su buena mano para la cocina, no es suficiente para plasmar las recetas que se imagina, cuando solo se toca de oído. Cuando su conocimiento esté a la altura de sus aspiraciones, puede volar muy alto, pero no sabemos si con lo que resta del programa será suficiente tiempo para lograrlo.
Juliana, fue la eliminada de anoche. Como decíamos, fue la participante que mayor crecimiento tuvo en el programa. Cuando iniciamos nuestra lista de candidatos al título, figuraba por detrás de varios que se eliminaron antes que ella. Demostró que tiene condiciones y que es capaz de absorber las observaciones. Le jugó en contra su «delicadeza». No le gustaban ciertos productos, para cocinar ni para comer, ponía una cara cada vez que tenía que preparar algunos “bichos”. Le pasó con el pato de anoche. La falta de una mínima familiaridad con el ingrediente la imposibilitó a desarrollar una preparación más digna para un producto tan apreciado en la alta cocina. Su plato fue muy pobre.
Un cocinero debe estar dispuesto a cocinar de todo y a probar de todo. Es una profesión de servicio. No solo basta con darse satisfacción a uno mismo, sino sobre todo satisfacer y agradar al comensal. Esa es la mayor gratificación para quién se dedica a la cocina. Estar pendiente de lo que gusta a los demás impone sus sacrificios y uno tiene que estar dispuesto a pagarlos si quiere abrazar esta profesión que como lo hizo notar José Torrijos, es una de las mejores del mundo.