En realidad, hace rato que los jóvenes le dan a esta bebida. Pero hoy, la marca más vendida en el mundo, es la que está propiciando esa situación, rompiendo así uno de los grandes paradigmas en el consumo del whisky, ya que antes todo el marketing estaba dirigido a las personas mayores, a los momentos especiales. Un etiqueta negra era un símbolo de exclusividad y sofisticación. Ahora, la onda es más pendex y más informal.
En la noche del domingo, se realizó en una quinta en las inmediaciones de Julio Correa y Primer Presidente la primera edición del Johnnie Walker Festival, un evento que consistió en un encuentro musical con la participación de destacados artistas nacionales, como la bandas Nine Bits, Kitapena, Milkshake y con el broche de oro de la banda argentina Turf, especialmente invitada para la ocasión.
Había como unos 500 invitados, la gran mayoría de ellos personas de 25 años para arriba. El límite hacia arriba pudo haber estado en los 35 años. Había pocos cuarentones y cincuentones. No pudimos distinguir a ninguno con más de 60. Resultaba sumamente raro ver asociada la marca Johnnie Walker a un segmento con el cual no se lo identificaba. “Es una onda a nivel global, lo que buscamos con la marca es esto, esta onda de festival donde haya mucha conexión entre amigos, con la música, con la comida, con la bebida. Es algo totalmente distinto a lo que veníamos haciendo siempre”, nos aclaró Carlos María Rodríguez, gerente comercial de Diageo, la empresa propietaria de la marca.
“Lo que busca la marca es romper paradigmas, tres grandes paradigmas. El primero, que el whisky es sólo para las personas mayores. En realidad, el whisky es para disfrutarlo entre amigos, tenga yo 50 o 27 años. El segundo paradigma, es que el whisky no se mezcla. El whisky sí se mezcla y su consumo está asociado a la libertad y uno debe consumirlo como mejor le parezca. El tercer paradigma, es que se consume, solo en invierno. Todo esto es lo que queremos romper”, señaló más adelante.
Mientras, las bandas de música actuaban en un escenario montado en el inmenso patio del lugar, los presentes se agolpaban en una isla donde 10 bartenders se esmeraban en satisfacer la gran demanda de tragos que ejercían los presentes. Se servían los nuevos Highball de Johnnie Walker, abundante hielo en un vaso largo, una medida de whisky por cinco de ginger ale o una gaseosa, más una rodaja de naranja. El Red Label pero sobre todo el Black Label corría como agua.
El servicio gastronómico fue proveído por Furgo, un foodtruck de hamburguesas, por Koggi, con su comida de calle coreana y por Bubble Bakery con sus variedades de waffles. Todos ellos muy a tono con la onda festival del evento.
En el año 2016, Johnnie Walker organizó su último Club del Whisky. Así se llamaban antes sus eventos. Tuvo lugar en el muelle del puerto de Asunción, donde recrearon ambientes de los antiguos bares. Los dorados años 20. Fue una fiesta con tenida elegante, lograron ambientar el lugar con mucha sofisticación. Los espacios estaban armados con barras de bar, con sillones y sofás, cómodos, distinguidos. El servicio gastronómico estuvo a cargo chef André Magon y se pudo degustar entre otras cosas: Gravlax de salmón fresco curado en whisky, brioche de maíz con crema de roquefort francés, teja de almendras con pate de foie gras y arándanos, osobuco con crocante de mandiocas y langostinos envueltos en panko con barbacoa hecho con Platinum Label, entre otros. Los invitados provenían de los más destacados ambientes, sociales, comerciales y empresariales. El sello distintivo era el glamour. Se realizaron siete ediciones de este tipo de eventos.
Pero los tiempos cambiaron. “En realidad, la marca busca ser menos formal, no precisamos de un momento súper especial o vestirnos de fiesta. Se trata de compartir, onda casual, busca descontracturarse a nivel global. Como es el estilo de esta fiesta. La marca está dejando algunos territorios que eran muy exclusivos, ahora lo que busca es un territorio más inclusivo, que más gente comparta, momentos casuales, con amigos”.
Antes, un etiqueta negra se acostumbraba a tomar puro, con hielo, con agua o con soda. Y siempre se lo asoció con el invierno. Ahora, que se toleran las mezclas, y en Paraguay “estos tragos bien pueden tomarse con 37 grados de temperatura pues son sumamente refrescantes. Obviamente, que hay etiquetas que están pensadas para ciertas ocasiones, como el Blue Label, que sigue destinado para los momentos especiales, para celebrar grandes ocasiones en el año, por eso recomendamos que se lo disfrute solo, acompañado de un vaso de agua fría, que es como mejor se aprecian todas sus cualidades”,
En cuanto a las otras etiquetas, Red Label, Gold y Black Label se destinan a los momentos más informales y la idea es acercar la marca a la gente, de manera que mayor cantidad de personas lo disfruten. De acuerdo a los informes de Diageo, en Paraguay, estas nuevas políticas de marketing incidieron positivamente en un mayor nivel de ventas del producto y que una mayor parte de la población se asocie al consumo del whisky.
Diageo es la empresa líder en el mundo de bebidas Premium y representa gran cantidad de marcas de bebidas alcohólicas que también incluyen licores, cerveza y vino. Entre esas marcas se encuentran Johnnie Walker, Tanqueray, Ciroc, Smirnoff, Baileys, entre otras. Sus productos se venden en 180 países.