El 2017 fue un año pletórico para la gastronomía nacional. Nunca antes, en un periodo de 12 de meses, se abrieron tantos buenos restaurantes en nuestra ciudad. Y la ponderación no es solamente cuantitativa sino además cualitativa. Nunca antes, existió una oferta tan variada y calificada. Pero muchos de los que están metidos en el negocio ven este panorama con un cariz negativo, pues ponen de resalto el hecho de que la oferta es cada vez más abundante y no vislumbran un correlato desde el lado de la demanda.
Para los consumidores y “espectadores” como nosotros resulta fascinante y divertido descubrir toda la gama de oferta gastronómica que se va desarrollando en la ciudad. Y en el segmento de alta gama, cada proyecto que surge trata de ser mejor que el anterior. Hoy en día Asunción, ya es una plaza gastronómica que tiene peso específico. La incorporación de marcas y franquicias reconocidas internacionalmente ha mejorado notablemente el “pedigree” asunceno.
Haciendo un recuento informal, podemos decir que este año se abrieron más de 20 locales gastronómicos de alta gastronomía. Contribuyó a ello la creación de nuevos polos gastronómicos que concitan la concentración de restaurantes del mismo nivel, como constituyen los casos de Plaza Moiety sobre la avenida Aviadores y el sector ubicado sobre las calles Souza entre Cruz del Chaco y Cruz del Defensor, en Villa Morra. Pero además, no es sólo la categoría lo que llama la atención, sino la originalidad y variedad de las propuestas.
Una originalidad que no está circunscripta a las propuestas de cocina sino también a la ambientación de los locales. Taj y Lupita sorprenden por la espectacularidad de sus escenarios en Plaza Moiety; Luna 21, por su elegancia y distinción, Pozo Colorado por la armoniosa conjunción de arte, artesanía y cocina. Sipan introdujo con todo la novedad de la cocina nikei; Ofelia y Pakurí, cada uno a su manera se sumergieron en el mundo de las innovaciones gastronómicas ofreciendo platos inéditos. Y la Bourgogne dio la posibilidad a los consumidores de conocer en mayor profundidad el gran nivel de la cocina francesa. El number One, Rodolfo Angenscheidt, habilitó su parrillada incursionando exitosamente en un nuevo rumbo, diferente al de su entrañable Tierra Colorada.
Hay muchos más ejemplos de lo que venimos diciendo y hay también una gran cantidad de locales gastronómicos que no son de alta gama y que también vieron la luz en este año que se va. Innumerables pizzerías, hamburgueserías, cafeterías y restaurantes. E incluso ese nuevo modelo de negocio que se inauguró con los Food Park que encontró en el Food Park Mburucuyá el ejemplo de cómo haciendo bien las cosas se puede constituir en un inmediable protagonista.
Hubo casos extraordinarios como el de las cervecerías artesanales Sacramento y Palo Santo. Si bien se inscriben en el lado de la producción de bebidas no dejan de ser opciones gastronómicas, pues al mismo tiempo son bares siguiendo la tendencia mundial de estos proyectos. Ambos son modelos de producción, organización y marketing alentados por jóvenes empresarios.
Todo este gran desarrollo que se pudo notar este año en el sector no parece que vaya a tener el mismo impulso en el año que entra. Sin embargo, todavía falta que abran sus puertas el portentoso Osaka que está esperando su turno en Plaza Moeity y el nuevo local que está preparando Talleyrand sobre la avenida Mariscal López. Pero más allá, de estos proyectos que ya debieron de haber terminado en el 2017 no se vislumbran otros planes para el 2018. De seguro que algo nuevo saltará en los próximos 12 meses porque el rubro gastronómico está de moda.
Y sin embargo, no todo lo que se pinta parece ser color de rosa. Desde el otro lado del mostrador, allí donde se ubican los propietarios, los gerentes y muchos chefs, esto que a nosotros como consumidores nos admira y deleita, es para ellos un motivo de suma preocupación. Ocurre que la profusión de locales viene a sobre dimensionar la oferta ante una demanda inelástica. Para ellos la cantidad de clientes sigue siendo la misma y deben repartirse entre cada vez más locales. Esto los obliga a multiplicarse, en servicios, en ingenio, y creatividad. La gastronomía no está pasando por sus mejores momentos y a pesar de eso sigue atrayendo inversiones. Mientras se acomodan la oferta y la demanda, disfrutemos de esta maravillosa posibilidad de tener a mano tanta variedad y calidad. ¡Feliz 2017!