Se convirtió en una joyita. Está perdida, casi escondida o simplemente poco conocida, metida en un antiguo caserón en el centro. Tiene ya unos cuantos años de existencia pero ha ido recopilando sus virtudes y ahora tal vez se le alinearon los astros (tiene tres). Hoy, se convirtió en una opción gastronómica atractiva y respetable. Tiene un personaje de lujo, no es humano, no se toma ni se come. Casi forma parte del decorado. Podes averiguarlo en el 904 de la calle Cerro Corá. O seguí leyendo que más abajo te contamos.
LO DE LA JOYITA. Es por varios motivos. Primero, por el lugar donde se encuentra. Pero primero aclararemos que se trata de un bar. Volviendo al principio, hay que decir que está en una de esas antiguas casas de influencia italiana con la fachada sobre la calle que no permite ver toda la riqueza que esconde adentro. La construcción ha sido magníficamente recuperada. Conserva intacta su estructura y sus ambientes originales. Casi nada se tuvo que derribar y las intervenciones realizadas no dañaron su naturaleza.
Impresionan sus viejas aberturas en carpinterías de madera. Puertas de casi cinco metros de altura y ventanas de igual envergadura. La galería interna sostenida con columnas de época en una especie de semi corredor yeré que da paso a un amplio patio interno que nos da una acabada idea de cómo eran las “casas de antes”. Se ingresa por un zaguán en escalera que al cabo de una docena de escalones nos deposita frente al esplendor del patio y la galería. A derecha y a izquierda se abren sendos salones convertidos en coquetos espacios cerrados donde los protagonistas son las barras con unas espaldas llenas de botellas multicolores que son las que dan vida a la oferta de tragos del lugar.
CONTALE A TU ABUELA. Los salones están decorados con un montón de objetos que habrán pertenecido a la abuela, a la abuela de alguien. No a una tatarabuela. Algunas de las cosas todavía recordamos haber visto, en vivo y en directo. Un televisor Toshiba del año del ñaupa, una máquina de escribir Facit, un teléfono Siemens a disco, una valija que nos recuerda a la obra teatral La Muerte de un Viajante (Arthur Miller 1949), un nécessaire femenino tan grande como una maleta y muchos otros de los que no alcanzamos a tener conocimiento directo. Pero sin van por allí, cuentenle a la abuela, que de seguro va a recordar. Los muebles también son chapados a la antigua y si existe algún concepto es el de brindar comodidad. Especiales para arrellanarse en algunos de esos sofás y disfrutar de un buen trago, por más que sea amargo. También son como para disfrutar un café en horas de la tarde, pero este servicio todavía está en los planes.
ALGO ESCONDE EL PATIO. En realidad no puede ocultarse. Porque es más o menos imponente. Es como un tacurú gigante pero con estética de Ruina Jesuítica (Jimmy Benítez dixit). Es un tatakuá plantado en medio del patio, el verdadero personaje del lugar. Incluso alrededor de él colocaron una barra y se improvisan butacas para los que quieran acercarse a disfrutar de su presencia y de las pizzas que escupe a cada tanto. Más de uno se hizo una selfie con él de fondo. En estos días de fresco, el calor que expide es muy apetecible y en todo tiempo siempre es subyugante la fascinación que ejerce la observación del fuego. El tatakuá no solo marca presencia. También es el caracú del concepto gastronómico porque la oferta primordial es la pizza que cocina en sus entrañas. No solo es un horno sino que además revela la intención de poner un valor adicional en el plato principal.
DISFRUTE AL AIRE LIBRE. El patio tiene también otros encantos. Su integración con la galería lo convierte en un amplio ambiente al aire libre. Un lugar del centro desde donde todavía se pueden ver las estrellas (a nosotros nos tocó un día de lluvia) y un verde profuso ya que allí se yergue un frondoso tajy, por encima del gigante tatakuá. Este ambiente tiene una onda más moderna que los salones y no sabemos si es por el tatakuá, los clientes prefieren el aire libre al aire acondicionado. Salvo que haga uno de esos calores que tuvimos en diciembre y enero, nos imaginamos.
HOTEL DULCE HOTEL. El conocido y reconocido cocinero Jimmy Benítez tuvo que abandonar la dulce vida que llevó durante seis años en el Hotel Crowne Plaza (era el pastelero) para lidiar con el tatakuá. Le cambió el esquema, por más almibarado que haya sido su trabajo anterior, no es lo mismo estar encerrado que trabajar al aire libre. Jimmy está bien formado en todos los ítems de la cocina. Pero ¿por qué pizza?. “Quién le puede decir no a una buena pizza? Después del asado ya viene la pizza en la preferencia de los consumidores. Porque es noble, simple y a la vez muy artesanal y si vos respetas los procesos no podes fallar”. Lo que alcanzamos a probar, margarita, napolitana, mexicana y caprese, no tuvieron fallas. Al contrario.
EL HUMO Y EL HUMOR. Pero dejemos que Jimmy describa las principales características del producto que ofrecen. “La característica principal es que es una pizza fresca, del día y totalmente artesanal, fina, crocante medio quemadita si se puede. Todos los productos que usamos son de primera, somos celosos a la hora de respetar el tiempo del leudado de la masa, descansa el tiempo que tiene que descansar para poder estirar, que el gluten haga lo suyo. Puede tener más o menos queso, salsa de tomate más o menos agria, pero la combinación de tomate, muzzarela, albahaca y oliva, no falla nunca. El piso del tatakuá, el humo y el humor del cocinero le dan el toque especial a la pizza”.
AMARGOS Y DULCES. El otro componente importante de la oferta gastronómica son los tragos. Los primeros fueron “amargos”. Lo que pasó fue que intentaron poner en la barra a dos chicas lindas y cool pero no funcionó porque no tenían el amor al oficio ni las ganas de trabajar. Pasaron varias personas hasta que dieron con Ever Portillo, un joven apasionado por su labor, uno de los que está siendo adoctrinado por el World Class (algo así como el mejor medio para aprender coctelería) y está dando una vuelta de tuerca a la oferta de tragos, que poco a poco está migrando de la coctelería clásica hacia la alta coctelería. “Ricardo también es metódico en la barra y mixamos con el encanto de una nena, bonita, agradable y que gusta de ese trabajo”, completó Jimmy.
Ever es uno de los 10 bartenders seleccionados en el país para optar por los cuatro lugares que estarán reservados para aquellos que irán a San Pablo a una final regional de World Class que podría ubicar a un paraguayo, por primera vez, en la mayor competencia mundial de coctelería a realizarse este año en México.
ALINEACION DE ASTROS. Jimmy en la cocina, Ever con los tragos y Cecilia Brizuela en la labor gerencial completa el equipo que lleva adelante el local. “Nosotros vamos de la mano con el lugar, de lo contrario sería otra cosa, somos apasionados” nos dice Jimmy y se nota en el cuidado que pusieron en todos los detalles. Por más que hace poco más de un año que están trabajando con la nueva propuesta, admiten que están en una especie de Soft Opening porque a pesar de lo presentable que está el lugar reconocen que para ellos aun no está completo por lo que nunca se hizo una inauguración oficial.
Aprovechamos la presencia de Cecilia para cosechar algunos datos de interés. El bar tiene capacidad para 120 personas sentadas. El espacio da para 250 personas, sin embargo prefieren apuntar a 120 para que el óptimo servicio no se resienta. Abren de lunes a sábado desde las 18:00. Todos los días tienen un after officce de 18:00 a 20:00 con promociones diarias. Los miércoles se llevan a cabo las noches culturales, con participación en vivo, de artistas de los ámbitos de la música, el teatro y las artes plásticas. Tienen una bonita terraza que se habilita en ocasión de eventos especiales y reservas. Un dato no menor es que el local cuenta con estacionamiento. Los clientes pueden dejar sus vehículos en la playa del Hotel Crowne Plaza, así como en un edificio de estacionamiento habilitado sobre 25 de mayo y también cuentan con un servicio de valet parking.
PRECIOS Y GUSTOS. Hay poco más de una docena de gustos de pizzas, las más tradicionales: caprese, margarita, napolitana, cuatro quesos, rúcula… y una versión especial 904 que lleva tiras de tapa cuadril. Vienen en tres tamaños: mediano, grande y familiar con precios que van desde 38 mil, la mediana, a 95 mil guaraníes, la familiar, dependiendo de los gustos. La más cara es la que lleva salmón. También tienen picadas, choripanes, papas fritas, bruchetas y sándwiches que son elaborados con panes de elaboración propia, tatakuá mediante. No faltan las ensaladas y los postres.
En materia de tragos, los que actualmente están en la carta son los clásicos: Caipirinha, Margarita, Gin Tonic, Daiquiri, Piña Colada, Negroni, Alexander, Manhathan, Pisco Sour, Destornillador, Tom Collins, Mojito, a precios super competitivos. Los nuevos tragos no fueron incluídos aún en la carta, pero algunos de ellos ya tuvimos oportunidad de catar y están en la línea de la nueva coctelería con la utilización de bases como el whisky y el complemento de ingredientes tales como hierbas aromáticas y sabores exóticos. La oferta se completa con cervezas de las marcas lager más renombradas así como por un lote de etiquetas de vino ajustado al target del local.
DELIVERY. Recientemente habilitaron el servicio de delivery para sus productos gastronómicos, especialmente las pizzas y el objeto es servir a la clientela que se encuentra en un radio no superior a los 3 kilómetros. Esto debido a que de esta manera se puede asegurar que el producto llegue en las condiciones y con calidad que se requiere.
- Facebook: 904 Bar
- Delivery: 0986 230963