El lunes pasado en la Municipalidad de la Capital se selló un acuerdo tácito. El legislativo municipal elaborará una normativa que contemple este nuevo modelo de negocio gastronómico. Los food parks acordaron cumplir con las exigencias legales que se requieren. Los vecinos de Recoleta están conformes porque no pueden habilitarse en zonas prohibidas. Pero aún siguen siendo una pesadilla para los bares y restaurantes por el rotundo éxito que tienen.
La semana pasada hubo un ataque en varios frentes contra estos establecimientos, denominados Patios de Comidas o food parks. La Municipalidad, el Ministerio de Hacienda, Salud Pública, algunos vecinos y la Asociación de Restaurantes del Paraguay arremetieron al unísono contra ellos. La queja generalizada era que no cumplían con las normas legales (seguridad, salubridad, laborales) y que constituían una competencia desleal.
A resultas de la reunión mencionada se tiene que: los food parks seguirán funcionando normalmente pero tendrán que cumplir todas las exigencias legales. De hecho, ninguna dejó de funcionar y con mucho éxito, como de costumbre. No se habilitarán estos locales en las zonas de la ciudad en que no estén permitidas. El food park que se construía en Charles De Gaulle y Las Palmeras, paralizó sus obras. Los vecinos de esa zona de Recoleta recibieron la promesa que no se modificará la ordenanza para favorecer estos emprendimientos.
Los concejales que estuvieron presentes se comprometieron elaborar una ordenanza que contemple todos los aspectos que conciernen a este tipo de negocio. Muchas de las normas existentes pueden aplicarse directamente a estos locales. Deben tener patente y habilitación como cualquier negocio del ramo. Deben también cumplir con las exigencias se seguridad y salubridad. Pero no existe una legislación específica que contemple el caso de los Patios de Comidas al aire libre. Y no pueden aplicarse las mismas normas que los Patios de Comidas de los Shoppings, porque estos son habilitados como tales y no como Patio de Comidas.
En el caso de los food parks, hay que considerar algunos aspectos que son muy especiales. Por un lado están las empresas y los responsables del emprendimiento general. Luego están los dueños de los puestos y entre estos están los que tienen puestos fijos y los que son food trucks, equiparados a los vendedores ambulantes. A los primeros hay que exigirles por ejemplo, instalaciones adecuadas (electricidad, agua corriente, desagüe, estacionamiento) y a los segundos todo lo que se refiere a la manipulación de los alimentos.
Mauricio García (Food Park) y Makarena Nicolicchia (Le Marché) comentaron que desde hace rato vienen adecuándose a las exigencias que desde la Municipalidad y la Subsecretaría de Tributación le hacen las inspecciones que periódicamente visitan estos locales. “Nosotros estamos buscando que esto se regularice”, nos dijo el primero, mientras que la segunda dijo “desde un principio nos acercamos a la Municipalidad, hicimos todo el proceso correctamente, implementando todo los que nos solicitaron”.
Food Park fue el pionero, fue tanto el éxito que tuvo que creció desordenamente de la noche a la mañana. “Fue un boom no pudo planificarse nada”, comentó. Poco a poco fue arreglándose a medida que la clientela lo permitía. Mauricio aprendió la lección y hoy está por habilitar el Food Park Mburucuya, en Santísima Trinidad casi Julio Correa. Allí se realizó una gran inversión previéndose los detalles que no se tuvieron en cuenta en el pionero, y sólo espera el «OK» de la Municipalidad de Asunción para su habilitación. Existen otros proyectos similares que están en camino pero no tenemos los detalles de los mismos. También hay que mencionar que en la ciudad de Lambaré existen varios ejemplares pero allí las normas municipales son diferentes y no hay información si hubo alguna colisión al respecto.
UN MODELO EXITOSO
Un problema grave. Grave para los bares y restaurantes. Es el enorme éxito que tiene este modelo de negocio. Donde quieran que vayan les siguen un gentío de clientes que van atraídos, por los precios bajos, por la novedad, y por una indefinida razón que hace que el público los prefiera a los locales regulares, muchas veces soportando incomodidades, falta de servicio y baños inadecuados.
La Asociación de Restaurantes de Paraguay (ARPY) considera que los food parks constituyen una competencia desleal, porque no se tiene con ellos el mismo grado de exigencia administrativa y fiscal. Tendrán que cumplir todas las normas pero un food park en su conjunto no es un restaurante y tampoco lo son cada uno de los puestos de comida considerados individualmente. Por lo tanto, siempre habrá diferencias en las exigencias.
Es tan exitoso el modelo de negocio, que aun cuando los food park cumplan con todas las exigencias, siempre tendrán un margen de ganancia mucho mayor que otros locales gastronómicos. Y eso, en estos tiempos de una competencia feroz en el sector, es una ventaja inapelable.