Ruth Ramírez (dulce) y Sergio Vera Monjes (salado) fueron los ganadores del concurso el Gran Chef 2015 para estudiantes de cocina que se definió el sábado pasado. El certamen organizado por Vro Indumentaria Gastronómica contó con la participación de todas las escuelas de gastronomía de nuestro medio y con un jurado internacional. El nivel de la competencia, sin embargo, fue muy bajo, pero las reposteras estuvieron por encima y dan una alentadora perspectiva.
Ruth Ramírez, alumna de Inforcap, ganó con un postre que denominó Japete he ‘e que ella misma describió de esta manera: Fue una desconstrucción, utilizando un ganache de chocolate, un bizcochuelo de vainilla triturada y un merengue italiano con toque de pulpa de mburukuja. La decisión del jurado estuvo reñida en materia de dulces porque hubo interesantes propuestas.
Por su parte, Sergio Vera Monges, estudiante del IGA, presentó un plato que lo describió de esta manera: Tortilla de mandioca rallada con queso Roquefort, muslo de pollo braceado, con salsa roja y puré de calabaza elaborado con leche de coco toque de kuratú. Sergio ganó como premio un equipamiento completo de cocina a cargo de la firma NGO y Ruth se hizo acreedora de un viaje de especialización en las academias Callebaut en México.
El jurado estuvo compuesto por André Magon (Brasil), Sebastián Saavedra (Chile), Rodolfo Angenscheidt (Uruguay), Oliver Gayet (Paraguay), Bella Rosa Estigarribia (Paraguay), todos ellos profesionales que ejercen en nuestro medio. También participó como juez el argentino Juan Bracelli (Cocineros Argentinos) quién vino exclusivamente para asistir a este evento.
La mayoría de los miembros integrantes del jurado coincidieron en que el nivel de los concursantes fue bastante bajo. No hubo ninguna elaboración que llamara la atención, ya sea por la creatividad en la concepción de los platos, los ingredientes utilizados, por la técnica empleada o por la presentación de los platos. Aquí presentamos un resumen de la opinión de los jueces.
Sebastián Saavedra: Nos sorprendió gratamente la parte de repostería, faltan que los chicos tengan más creatividad, se atrevan más y manejen un poco más de técnica, no puede ser que en una hora media uno no haya terminado los platos, pero es un buen comienzo, puede hacer que la gente se ponga un poco más las pilas.
Juan Bracelli: Me pareció muy compacto el nivel de las pasteleras y estuvieron por encima de lo que fue la parte salada. Me pareció muy interesante participar en este tipo de eventos que lo que hace es contribuir al desarrollo de la gastronomía de un país, estos son cocineros que van a estar al frente de grandes cocinas de aquí a un tiempo.
Oliver Gayet: Mucho mejor el nivel en postres que en cocina. Espero que sean alumnos de primer año, solo dos o tres sobresalieron sobre siete. Los postres estuvieron mucho mejor, yo considero que la gente que está en repostería es gente apasionada y la posibilidad de realizar un postre era mucho más fácil. Los que concursaron ya sabían lo que iban a hacer y los ingredientes que iban a encontrar aquí eran los ingredientes que iban a encontrar en cualquier pastelería del mundo. Encontramos cosas muy interesantes dentro de los postres, no sé si estamos a la altura de decir que aquí hay un gran potencial pero no están nada mal.
André Magon. La parte salada un poco desapuntado, yo esperaba un nivel un poco más elevado de las escuelas y tal vez los muchachos por el nerviosismo no pudieron reflejar las clases que están teniendo en las escuelas. Después de lo salado el nivel de las chicas me sorprendió, creo que las chicas usaron bastante técnica y bastante creatividad. Nos falta mucho pero creo que es el camino.
Rodolfo Angenscheidt: Muy mediocre, falta un poco más de entusiasmo, de estudio, y de trabajo.
Hubo también coincidencia en que eventos de esta naturaleza son necesarios para elevar el nivel de la gastronomía. Es bastante plausible el esfuerzo realizado por la firma organizadora Vro que contó con el apoyo de varias empresas auspiciantes para la realización del evento. La final se realizó el sábado en el salón Arroyito del Complejo Textilia.
El local fue montado convenientemente para la realización de cocina en vivo y los concursantes debieron cocinar un plato, en un tiempo de 90 minutos, bajo el sistema de canasta sorpresa. Trece concursantes llegaron a la final, siete en salados y seis en dulce después de haber superado las eliminatorias en sus respectivas escuelas de cocina.