Diez años con el secreto mejor guardado de Asunción

10 septiembre, 2014
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Cacique y Liv, en la bodega de Uva Terra. Allí, unas 1.500 botellas de las más diversas variedades esperan a los clientes. Primero hay que elegir el vino, no hay una carta para elegirlos, sino que hay que concurrir hasta allí, donde uno de los dos informa y aconseja sobre lo que hay que degustar.

Ahora ya es un secreto a voces. Y nunca mejor dicho. Porque es un secreto transmitido de boca en boca. Nunca hicieron publicidad. Y por más que está ubicado a dos cuadras de San Martín y una de Mariscal López, hace una década, era casi un lugar ignoto. Hasta hoy, cuando llega quien no lo conoce exclama un ¡Guau!, que hermoso lugar. De ahí viene eso del secreto mejor guardado de Asunción.

Uva Terra, está ubicado en Ocampos Lanzoni y Guido Spano, una dirección, que hasta hoy, es un tanto difícil de reconocer y ubicarse rápidamente. Por eso, a veces tenían que salir fuera del local, hacer señas con las manos a los clientes que estaban buscando para dar con el local. Otra dificultad es que Uva Terra, sólo tiene el nombre en la fachada, sin ningún otro agregado que nos indique que es un local gastronómico. Y así vienen desde hace 10 años recién cumplidos y siguen tan campantes.

Esta historia se inició hace más de una década cuando Cacique y Liv se conocieron en Las Cañitas, el primer vino bar del país que Cacique creó junto a Leo Rubín. Allí, ambos ya comenzaron a definir los pasos que iban a dar en el futuro y que se iban a ver definitivamente entrelazados por la gastronomía y el vino.

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Este rincón casi mágico, es el jardín de Uva Terra. El lugar respira, por todos lados, intimidad y romanticismo. Realmente, para los que concurren por vez primera, parece un secretito bien guardado.

“Esto fue un plan de Dios”, dispara sin dudar Cacique refiriéndose a cómo se dieron las cosas. Luego de tres años con Las Cañitas, vendió su parte y decidió abrirse camino por su cuenta. “Ya estábamos en pareja y me tomé unos 100 días para ver qué iba a hacer y lo primero que decidimos fue casarnos”, agrega.  Después vino Uva Terra, “lo único que había hacia acá era 4d, pero después nada”, nos  comenta.

¿Por qué eso del secreto mejor guardado?

Porque no hacemos publicidad y hasta ahora si te fijas en nuestra fan page no llega a los 5.000. Siempre perseguimos ese perfil de intimidad, no secreto, sobre todo tratando de respetar a la gente, nuestra capacidad es limitada, y desde aquel momento ya decidimos ir despacio, es la política del establecimiento, casi nada publicidad.

Se conocía, a través de los amigos, aparte por la ubicación, la calle Ocampos Lanzoni no se conoce, pero si Motta, Andrade, esta calle nadie conocía, la gente venía y se sorprendía por el lugar, allí quedó como un secreto, porque nadie encontraba el lugar, no era fácil encontrar.

¿Pero a pesar de eso salieron a flote?

Como todo negocio tuvo sus momentos difíciles, pero todo es pasajero, y la ayuda de Dios es fundamental, es la fuente y la base para mantener todo esto.  Tuvimos tentaciones de abandonar el barco, seguramente le pasa a muchos pero después nos fuimos dando cuenta que esto era lo nuestro definitivamente.

Si uno no conoce Uva Terra, lleva una agradable primera impresión. Es un ambiente agradable, hermoso con detalles de buen gusto y una iluminación placentera. Dentro se siente uno confortable y cálidamente arropado por una decoración que no cae en exageraciones ni lugares comunes.

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En el salón como en el patio, los ambientes de UVA, son casi inmejorables. Invitan ineludiblemente a compartir un vino y la compañía de una pareja.

¿Cómo surgió la idea de esta ambientación?

Allí interviene Liv.

Somos muy románticos los dos, queríamos un lugar hermoso, porque iba a ser el lugar, dónde teníamos que estar toda nuestra vida trabajando. La ambientación fue madurando con nosotros, hace 10 años yo tenía 25 y entonces la decoración parecía un tanto rústica.

Cuando fuimos madurando y a tener mejores gustos, comenzamos a mejorar la iluminación, los muebles, la cristalería, entonces esto fue y va madurando con nosotros, pero siempre nos gustó que sea oscuro, es una mezcla de cosas, una mezcla de estilo.

Cacique mete la cuchara.

Uva Terra  te puede parecer suntuoso, lujoso. Pero en realidad, es como nuestra casa nomas, es como nosotros tendríamos nuestra casa, nuestro living, y no por eso todo el ambiente se va a ver reflejado en eso, no por eso el servicio va a ser de guantes blancos, y la cocina va a ser de alta cocina. No es la idea del lugar, la idea siempre fue que sea como un bar, más informal.

Pero la decoración te puede indicar que el lugar va a ser un lugar caro, de otro nivel, pero la idea es que hayan cosas de buen gusto, porque todo lo que hay en Uva Terra son nuestras pertenencias, artículos que heredamos de nuestra familia, hay muchas cosas de decoración que son valiosas pero eso no implica que va a reflejarse en el costo de la cena. Me encanta que la gente pase bien y se sienta el amor, con lo que hacemos.

Retoma Liv.

Yo si no tengo velas, no abro, porque me encanta , me encanta que la gente pase bien y que se sienta el amor con lo que hacemos.

Recupera Cacique.

El amor fue siempre un tema principal para nosotros, el amor era la palabra clave, el key word para hacer esto. Era hacerlo todo con amor, amar lo que hacemos primero y después transmitir nuestro amor  a través del negocio y después se fue dando eso, un ambiente íntimo, romántico y  la gente captó esa propuesta y yo digo que se convirtió en uno de los lugares preferidos por las parejas.

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El uso adecuado de la iluminación, los colores de las paredes, techo y de los muebles, dan a los ambientes de Uva Terra una armoniosa calidez.

Uva Terra, se ha convertido con el correr de estos 10 años en el restaurante más romántico de Asunción. El lugar propiciatorio donde muchas parejas concurren para declararse amor, para asumir compromisos matrimoniales y para recordar años de casamiento. Nunca hubo una promoción especial al respecto, sólo se fueron dando las cosas al influjo del lugar y la magia que transmite. “De repente, un día cualquiera, vemos que alguien se arrodilla y ya sabemos que es una propuesta”, nos recuerda Liv.

En el Día de los Enamorados explota el tema de las llamadas telefónicas. Meses antes, ya están listos con el cuaderno de reservas para ese día. Pero normalmente, en Uva Terra ayudan a realizar preparativos especiales para las parejas que quieran conmemorar algo especial, como por ejemplo que a tal hora, llegan unas flores, o se sirve algo especial.

“Una vez, escondimos un anillo en un bomboncito y la novia no comía, no comía, no comía, retiramos todo de la mesa y le seguíamos dejando el bomboncito. Le cambiamos los platos, hasta que tuve que acercarme y decirle a la señorita que si no comía el bomboncito no le íbamos a poder traer la cuenta. Allí mordió (el anzuelo y el bombón a la vez) y empezó a llorar”, nos cuenta Liv.

EL TEMA DEL VINO

 

En Uva Terra, el tema del vino siempre fue lo principal. Se abrió primero como una boutique de vinos, luego de convirtió en un lugar donde se podía abrir un vino y comer unas picadas y al año de existencia se incorporó a full la cocina y se convirtió en lo que hoy es. “Hasta hoy no sabemos lo que es, sabemos que nos encanta lo que hacemos, pero no estamos encasillados en lo que es un bar, un restaurante o un wine bar, o una bodega. Pero el vino es la estrella”, interviene Cacique.

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La bodega de Uva Terra, tiene casi todo lo que debe tener un bar de vinos. Profusión de argentinos y chilenos sin olvidar a los europeos ni a los australianos, neozelandeses y norteamericanos.

En función al vino gira todo. A tal punto, que primero se pide el vino y después se ve con qué comida combinar. Pero el vino no tiene una carta, no hay lista de vinos. El cliente, siempre es recibido por Cacique y Liv, quienes preguntan qué tipo de vino gustarían tomar y conducen a sus invitados hasta la bodega instalada al fondo del salón donde en base a los consejos que reciben los clientes eligen lo que van a tomar.

“Es una pequeña molestia para algunas personas, pero es el atractivo del lugar, en el sentido de que pasar a mirar un poco el vino, entrar a la bodega y allí surgen charlas interesantes y uno puede también de paso interactuar con las personas, conocer sus gustos y enterarnos de muchos vinos que no tenemos y que nos sugieren. Gracias a eso aprendemos y traemos cosas nuevas”, dice Cacique.

“Por eso no tenemos carta de vino, porque por ahí llega un vino nuevo, ponemos en la bodega, y si no está en la carta tenemos que explicar a los clientes esta situación, y si tenemos una carta vamos a tener que encasillarnos siempre en determinado vinos. Y no queremos eso”, interviene Liv.

El boom del vino en nuestro país surgió en la época de Las Cañitas cuándo por el tema del cambio era muy conveniente importarlo desde Argentina. “La preferencia por el vino argentino se mantiene y se fueron incorporando algunas cosas como que por ejemplo el vino chileno está ganando nuevamente protagonismo. Y además hoy llegan no solo del viejo mundo, España, Francia, Italia, sino que viene de Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos. La idea es tratar de tener todo tipo de vinos y culturizar, mostrar cosas nuevas, que el conocimiento se vaya expandiendo y que la gente no se case con un etilo o con una marca”, ilustra Cacique.

Uva Terra tiene una bodega de unas 1.500 botellas aproximadamente, en donde la base son los vinos argentinos y chilenos, en las variedades de cabernet sauvignon, malbec, carmenere, syrah, torrontés, sauvignon blanc, etc. “Tenemos lo que hay que tener, un standard, pero también nos manejamos con un poco por intuición , un poco por información, tratando de ser los primeros, no por vanidad sino por necesidad, a fin de mostrarles cosas nuevas a los clientes”.

“A lo largo de los 10 años, recuerdo que Las Moras, no se traía, el Calia, Benegas, Alta Vista, Nieto Senetiner, de los que yo recuerdo. Muchos de esos vino por suerte ya son importados oficialmente en Paraguay, muchos de esos vinos tuvimos primero nosotros”.

“Tenemos como base,el  vino reserva, el vino de mesa, no está en nuestro portafolio. Los vinos que ofrecemos no son caros porque queremos que la gente haga aquí el upgrade, si está acostumbrado a tomar algo que de un paso adelante, suba un nivel más, que aprenda, por eso siempre tratamos de diferenciarnos en los precios. Que un grupo de personas pueda pedir dos o tres vinos diferentes”.

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Una vista general del salón principal. La iluminación brinda un tono íntimo a todo el ambiente, favoreciendo la calidez.

Y LA GASTRONOMIA

 

Recientemente, Uva Terra cambió su menú, con motivo de cumplir 10 años de existencia. Y como se reconoce que su función es quedar en un segundo plano, por detrás del vino, funciona en torno a éste. “Es un menú confortable, tratamos de que acompañe toda la línea de vinos que tenemos y obviamente los tintos y blancos siempre están bien acompañados, pero también tenemos opciones para aquellos que no van a tomar cerveza o un espumante”.

La carta no es muy extensa pero se pueden ver en ella algunas opciones de ensaladas, platos que son para compartir (que generalmente son entradas), pastas y los platos principales. Entre estos últimos abundan los pescados, la carne vacuna, y también hay opciones de carne de cordero. “Tenemos que tener en el menú, algo para acompañar cada vino y así va funcionando de acuerdo a la temporada y dependiendo del clima vamos ajustando el menú”.

Los precios  rondan, de acuerdo al vino elegido, entre 150 mil guaraníes o 200 mil guaraníes por pareja. Uva Terra atiende de martes a sábado desde las 19:30 hasta las 01:00. Los viernes y sábados el horario puede extenderse hasta las 03:00. Los propietarios son Francisco Scappini y Liv Ljunggren, padres de dos hijos. Cacique, tiene una larga tradición familiar detrás del vino y Liv tiene vocación de artista, es por eso que Uva Terra es como un ensamblaje de pasión y creatividad. Y perdón si no contribuimos a que siga siendo el Secreto Mejor Guardado de Asunción.

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