Así luce la tradicional barra curva. Ya no se nota la cocina ubicada en el entrepiso y las pantallas coloridas dan un ambiente más moderno al bar. Hay una sensación de mayor amplitud y los baños fueron reubicados.
Desde el miércoles está abierto al público el Bar Nacional, ubicado en Palma y Chile, allí donde durante 70 años Lido Bar se dedicó a crear una de las marcas más icónicas en gastronomía y contribuyó a forjar la esquina más emblemática de la ciudad. Bar Nacional tiene un gran vacío que llenar y cuenta con los medios para hacerlo. El tiempo nos dirá si logrará ese objetivo. Mientras tanto ocupémonos de lo que ofrece ahora.
Esta tarea un tanto “ciclópea” está encarada por dos pequeños grandes “monstruos” del empresariado local. Por un lado, Ueno Bank, el banco más innovador de nuestro mercado y el G5 el grupo que más conoce de entretenimiento y con amplia experiencia gastronómica. Publicaciones, no desmentidas por dichas empresas, dicen que invirtieron un millón de dólares en el Bar Nacional.
En la esquina de Palma y Chile, el Lido Bar alquilaba la planta baja y dos o tres pisos más del edificio. No pudimos confirmar si el Bar Nacional alquila también los mismos espacios, lo cierto es que tiene a su disposición, la planta baja, el primero y el segundo piso. Y escuchamos, no confirmamos, que podrían también extenderse al último piso, donde existe una especie de penthouse, con una amplia terraza. La parte externa del edificio fue refaccionada, luce una nueva pintura.

En la planta baja, el salón fue remozado, aunque todavía sobrevive la famosa barra curva. Ya no está a la vista, la cocina que funcionaba en el entrepiso ni en un sector del salón. Por lo tanto, las comandas ya no se hacen a viva voz y desaparecieron del ambiente aquellos famosos gritos de las mozas “una milaaa de carne” para hacer sus pedidos.
La parte superior de las paredes están “tapizadas” de monitores de televisión, unos cinco o seis de gran porte que le dan un moderno aire al bar. Los baños fueron reubicados ahorrando a los clientes ese pequeño “suplicio” que era concurrir a ellos por lo pequeño e incómodos que eran. El salón se conecta ahora con la entrada al edificio que está sobre la calle Chile. En ese sector ubicaron los baños y allí están la escalera y el ascensor que conducen a la segunda planta.

Segunda planta que es la novedad principal del Bar Nacional. Allí habilitaron un salón con mesas y sillas y asientos adosados a la pared, con un pequeño bar. El lugar da un balcón con frente a las calles Palma y Chile, desde donde se pueden apreciar con otra perspectiva los edificios del entorno, especialmente el Panteón Nacional de los Héroes. Y como bien lo hizo notar Zenoura, el fotógrafo cazador de instantes, tomar excelentes fotos de esos monumentos, sin el cablerío, de antes.
En ese nivel, también apuntamos otra gran novedad. Crearon un coqueto y fino salón VIP para aproximadamente 15 personas, que puede ser la envidia de cualquier restaurante de la ciudad que se precie. Justo frente al Panteón Nacional, donde uno puede estar reunido por negocios, compartiendo con amigos, divirtiéndose en algún evento o festejando fechas alusivas y de vez en cuando echar una miradita para ver si nuestros héroes siguen durmiendo enfrente. Hay baños sexados destinados a ambos ambientes.

En total Bar Nacional tiene una capacidad para 200 personas, aunque no sabemos si esto podría ampliarse considerando que también tienen la posibilidad de usar la vereda y en algunos días especiales extenderse sobre el pavimento, domo suele ocurrir a menudo, cada vez que las fechas lo ameriten y la Municipalidad de la Capital lo permita.
Entrando en materia, podemos decir que la gastronomía del Bar Nacional podría definirse como cocina tradicional paraguaya, con los platos más comunes del comensal nacional, tanto los de la calle como los del hogar. El local ya no es solamente para una comida de paso, porque al habilitar su salón con mesas y sillas del segundo piso, las ocasiones de consumo también incluyen un almuerzo, una cena o un festejo, por lo que el menú también incluye recetas con una mayor elaboración y complejidad.
El menú es muy amplio y es un abanico de ofertas de comidas y bebidas. En su apartado de Vitrinas y Minutas aparecen las diversas variedades de empanadas, fritas u horneadas, croquetas, coixinas, fugazzas, tartas, sopa so´o y los sándwiches. Entre los caldos y sopas aparece el Piracaldo “Nacional”, la carta que juegan para “ensombrecer” al famoso piracaldo del Lido. Hay apartados para ocho tipos de ensaladas y casi 15 variedades de milanesas. También secciones para pastas, y entrepanes como las quesadillas, wraps, hamburguesas y sándwiches especiales.

Tiene diez opciones de pescados y mariscos, donde las recetas con salmón y surubí son las estrellas. Entre los platos especiales: picaña a la provenzal y picaña gratinada (110.000 y 115.000, respectivamente) son los más caros de toda la propuesta, pero con contrapuntos como el Pureton Nacional, el clásico yorador de tortilla, picadito de carne y huevo frito, a 45.000 guaraníes. Los precios en general se presentan muy razonables.
La cocina está dirigida por los chefs: Víctor Jiménez, experto cocinero con varios años en Long Bar y King Fish, y Isaías Duarte, joven profesional con pasos en las cocinas de los restaurantes de La Cuadrita. Hay dos cocinas en el lugar, con equipos de última generación, en donde trabajan un “ejercito” de 25 personas.
Por lo que vimos hasta ahora, podemos decir que el Bar Nacional, está muy bien equipado con una infraestructura mayor y mejor de la que gozaba el Lido Bar, en el mismo lugar. Falta analizar el factor principal que es la comida, para tratar de encontrar una respuesta al interrogante que plantea el título. Solo el tiempo y la clientela podrá mostrar si alcanzan el éxito y si se mantiene en el tiempo. Ayer, hasta la tardecita, ya habían recibido un aluvión de gente. Mientras el Lido Bar, está haciendo historia, desde otra esquina de la ciudad. Pero es inevitable, todavía asociarlo a Palma y Chile. Vamos a ver si el Bar Nacional disocia esta idea.