Tiene 28 años y es agricultor y albañil. Pero ya es una celebridad en las redes sociales por sus posteos en guaraní sobre cocina tradicional paraguaya. Además, tiene una historia de vida, ejemplar.

Guido Penayo es un joven agricultor y albañil paraguayo, que vive con su familia, en el remoto distrito de Maracaná, Departamento de Canindeyú. Desde su humilde rancho comenzó a subir a las redes sus recetas de cocina paraguaya y alcanzó un éxito increíble. Tiene miles de seguidores y sus videos alcanzan millones de vistas. Tiene incluso patrocinadores.  No tiene mucha ciencia ni técnica por eso se define como un “cocinero a lo campaña”.

“No soy profesional, a lo campaña nomás hago las cosas. Antes hacía mis platos a ojo, pero después me comenzaron a pedir las recetas y tuve que aprender. Ahora peso los ingredientes y me resulta más fácil. Aprendí mucho sobre todo lo referente a repostería. Algunos vienen hasta aquí y nos intercambiamos recetas”, nos cuenta Guido a manera de explicación de su trayectoria.

Comenzó a familiarizarse con las redes sociales en el 2017. Alzaba a las redes sus vivencias de la vida en el campo, de sus actividades en la chacra familiar. Entre esas actividades, estaban los platos de cocina y pronto descubrió que sus posteos gustaban a la gente. Los videos se producían en su ambiente cotidiano sin ninguna ayuda tecnológica más allá del teléfono celular. Eso sí, se grababan totalmente en guaraní.

Primeramente, fue su mamá la que le ayudó a grabar los videos, después recurrió a los amigos y actualmente son sus sobrinos quienes se encargan del tema. Guido tiene 600.000 seguidores en Facebook, 260.000 en Instagram, 230.000 en Tik Tok y unos 20 mil en Youtube. Lleva filmado unos 300 videos de cocina paraguaya.  “Lo nuestro, chipa, mbeju, chicharö, chipa guazú, sopa paraguaya, vori vori, pastel mandi´o, tallarín” menciona entre los tantos que ya preparó ante las cámaras.

Guido llegó a un gran público a través de sus videos de cocina, pero su historia de vida lo convierte en un personaje admirable y muy querido. Los medios periodísticos asuncenos, diarios y canales de televisión ya lo entrevistaron muchas veces y se ha convertido en un personaje mediático. Tiene 28 años, es soltero y solo estudió hasta el noveno grado. Vive con sus padres y una hermanda en Maracaná, un distrito creado en el 2016 en el Departamento de Canindeyú, ubicado a 260 kilómetros de Asunción.  Son oriundos de Avaí, Departamento de Caazapá.

Es el último de siete hermanos. A medida que crecían y maduraban se independizaban y abandonan la casa familiar. Desde los 15 años, él y su hermana están solos con sus padres Rosa Acuña y Gregorio Penayo. Su hermana María Elena, de 31 años es medio paralítica y sufre de epilepsia. Cuando le afecta uno de sus ataques queda postrada en cama, lo cual exige que su madre le atienda permanentemente. Y, en consecuencia, Guido es el encargado de cocinar y así aprendió a través de su madre los secretos de la gastronomía popular.

Guido aparece aquí junto a sus padres. Viven en el Distrito de Maracaná, en el Departamento de Canindeyú donde tienen una chacra. Foto Gentileza.

En tiempos normales se dedica a la chacra. “Me voy al cokue”, dice. Plantan mandioca, sésamo, maíz, maní, chía, y tienen una huerta para el consumo familiar. Es también albañil. “El campañero debe saber hacer cualquier cosa”, explica. Ese oficio le permitió construir una vivienda de material para sus padres y además otras cosas como el tatakuá que usa para sus cocciones. No se dedica profesionalmente a la gastronomía, pero con un grupo de jóvenes cocina para personas que necesitan. Dictó ya algunos cursos en otras ciudades.

Lo que más le gusta cocinar es el mbeju, porque se hace muy rápido y además es lo que más le piden. Lo que más le costó en la cocina, son los productos de repostería, sobre todo aquellos que necesitar usar levadura. Comentó que algunas veces hacía videos de bollos y cuando terminaba la cocción no se inflaba. Ahora cada vez más está dominando el tema.

Su trascendencia en las redes sociales llamó la atención de las marcas y muchas se acercaron a ofrecerle auspicios. Hoy tiene trato con Pollo Don Juan, Arco Iris, Comercial Virgen del Rosario, de Luque y Sabores de Areguá, que además de proporcionarle los ingredientes para sus preparaciones le brindan una paga mensual “gracias a lo cual puedo ayudar a mis padres”.

“Quiero recibir visitas”, nos dice cuando hablamos de sus planes futuros. “No estoy preparado para eso, debo tener dos o tres piezas para recibir a amigos o familias que puedan venir a aprender y a disfrutar la vida del campo. Suelen venir, pero no tengo comodidades”, señala. Pocas veces viene hasta Asunción y lo hace cuando tiene que retirar materiales e ingredientes de sus auspiciantes.

Pero su sueño es ver el Palacio de López. “Le prometí a mi papá que íbamos a ir algún día. El es muy patriota, cuando oye el himno se le caen algunas lágrimas. Quiere conocer los lugares históricos, la estación del tren. Tal vez por eso es que a mí me gustan todas las cosas nuestras, nuestras tradiciones, la comida típica”, manifestó finalmente.

 

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