De las paredes cuelgan afiches, carteles, fotos, vestuarios, bocetos, de obras y artistas que alguna vez desfilaron sobre su escenario. Del techo penden, lámparas, caireles, arañas e instrumentos de música que alguna vez fueron de utilería y la amplia barra está enmarcada a la manera de un escenario con un telón de boca y flecos a los costados. Por fin, el Municipal tendrá un espacio gastronómico que respire a Café del Teatro.
La obra se debe a Jorge Oyenard, un empresario gastronómico uruguayo devenido en restaurador de espacios públicos asuncenos de extraordinario valor histórico y arquitectónico. Le precede el fulgurante éxito que tuvo con la Casa Clari, en la Manzana de la Rivera, donde con la excusa de brindar un servicio de café, bar y restaurante, sacó a relucir las maravillas de una antigua construcción, que la Municipalidad de Asunción ya no sabía qué hacer para aprovecharla.
Desde la última restauración que se hizo en el Teatro Municipal en el 2006, la esquina en planta baja del ala derecha se destinó para un espacio gastronómico. Allí antes estuvo la Biblioteca Municipal, y mucho antes un restaurante popular que se llamaba Ideal. Todo teatro que se precie debe tener su espacio en donde con el pretexto de un café, una copa o unos bocados se pueda compartir, antes, durante o después de alguna velada artística.
Con ese fin nació el Café del Teatro. Pero las propuestas que por allí desfilaron no cuajaron en un proyecto que pusiera en valor todos los factores que allí convergen: historia, arte, arquitectura y gastronomía. Durante mucho tiempo fue un espacio alternativo para otras expresiones artísticas. Hubo pequeños conciertos, puestas escénicas, stand up, pero el lugar no llegó a consolidarse como escenario aledaño al teatro. Las propuestas gastronómicas tampoco. El local no tenía infraestructura adecuada para un local gastronómico. Y el hecho de que sea un patrimonio histórico limitaba las intervenciones que se puedan realizar en ella. En esta ocasión se salvaron los inconvenientes gracias a los conocimientos gastronómicos profesionales y al asesoramiento de las autoridades culturales de la municipalidad para evitar cualquier daño a ese patrimonio histórico, artístico y cultural.
Y Jorge Oyenard lo que hizo fue dar relevancia a los mencionados cuatro factores que allí convergían. Como ya lo había experimentado en la Casa Clari. Las paredes de los ladrillos originales están a la vista y fueron utilizados como murales para exhibir fotos de espectáculos artísticos, espejos, afiches promocionales, restos de partituras en una clara evocación a las funciones del Teatro Municipal. Del alto techo del salón pueden apreciarse aún las viejas vigas reforzadas y colgados infinidad de artefactos antiguos de iluminación que son reflejos de retazos de la historia del teatro.
Para recurrir a la historia, no se le ocurrió mejor idea que visitar y escrudiñar los depósitos del Municipal. De allí pudo recuperar antiguos objetos y equipos que estaban en desuso. Como, por ejemplo, los pequeños ventiladores que climatizaban la platea en la etapa previa a la remodelación. De allí salieron algunas arañas y lámparas. Un viejo y abandonado reóstato que utilizaban para las iluminaciones escénicas y un montón de objetos más que decoran el nuevo Café del Teatro.
Recurrió también a historias vivientes, como lo son los artistas Marisol Pecci, Miguel Bonín, Luis Szarán, Félix Toranzos, que aportaron materiales para ambientar el local, entre ellos bocetos, vestuarios y diseños originales de Ricardo Migliorisi, en homenaje al fallecido artista plástico. Y contó con la colaboración del director interino del Teatro Municipal. En síntesis, el Café del Teatro es como una gran puesta en escena, una instalación gigante.
“Nuestro deber es viabilizar estos lugares con tanta historia y que al mismo tiempo podamos ofrecer un buen servicio, una propuesta gastronómica que contribuyan a rescatar el espíritu y el contenido que tienen. Queremos que la gente sienta que aquí está representada parte de la historia del Teatro Municipal. Pero además queremos ser la marquesina. Un espacio abierto para que puedan disfrutar los artistas, los funcionarios y el público. Convertirlo en un ícono gastronómico cultural”, explica Oyenard.
En cuanto a lo gastronómico, debemos agregar que al salón donde está instalado el Café del Teatro, se agrega como parte del local un patio externo que está sobre la calle Alberdi, allí donde desemboca la salida de emergencia del Municipal, que fue convenientemente enrejado. También se tiene previsto utilizar parte de la acerca y la calle para ubicar mesas y sillas. Pero por de pronto solo se habilitará el salón interno.
El concepto es el de una Trattoria popular. Pasta y pizza a precios económicos, además de ofertas de paninis y milanesas, recetas ágiles para evitar la producción de grasa en el edificio y también fáciles para digerir. Esa línea es la que predominará en horas del mediodía, pero a la noche cambia un poco la función. El menú será ya un poco más sofisticado, basado en lo que propone Mercado Oyenard, el restaurante que Jorge tiene en el barrio Los Laureles, uno de cuyos fuertes son las pastas rellenas y por supuesto un poco más onerosas. Las propuestas irán variando semana a semana.
Cuando los otros espacios estén habilitados, se tiene previsto que en el sector del patio se habilite un brasero, parrilla y plancha, para que allí exclusivamente se puedan cocinar todos los alimentos que producen grasa. “Junto a las diferentes carnes asadas, habrá picadas, hamburguesas, choripán, salteados al wok. Es decir, todo lo que lleve grasa afuera, en el patio y en la calle, para el picoteo y el after office, cero reservas”. Lo último en alusión a que, en el salón, en el horario de la noche, habrá que hacerlas.
El Café del Teatro tiene capacidad para 50 personas en el salón, y se agregaran 40 lugares más cuando se habilite el patio y una cantidad similar una vez que estén disponibles el área correspondiente de la calle. Habrá también servicios de desayuno y merienda, con formatos preestablecidos para dar mayor agilidad al servicio. Hay que destacar que Oyenard también es propietario del Café Comporta, ubicado en Las Mercedes, en donde se especializan en este tipo de atención. La próxima semana se abrirá el telón de esta nueva obra dirigida por Jorge Oyenard. Estaba previsto para el lunes 17 pero problemas de última hora, obligan a la demora del estreno.
Oyenard, es un chef y empresario gastronómico uruguayo, que tenía un restaurante destacado en Montevideo, Uruguay. Vino al Paraguay, para probar suerte y así creó, antes de la pandemia, Mercado Oyenard, un restaurante especializado en pastas y pizzas que rápidamente alcanzó el éxito y se constituyó en uno de los principales representantes gastronómicos en su especialidad. Un buen día, Angie Duarte, la directora de Cultura de la Municipalidad le propuso que se hiciera cargo de la Casa Clari. Agarró viaje, y el conocido local ubicado frente al Palacio de López hoy día, tiene que rechazar a veces algunos clientes por la demanda que tiene en los fines de semana. Veremos ahora que le depara la suerte con el Café del Teatro. ¡Mucha mierda!