Probablemente sea el primero y único local gastronómico de comida típica paraguaya ubicada en la Capital Federal de la República Argentina y uno de los pocos de la Provincia de Buenos Aires. El dato es curioso porque se trata de la ciudad donde habita la mayor cantidad de paraguayos en todo el mundo. Está ubicado nada menos que en Recoleta, un tradicional y residencial barrio identificado con los más altos estándares sociales y económicos de la gran urbe.
Así Tal Cual como lo estamos contando. Tal Cual Café Bar, que es como se llama, el local gastronómico de comida paraguaya está ubicado sobre la calle Juncal, cerca del límite donde comienza otro emblemático barrio porteño: Palermo, uno de los principales polos gastronómicos de la ciudad. Tal Cual Café Bar está sobre una tranquila arteria, donde predominan los edificios de departamentos. No es una calle comercial.
Está en ese lugar desde hace 14 años, pero antes era un restaurante de cocina rioplatense, carnes asadas, bife de chorizo, papas fritas, pastas, en fin. Cuando estaba por finalizar la pandemia, Eva Jacquet González, su propietaria amaneció un día con la idea fija de convertir su local en un establecimiento para rendir culto a la cultura paraguaya y a las tradiciones culinarias de nuestro país. Ella es oriunda de María Auxiliadora, Departamento de Itapúa.
“Ya tenía la idea fija de ofrecer comidas típicas paraguayas, siempre quise poner un local para reunir a la colectividad, estar en compañía de mis connacionales, escuchar mi polca, porque no teníamos un local que nos represente” nos comenta desde la distancia. No tenemos referencia acerca de restaurantes o bares que sirvan comidas típicas paraguayas en Buenos Aires. En esta ciudad viven más de dos millones de paraguayos.
La mayoría de los nuestros compatriotas residen en el cono urbano porteño, fuera de los límites de la Capital Federal, salvo el caso de la Villa 31, un populoso asentamiento precario ubicado en el centro porteño donde habilitan miles de paraguayos, no muy lejos del lugar donde está asentado Tal Cual Bar. Nos comentaba Eva que cuando querían probar algún plato paraguayo iban a un “boliche” en el barrio Constitución, donde podían comer algunas minutas pero que no servían comidas al plato.
Cuando tomó la decisión de cambiar el rumbo de su local, lo primero que hizo Eva fue modificar la ambientación. Ella misma se encargó de colgar algunas hamacas y puso en las paredes varios sombreros piri. En la entrada colocó una imagen de la Virgencita de Caacupé, sobre una mesa al lado de un cambuchi. En un pequeño atril dibujo el mapa de Paraguay con la expresión Che Reta Paraguay. Todo en el lugar es muy sencillo pero muy pintoresco. Algunas frases en guaraní completan la ambientación. “Koape naipori pire vai” (Aquí no hay mala onda) se alcanza a leer en una las inscripciones.
Eva avanzó contra viento y marea, porque algunas voces de sus compatriotas le decían: “Y vos crees que vas a vender en ese lugar. Allí es muy chuchi”. Ella lo tomó como un desafío. No quería aceptar que minimicen su proyecto porque estaba en Recoleta. Si bien la mayoría de los paraguayos que vienen en Argentina son de condición humilde, existen muchos que tienen condiciones para ir a comer en cualquier restaurante de la ciudad. “Lo que pasa es que somos coygua y siempre tenemos miedo a que alguien te discrimine o te mire mal” dice a manera de justificación.
Ya pasaron casi cuatro años de la transformación que tuvo Tal Cual Café Bar y sobrevivió pese a todos los pronósticos. Incluso le fue bien. El agosto del año pasado, en el programa Historias Ricas de TN, de la televisión argentina, le hicieron una nota como parte de las colectividades que contribuyen en la gastronomía porteña. La entrevista estuvo a cargo de Pietro Sorba, el principal periodista gastronómico de Argentina. Posteriormente, en febrero pasado el conocido hombre de prensa volvió a visitar Tal Cual Bar para una nota que se incluyó en la Revista Viva del diario Clarín y así llamó la atención de los otros medios periodísticos argentinos, y también la nuestra, que así fue como nos enteramos de su existencia.
Al comienzo el restaurante paraguayo se publicitaba de boca en boca. “Los clientes venían de los alrededores, pero siempre de Capital Federal y del Gran Buenos Aires”. Pero desde que la vieron en la tele y el diario Clarín hay paraguayos que concurren desde La Plata o de Ezeiza y tiene que viajar horas para llegar. “Vienen de todos lados”, comenta satisfecha por el éxito logrado.
El 70 por ciento de su clientela es paraguaya, el restante 30 por ciento, está integrado por los turistas y los argentinos. “Lo que más me gusta es que los extranjeros se toman fotos con el sombrero piri y también los paraguayos como si nunca hubieran visto uno”. El local es pequeño, tiene espacio para atender alrededor de 50 personas, en el salón y en una galería que conecta con la vereda donde también habilitan mesas para atención. Está abierto de martes a sábado de 09:00 a 24:00 y los domingos de 12:00 de 18:00. Es decir, hay desayuno, almuerzo, merienda y cena. En algunos días hay espectáculo de música paraguaya.
Tal Cual Bar ofrece comida tradicional paraguaya. “De todo un poco” dice Eva. Y menciona el tallarín de carne, vacuna y de pollo (famoso con video Napoli), marinera con ensalada rusa o ensalada de proto, butifarra con mandi´o chyryry, asado a la olla, kure chyryry, vori vori y por supuesto chipa guazu, sopa paraguaya, mbeju, empanadas al estilo Paraguay y pastel mandi´o cuando hay buena materia prima. Ofrece también bife de chorizo, pastas, milanesa y hamburguesas porque es el plato preferido por los chicos. “Lo que más sale es la marinera y el vori vori”, especifica.
La hora de mayor concurrencia se reparte entre el almuerzo y la cena. Pero también va mucha gente para la merienda. A la mañana, es infaltable el cocido quemado acompañado de mbeju o chipa recién horneada, que fue la recomendación que realizó Prieto Sorba. Y Eva sugirió las tortillitas con queso y mucho verdeo, en vez del tradicional terere rupa que practicamos acá. “Nosotros en Paraguay no valoramos nada, pero estando uno acá cualquier mandi´o ata aprecia”, señaló.
Nuestra entrevistada no es cocinera tiene gente encargada para tal menester, pero ella se encarga de probar todos los platos para saber si tiene el sabor deseado. “Los cocineros son paraguayos, así como la gente encargada del servicio, tienen que entender guaraní y conocer nuestra cultura”, nos cuenta. Y a manera de disculpas dice que a veces falla la materia prima.
Eva, tiene 42 años, está casada con el argentino Guillermo Cardieri, con quien tiene un hijo, Mateo de cinco años. Hace más de 20 años migró de su María Auxiliadora natal a Buenos Aires, movida por sus ansias de progreso. Al llegar nomás a la gran ciudad se empleó como moza en una pizzería, donde trabajó por cinco años y allí ya comenzó su relación con la gastronomía. Pronto pudo establecerse con una cafetería y hace más de una década habilitó su restaurante.
La gente le pide que habilite otro local. “Pone una sucursal en Lanús, necesitamos en la Zona Norte” son algunos de los pedidos. “Vamos a ver más adelante porque como está la situación en el país es muy difícil. Yo agradezco que me vaya bien y me gustaría un Tal Cual dos, un Tal Cual tres. Uno la rema pera no es tan fácil. El peso no sirve para nada para nosotros los paraguayos. A mí me gustaría hacer algo parecido en Encarnación”, piensa. Mientras tanto prepara un viaje para el 11 de mayo, con destino a su María Auxiliadora natal, donde tiene a toda su familia, padres, hermanos, para festejar el Día de la Madre. “Cuando voy a Paraguay no quiero volver, pero me va bien aquí”, dice finalmente.