A finales del año pasado, habíamos vaticinado que el 2022 sería un año de gran salto para la gastronomía. Después de dos años de pandemia se revitalizó el sector y posiblemente ya superó lo que sería un simple efecto rebote. Hoy, sobre todo, vemos que está ocupando sectores de preponderancia. Los negocios gastronómicos son las nuevas estrellas de las estaciones de servicio y en los centros comerciales están solidificándose en los mejores espacios.
El año 2021 cerró el periodo más nefasto que pasó el sector gastronómico (también otros), a raíz de las limitaciones que impuso la pandemia. Cerraron muchas empresas, hubo miles de despidos y los que sobrevivieron tuvieron que comerse la cola o endeudarse. Era fácil percibir que después de tanta retracción, el sector gastronómico iba a dar un gran salto porque desaparecieron las causas que tanto la perjudicaron.
Los economistas denominan “efecto rebote” a esa situación de bonanza que acompaña inmediatamente a un periodo de retracción. No es que haya un crecimiento, sino que simplemente se recupera el nivel anterior que se tenía antes, de la pandemia en este caso. En nuestro medio, es difícil realizar definiciones “certeras” o “infalibles” ya que no existen datos estadísticos oficiales. Además, es un sector donde reina mucha informalidad.
Sin embargo, el termómetro social es un buen indicador para observar hacia donde va y puede detectar movimientos a la suba o la baja que son determinantes. A lo largo del presente año, la gran mayoría de los actores del sector señalaron que experimentaron un repunte en las ventas. Añadían que esa situación les permitía recuperarse de las deudas que habían acumulado durante los malos años de la pandemia. Pero es innegable, el movimiento positivo que a lo largo del 2022 está teniendo el sector gastronómico.
La pandemia movilizó a los responsables del sector, empresarios, propietarios, emprendedores. Comprendieron la importancia de la formalización y de la necesidad de agremiación, porque ese era el camino para realizar reclamaciones al sector oficial y para encarar en conjunto acciones que pudieran mitigar el desastre que fue la pandemia.
Un caso especial lo constituye la Asociación de Restaurantes del Paraguay (ARPY). Antes de la pandemia reunía en su seno a un poco más de 50 restaurantes, entre ellos los más antiguos e importantes de la ciudad. Parecía un club de propietarios. Eran exclusivos no inclusivos. Con la pandemia, muchos quisieron protegerse bajo su amparo ya que era la única entidad gremial formal que ejercía la representación del sector ante las autoridades.
Con la pandemia, el número de socios trepó a alrededor de 250 restaurantes y se convirtió en una verdadera potencia que tiene un gran nivel de facturación y emplea a miles de personas. Uno de los efectos prácticos y positivos de esta transformación, es que por primera vez en la historia un grupo numeroso e importante de locales gastronómicos se reunieron para protagonizar un black weekend gastronómico que tuvo lugar del 18 al 20 de noviembre pasado.
El termómetro social también nos permite observar que cada día hay nuevos locales y que los ya existentes tienen mucha clientela, algunos más que otros. Los propietarios de restaurantes ya no que quejan de que cada día la torta es más chica, en alusión a que aumentan los locales, pero no los clientes. El protagonismo de la gastronomía es cada vez más evidente. Ahora, con la proliferación de estaciones de servicio, no sabemos si el negocio principal es vender combustibles o instalar en ellos nuevos y atractivos espacios gastronómicos.
Por último, un detalle más que evidente de que la gastronomía está al frente de la actividad económica y comercial es que ocupan los principales espacios en los grandes centros comerciales. Recordarán que años atrás los locales más privilegiados y por ende más caros estaban ocupados por bancos y financieras; empresas de telefonía celular; centros de belleza y peluquerías; tiendas de ropas deportivas; productos de tecnología y ahora locales gastronómicos, bares, restaurantes y venta de productos gourmets.
Claro que fue producto de un largo proceso. En el 2016 cuando se inauguró El Paseo La Galería introdujo una importante innovación. El sector más lindo e importante de todo el centro comercial estaba destinado al sector gastronómico, acondicionado especialmente para este menester. Así nació Las Terrazas del Paseo donde en dos niveles están agrupados destacados y exitosos emprendimientos gastronómicos. No se impuso inmediatamente, les costó alquilar todos los espacios. Para ingresar había que pagar 200.000 dólares y hasta hoy debe ser una de las locaciones más caras de la ciudad.
Finalmente cundió la idea y la competencia que no tuvo la misma iniciativa a la hora de concebir sus espacios comerciales, tuvieron que cambiar sobre la marcha. El Shopping del Sol reconvirtió esos inmensos corredores que tenía en el frente y ahora a lo largo de todo el frente que da a la avenida con ofertas diversas como las de La Cabrera, La Quesería o Ña Virginia. El otro gran centro comercial de la ciudad, el Shopping Mariscal en el 2016 habilitó su segundo bloque ampliando su oferta.
Ese segundo bloque, se planificó al estilo tradicional. Hoy en día, toda la planta baja, sumado al espacio libre con que cuenta se convirtió en un verdadero mercado gastronómico, que tiene mucho éxito. La realidad de los hechos les obligado a reconsiderar el uso de los espacios creados para otros fines. Es un indicativo de que nadie esperaba, la explosión que está teniendo la gastronomía actualmente. En el caso del Shopping Mariscal debemos acotar que fue el primero en tener un restaurante en la entrada principal (el recordado Papparazzi) que quizás porque no era el momento tuvo que cerrar a los pocos años.