El programa está llegando a sus instancias finales y no logra mejorar su nivel de cocina. No exhibe nada ponderable a nivel gastronómico y se sostiene solo por la competencia. El saber quién queda o no, no porque sea el mejor sino para adivinar al ganador. Anoche, una sola competidora cumplió con la consigna culinaria. El resto de los cinco que llegaron a la ronda de eliminación no merecían seguir en el concurso. Pero como el formato indica que solo un participante debe ser eliminado, esta mala suerte le tocó a Natalia en una final inédita con Lucata.
Probablemente, la presente temporada de MasteChef, sea la de más bajo nivel técnico de parte de los concursantes. Seguramente, debido a esta situación, la producción del programa elige desafíos, retos y consignas muy simples y elementales que no signifiquen muchas dificultades para los concursantes. Aun así, se encienden las alarmas. En la semana anterior, en una prueba donde cada uno pudo elegir el plato de preferencia, uno solo aprobó el examen.
El lunes pasado en el desafío solo cuatro pudieron presentar platos decentes bajo la consigna de que tenían que cocinar un corte de carne de cerdo. Cinco se fueron a eliminación. Se salvaron Martita, que hizo el mejor plato, Shosiana, Santiago y Víctor. Quedaron para la ronda fatal Natalia, Gabriel, Lucata, Jazmín y Sofía. El desafío que tenían que cumplir fue la elaboración de doce unidades de pequeños cupcakes de tres sabores distintos a elección.
Fue un sálvese quien pueda. No tenían idea por donde comenzar y mucho menos por donde terminar. Ocurrió de todo, problemas con la masa de una simple torta, inconvenientes a la hora de elaboración de las cremas, dificultades en el momento de montar los cupcakes y presentaciones deprimentes. Solo Sofí logra conseguir un producto terminado y en consecuencia subió directo al balcón porque su plato, a sola vista, era el mejor.
El resto estuvo en un nivel desastre. Incluso, uno de ellos tuvo que apelar a un plan B, porque de lo contrario no iba a presentar un plato. Llegaron con lo que pudieron, pero en puridad de verdad, todos merecían la eliminación. Pero el programa no podía quedar sin cuatro competidores, así de sopetón. Entonces, el jurado, no sabemos con que criterio eligió a dos concursantes para subir al balcón, Gabriel y Jazmín.
En el paredón quedaron Natalia y Lucata. No había parámetros para definir cuál de los dos fue el peor. El jurado podría haber tomado una decisión, pero bajo que criterios. Recurrió entonces a una medida salomónica, decidieron realizar un tiempo de alargue, como en los partidos. Les otorgó a ambos 15 minutos para que en ese tiempo pudieran elaborar un panqueque con relleno a elección. Y allí Lucata sacó la cabeza con un simple panqueque relleno de dulce de leche y bañado con azúcar impalpable. Y Natalia tuvo que abandonar las cocinas de MasterChef.
Fue una decisión sorprendente, inédita para la historia del programa que viene a sumarse a una serie de medidas de tolerancia que tienen que adoptar los responsables del programa para hacer más llevadera la participación de los concursantes. En contradicción con lo que a veces expresan los miembros del jurado respecto a que como se acercan las instancias finales tienen que ser más exigentes.
Quedan en competencia Lucata, Canuto, Gabriel, Víctor, Shosiana, Martita, Jazmín y Sofí, que a pesar de lo que suele anunciar Paola Maltese, no son los ocho mejores cocineros amateurs del Paraguay, porque lastimosamente el presente MasterChef no mide la calidad gastronómica de los concursantes. Entre ellos no hay un candidato favorito, todos se reparten errores y aciertos por igual. Pero si tenemos que jugarnos por alguien estimamos que, en el trío de Martita, Sofi y Shosiana está la futura MasterChef Paraguay. Son las que acapararon la mayor cantidad de mejores platos de la noche, aunque todas ellas visitaron varias veces la ronda de eliminación. Lucata, Gabriel, Víctor y Jazmín, vienen sobreviviendo increíblemente y con Canuto es toda una incógnita tratar de adivinar hasta dónde puede llegar. Carece de conocimientos técnicos pero su afinidad con la gastronomía debido a su labor como sommelier le da un hándicap importante.