A fines del año pasado, Hugo no tenía idea de lo que iba a hacer con su vida. Abandonó el trabajo que tenía en la empresa de su padre y su intención era emprender un negocio propio. Junto con su esposa imaginaban que podrían abrir un local para vender pizzas o hamburguesas. Se decidieron por las primeras, pero no tenían ninguna experiencia previa. Comenzaron en febrero y crearon la Pizzería Verona, ubicada en Lambaré. “Ni yo no puedo creer todo lo que crecimos”, nos dijo al explicar el salto que dieron.
Muchos negocios gastronómicos tienen un éxito inmediato. Porque conocen la materia, porque hacen bien las cosas y muchas veces por aquello de que hay quienes nacen con estrellas. El caso de Hugo Abatte, es diferente porque comenzó de cero, en todo. Solo con el entusiasmo y la casi irresponsable confianza que le brinda su espíritu aventurero y emprendedor.
“Lo primero que hice fue recibir asesoramiento de mi primo Juan Lacarruba. Hice con él un curso rápido para elaboración de pizzas. Fueron tres días, tres clases. El primer día aprendí como estirar la masa, el segundo día, como preparar la salsa y el último día todo lo referente al manejo del horno y la cocción”, nos cuenta.
El factor que desató su decisión fue el hecho de que vio desocupado uno de los locales principales de la Galería El Toto, ubicado sobre la calle Primero de Marzo casi Felicidad, en la ciudad de Lambaré. “Yo le conocía a la dueña y le pedí que me reserve el local. Yo vivo cerca y siempre veía el lugar. Y tuve la confianza de que allí podría progresar algo. Vi el potencial del local”, sigue diciendo, aunque su esposa Vanesa Álvarez, tenía aun sus dudas.
“Nos preguntamos cuántos días de ventas de pizzas tenés que tener para cubrir el alquiler. La conclusión fue que necesitábamos tres días. Yo me animé y como fui boxeador profesional estaba dispuesto para la lucha. Estaba seguro que íbamos a vender más. Con muy poca infraestructura, comenzamos a atender a partir de febrero. Empezamos atendiendo mi esposa, yo y a veces venía mi cuñado. El primer día vino mucha gente, claro que la mayoría eran los conocidos y amigos”, aclaró Hugo.
Después llegó el Día Internacional de la Pizza y pusieron en práctica una oferta promocional de pizza corrida por 50 mil guaraníes. Lo promocionaron a través de las redes sociales y el tema se viralizó. “El primer mes nos fue bien, en marzo también, y luego entró el frío y mermó un tanto la clientela. Nuestra temporada fuerte es cuando hace calor”. En el medio, Pizzería Verona participó en el III Campeonato de la Pizza, donde llegó a las semifinales.
Ese torneo que se desarrolló solo en el ámbito digital le permitió aumentar el número de sus seguidores y amigos. También le permitió codearse con varias de las marcas de pizzas más reconocidas e importantes del mercado. De hecho, la Pizzería Verona no tiene nada que envidiar a otros que gozan de mayor importancia y experiencia. Pero los comienzos fueron muy modestos. Tenían pocos muebles, con una amasadora industrial y un pequeño horno especial para pizzas, como equipamiento principal.
Hugo se encargaba de la producción. Durante la mañana procedía a la preparación de la masa, con un día de antelación, preparaba la salsa de tomate y en horas de noche atendía el local. Hoy ya tiene varios empleados a su servicio, pero sigue encargándose de la salsa, porque tiene un secreto que no quiso divulgar. Con el aumento de la demanda compraron un nuevo horno, se hicieron de un visicooler, compraron más muebles y pusieron una pantalla grande de televisión. Y el local ya tiene varios detalles decorativos.
Cuando le consultamos, como se atrevió a emprender el proyecto con tan pocos recursos, nos dijo: “Me gustan los desafíos. Siempre estoy abierto a las nuevas ideas. Lo que hago, lo hago con pasión y disciplina. Yo fui boxeador profesional por eso estoy acostumbrado a repetir, repetir y repetir hasta que salga bien lo que pretendo. Siempre creo que puedo lograr lo que me propongo. Mi esposa es mi cable a tierra y así nos ayudamos a crecer en este negocio”. Hugo (36) está casado hace cuatro años con Vanesa (27) y tienen una hija Alana de tres años.
Verona ofrece unas 20 variedades de pizza, entre ellas las tradicionales como Mozzarella, Margerhita, Napolitana, Pepperoni, Palmito, Jamón y Rúcula, Cuatro Quesos. Entre ellas algunas creaciones de la casa como la pizza Verona, que lleva salsa de tomate, queso muzzarella, queso azul, chorizos, tomates Cherry y pesto. O Amore Mío que tiene: cebolla caramelizada, queso azul, panceta crujiente y muzzarella. Ambas están entre las más pedidas del local.
Pizza Verona está ubicada en el Paseo del Toto, en Lambaré y tiene capacidad para 60 personas, tanto en el salón como en la terraza que da a la avenida Primero de Marzo. Abren de lunes a lunes, en el horario de la noche y tienen servicio de delivery. Al local llegan todo tipo de clientes, jóvenes, personas mayores y también familias. El servicio de bebidas se limita a aguas, gaseosas, jugos y cervezas. También ofrecen calzones que realizan con la masa de la pizza.
“Queremos ofrecer más servicio, pero de momento estamos concentrados en fortalecer la marca. Yo no puedo creer todo lo que crecimos. De hecho, nadie cree. Si uno no cree en sí mismo, nadie va a creer por vos, esa debe ser tu fortaleza. Yo me afirmé personalmente, recién cuando tuve una responsabilidad verdadera”, dijo finalmente refiriéndose a su esposa y a su hija.