nicolas catena

Catena Zapata es un apellido muy conocido en el ámbito del vino. Está vinculado a una marca emblemática, de alta gama, muy consumida en nuestro país. Nicolás, uno de los miembros de la dinastía, es el principal precursor de la posición que ese vino ocupa. La revista Wine Enthusiast le distinguió con el Lifetime Achievement Award y le dedicó un artículo a su trayectoria, a su labor innovadora y de vanguardia.

Hace cuarenta años, mucho antes de que el Malbec se convirtiera en un término familiar entre los amantes del vino, un economista y bodeguero argentino, que en aquel entonces se desempeñaba como profesor visitante en la Universidad de California, en Berkeley, decidió apostar a su tierra y a un compromiso consigo mismo: que su Mendoza natal, si seguía el modelo californiano, emprendido por Napa Valley en la década del 60, sería capaz de producir vinos de calidad internacional, altamente competitivos.

Fue una apuesta audaz para el Dr. Nicolás Catena Zapata, cuyo abuelo inmigrante, oriundo de Italia, había fundado la bodega familiar en 1902. A principios de los 80, la mayoría del vino argentino era destinado al consumo interno. Además, los vinos argentinos no eran las joyas de hoy, ni existía un grupo de jóvenes emprendedores comprometidos con la calidad.

En aquel entonces, las perspectivas de Catena de elevar la calidad del Chardonnay, del Cabernet Sauvignon y el Malbec, de forma de que pudiesen competir de igual a igual con los mejores vinos del Viejo y del Nuevo Mundo parecían tan extrañas como querer instaurar el béisbol en Buenos Aires.

Sin embargo, nada de ello disuadió a Catena de su visión. En 1983, al regresar a Argentina de California, tuvo la convicción de que plantando vides a gran altura, bajando los rendimientos, e invirtiendo en talento y modernos equipos de vinificación, podría elaborar vinos de calidad internacional, que llevarían al vino argentino a la cima de la escena mundial. Dicha convicción impulsó lo que luego se llamaría Bodega Catena Zapata y a otras bodegas mendocinas que siguieron el mismo camino.

“Cuando volví de California, aposté a elaborar un Cabernet Sauvignon y un Chardonnay de un alto nivel de calidad, que nos permitiese competir a nivel mundial”, explica Catena. “Si bien nuestros viñedos de uvas tintas estaban plantados principalmente con Malbec, nuestra experiencia en la elaboración de Malbec premium no había sido buena. Teníamos vinos con poca intensidad frutal, más bien oxidados, elaborados al viejo estilo italiano, donde se los añejaba durante tres a cuatro años en grandes toneles de roble viejo”.

“En California, aprendí a reducir los rendimientos para maximizar la calidad”, añade. “Así, comenzamos a modificar drásticamente las prácticas de poda, fertilización y riego para el Malbec, y plantamos clones de Cabernet y Chardonnay provenientes de Francia y California. En la bodega introducimos prácticas de higiene y asepsia desconocidas hasta el momento en Mendoza. Reemplazamos los antiguos toneles de madera por pequeños tanques de acero inoxidable a temperatura controlada. Copiamos el proceso de extracción utilizado en California. Todo esto era algo realmente novedoso para Argentina».

El resto es historia.

Actualmente Argentina es el quinto productor mundial de vino, y en los últimos 25 años las inversiones vitivinícolas nacionales y extranjeras han crecido exponencialmente. El Malbec es hoy la cepa emblemática del vino argentino. A su vez, varios de los mejores vinos de la Bodega Catena Zapata, incluido el Malbec Argentino y un corte de Malbec-Cabernet Sauvignon que lleva el mismo nombre de su visionario, Nicolás Catena Zapata, son elogiados universalmente.

En la actualidad, a sus 82 años, reconocido internacionalmente como el pionero del vino argentino de calidad, Catena permanece altamente involucrado en el desarrollo de Catena Zapata y sus otras bodegas:  Escorihuela, Rutini y Bodegas Caro, un proyecto conjunto fundado en 1998 junto al Barón Eric de Rothschild, propietario de Château Lafite Rothschild. («Ca» representa a Catena y «Ro» a Rothschild).

Como alguien que no está dispuesto a retirarse de forma tradicional, Catena vive cerca de sus viñas, junto a su esposa Elena, tras 57 años de casados. Sus tres hijos, Ernesto, Laura y Adrianna, conforman la cuarta generación de viticultores. Y hay varios nietos en la familia.

“Hoy en día, los viñedos que dan los mejores vinos están situados a más de 1.200 metros de altura. A su vez, las zonas viejas se han replantado en su mayoría en base a un mejor conocimiento del terroir”, señala Catena. “Estoy orgulloso de haber contribuido a este fenómeno en nuestro país”.

*El artículo original publicado en inglés el 28 de octubre pasado puede en el siguiente link https://bitly.ly/WineEnthusiastaLifetimeAchievement

 

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