Anoche en MasterChef Profesionales, los participantes que llegaron a la ronda de eliminación tuvieron que enfrentarse con uno de los peces más feos que existen: el rape. Es horrible, todos lo vimos por primera vez, así enterito. Ellos en directo, nosotros por tv. Algunos lo llaman incluso el pez sapo de tan feo que es. Y al Negro Riveros, le tocó lo peor. Tuvo que abandonar las cocinas de MasterChef.
El rape es un pez bastante raro. Es de aguas profundas y es bastante escaso. Su carne es muy apreciada en la alta cocina y hasta es considerada como un manjar. No tiene mucha y está concentrada en el espinazo, que es como una cola. Los cocineros tuvieron que aprender rápidamente, viendo como el chef José Torrijos hacía una demostración práctica de cómo desguazar las partes del rape.
La otra dificulta es que la carne blanca del rape requiere de otro tipo de cocción que el de los demás pescados y había que tener experiencia o tino para elegir y realizar un buen plato. El Negro Riveros, conocido por su habilidad para las carnes en la parrilla, pero poco ducho en la cocina, no alcanzó a concretar una preparación destacable y solo logró un plato pálido, de color, sabor y realización. No fue suficiente que su hermano Waldi estuviera dirigiendo y supervisando su actividad desde el balcón. Zafó así en la primera prueba, pero el rape ya era demasiado.
También tuvieron grandes dificultades con el rape Leticia y Juan Angel, que conformaron el trío de los peores platos de la noche. La mejor presentación de la ronda de eliminación estuvo a cargo de Regina, que cuando tiene las luces prendidas se destapa con excelentes preparaciones. En la clasificación final después le siguieron Osvaldo y Rodrigo.
Anoche, el otro espectáculo lo dio el chef José Torrijos, miembro del jurado, quién dio una clase magistral de cómo se despieza un atún entero, que vino fresquito de España. El pescado dio pie a una prueba de presión y conocimiento en donde triunfaron Waldi y Peta por haber reconocido en el menor tiempo de que pescado se trataba. Algunos participantes dijeron que se trataba de un surubí. Inconcebible que un cocinero profesional, en este país, no identifique al rey de nuestros ríos.
El atún también proporcionó el principal ingrediente con el que los cocineros debieron enfrentar el primer desafío de la noche. Y no resultó raro que los ganadores hayan sido Julián y Carolina, colombiano él, peruana ella, provenientes de países cuyas cocinas se basan mucho en la utilización de productos de mar. Ambos pasaron directamente al balcón para acompañar a Waldi y Peta, mientras que Walter, Sergio y Lizzie, tuvieron que esperan el veredicto del jurado.
En general, en los dos desafíos que se presentaron anoche, los cocineros enfrentaron las pruebas con mucha suficiencia y capacidad, a pesar de las dificultades de las consignas. No hubo lugar a papelones. Lo cual nos hace pensar que el problema real radica en la repostería. Una rama en la que parece que renquean la mayoría de los cocineros participantes.
Como los niveles se están emparejando cada vez más, la decisión del jurado, tiene que centrarse mucho en los detalles, como por ejemplo, el grado de cocción. Ojalá que en esta temporada, la determinaciones que vaya tomando el jurado se base en cómo se concibió la receta y cómo su ejecución se plasmó en el sabor y la presentación del plato. Y no tanto en los errores.