Fue una catástrofe. A menos de cinco minutos para finalizar la prueba de eliminación, a Martita se le cayó el plato al suelo y su cheesecake besó el piso. Siguió adelante pero no había forma de salvar el pastel. Y la expectativa que crea el programa, de saber quien iba a ser el próximo eliminado quedó también por el suelo ya que de antemano Martita estuvo sentenciada.
Nunca antes había ocurrido aquí en el programa. Tampoco vimos que ocurriera algo así en los programas que alcanzamos a ver del exterior. Ocurre a veces, que algunos ingredientes del plato caen al suelo y los cocineros salvan la situación. Pero nunca el plato entero. ¿Y ahora qué hago? Se preguntó Martita ante las cámaras. No hubo respuestas. Seguro que le instaron a seguir y fue lo que hizo. Y presentó lo que pudo. “Esto es catastrófico”, calificó acertadamente Euge Aquino.
También fue catastrófico porque de antemano ya delataba quién iba a ser la eliminada y el programa perdía la gracia final, la cereza de la torta, que consiste en el climax que crean con el anuncio del participante eliminado. Trataron de dorar la píldora hasta el último instante, destacando la decisión de Martita de no rendirse, de no arrojar la toalla. No había luego otra alternativa porque de lo contrario allí terminaba el programa. Aunque no se le hubiera caído el cheesecake igual iba a estar al borde de la eliminación, por los errores que había cometido en la preparación.
Fundamentalmente, su crema de queso no tenía la consistencia suficiente, estaba muy líquida, lo que también le impidió presentar algo más rescatable después del accidente. Tampoco le ayudó la calidad y el sabor de la salsa, que los miembros del jurado trataron de analizar, buscando aspectos positivos en los escombros y restos del desastre. De paso, y para poner un poco de dramatismo en el final, los miembros del jurado exageraron la performance de Isaías que cometió el infantil pecado de presentar una salsa “sólida”, que en otras circunstancias le hubiera costado muy caro. Martita e Isaías ya se habían eliminado en programas anteriores. Ambos volvieron en el repechaje y desde entonces estaban coqueteando constantemente con una nueva eliminación.
Isaías, que en nuestros cálculos previos, aparecía como uno de los candidatos a ganar el título de MasterChef Paraguay viene decepcionando programa tras programa y anoche en el primer desafío tuvo la oportunidad de elegir el plato que iba a cocinar y optó por un plato fácil y conocido como el vori vori y sin embargo aun así fue uno de los que pasó a eliminación. Y hablando de candidatos, el que se afianza es Joaquín, cuya terrina de pollo fue catalogado como el mejor plato del primer desafío y vio desde el balcón el resto del programa.
El otro que viene en alza programa tras programa es Ricardo, y anoche su Roll de pollo fue el segundo mejor plato y tuvo el mismo privilegio que Joaquín. A estas alturas, son los que mejores atributos están presentando para merecer el título, seguidos por Fernando que anoche fue el destacado en la ronda de eliminación, haciendo el mejor cheesecake. Isaías, Juliana y Noelia están para nosotros, en un mismo pie de igualdad. Juliana, es otra que da una de cal y otra de arena. Anoche, ella también tuvo el privilegio de elegir que plato cocinar en el primer desafío pero su tarta de pollo fue tal fracaso que fue una de las primeras en ir a eliminación junto a Noelia.
La parte final del MasterChef Paraguay está demostrando un ostensible mejoramiento en el nivel de los participantes. Adelantaron mucho en la utilización de técnicas, preparación y también en la presentación. Y a tenor de lo que expresan los miembros del jurado también en materia de sabor. Lo que no hemos podido aun ver, a lo largo de estas tres ediciones, es la aparición de algún talento, alguien especial, alguien tocado por una varita mágica. Alguien que sorprenda, como tantas veces reclaman los miembros del jurado.