Comenzaron con siete variedades de verduras y con seis productores. Ocupaba el lado este del estacionamiento de planta baja. La idea era que el productor pudiera vender directamente al consumidor. Hoy veinte años después, hay siete variedades de cada verdura, hay 90 productores. Concurrir cada martes al Agroshopping instalado en el Mariscal López Shopping se volvió una costumbre natural.
El Agroshopping contribuyó de manera extraordinaria al desarrollo de la producción hortícola y a la diversificación de las materias primas con las que puede contar el sector gastronómico de la capital y alrededores. Los modernos supermercados de hoy en día basaron su oferta de hortalizas y frutas en la tendencia que siempre fue marcando la feria del Agroshopping.
Nació el 14 de julio de 1998. Fue creado por el fallecido Aldo Zuccolillo, entonces director de ABC Color y propietario del Shopping Mariscal López y por Pedro Matías Gibert, director del Suplemento Rural de dicho diario. Fueron secundados en la idea por Jorge Mendelson, yerno de Zuccolillo y por Mariana Mendelson, quienes eran directivos del Shopping.
Nos comentaba Gibert que la intención fue que los productores de hortalizas tuvieran oportunidad de ofrecer sus productos directamente a los consumidores, sin que tuvieran que pasar por intermediarios. Específicamente, que no tuvieran que concurrir hasta el Mercado de Abasto donde debían pagar entradas y aranceles. Y a veces competir con el contrabando. Por eso el lema que se utilizó para poner en práctica esta iniciativa fue: Del productor a la mesa.
El primer obstáculo que tuvieron que vencer fue la oposición de los comerciantes que alquilaban locales en el Shopping. En primer lugar, el proyecto iba a ocupar espacios destinados al estacionamiento de los clientes y además era inaudito que un centro comercial albergara puestos de venta de verduras. Cuando eso, ni siquiera se estilaba que los shoppings tuvieran supermercados.
En fin, comenzaron con seis puestos que se ubicaron en el estacionamiento de planta baja contra la pared que da sobre la calle Roque González de Santa Cruz. Fueron seis productores, todos de una misma familia, que venían de la vecina localidad de J. Augusto Saldívar. Desde el primer día fue todo un éxito. “A la noche se repartían la plata. Para la segunda vez, ya había cuatro tipos detrás de la caja”, decía Gibert ilustrando el interés que enseguida despertó la propuesta entre los productores.
De ahí en más, la feria se extendió como humedad a lo largo de toda la planta baja del centro comercial. Actualmente, cada martes se convierte en un emporio verde. Se encuentran allí todos los tipos de verduras, hortalizas y también frutas. Existen también puestos de ventas de granos, delicatessen, y puestos de comida donde resalta la presencia de El Chanchito Rico, con su variedad de quesos y embutidos.
Pero no todo fue por generación espontánea. Nos comentaba Gibert que el rápido éxito que tuvieron despertó el interés de la República de Taiwán que envío una misión técnica para apoyar a los productores del Agroshopping. Los taiwaneses inculcaron las técnicas que utilizan en su país. Así lograron producir hasta siete variedades de lechuga. Otorgaron también créditos para que los horticultores pudieran mejorar sus sistemas de riego e incorporar la famosa media sombra, de manera a que hubiera producción todo el tiempo. Actualmente también recurren a los invernaderos.
Durante mucho tiempo, el Agroshopping era el único puesto de venta donde uno podía encontrar la mayor y mejor variedad de productos fruti hortícolas. Las amas de casa y los profesionales cocineros concurrían para munirse de verduras que en otro lado no encontraban. El martes era el día de la semana reservada para el Agroshopping, por eso es que actualmente el lema que hicieron suyo es: una costumbre natural.
Mediante su influjo se incorporaron nuevas variedades de productos. Un ejemplo, es la rúcula. Una planta casi desconocida en nuestro medio. Nos reveló Gibert que Humberto Rubín pidió que se incentivara su producción. Como había vivido mucho tiempo en Montevideo se le hizo costumbre el consumo y no lo encontraba en nuestro mercado. Desde entonces, apareció la rúcula y hoy es una hoja muy demandada tanto en las casas como en los restaurantes.
Los colonos japoneses de La Colmena, que también venden en el agroshopping están incorporando nuevas variedades de tomates de todo tiempo, zanahorias baby, locotes y entre estos la conocida como pimiento del piquillo muy apreciado por su sabor picante. Los productores también aprendieron a ofrecer y vender sus mercaderías. Es casi un placer pasearse en la feria, todo ordenadito y bien dispuesto. Y sobre todo limpio. Una estética que después se extendió a todos los supermercados.
Para llegar a esto, se requirió de mucha dedicación. Al comienzo, todos los martes a las cinco de la mañana, Zuccolillo y Gibert ya estaban en el shopping para verificar quiénes venían y quiénes no, si los productos que ingresaban eran frescos y que no sean de contrabando. Idearon también un premio para el mejor productor del año. A quién se estimulaba con una recompensa en efectivo.