No fue el éxito descomunal de la Expo Vino pero su hermano menor, la feria Drinks&More realizada días pasados en Talleyrand Costanera, tuvo una respuesta que deja satisfecha no sólo a la boletería sino a los que ven al nicho “gourmet” como a un gigante que no termina de despertarse pero se sabe que una vez despabilado abrirá un ancho mercado por el que pueden colarse infinidad de productos para beber y comer.
Los organizadores y los realizadores del evento estaban chochos de la vida. Con una risa de oreja a oreja. Sin querer queriendo habían salvado la plata. Al final se acercaron mucho al objetivo propuesto de llegar a las 1.200 entradas vendidas. No estaban muy convencidos de lograrlo pero como solo estaban tanteando el terreno, lo logrado fue ganancia. Sobre todo, porque confirmaron que había una demanda insatisfecha y que el terreno de lo “gourmet” está bien abonado y allí se pueden plantar muchos nuevos negocios.
Los mismos que hicieron la Expo Vino son los que hicieron el Drinks & More. Son empresas importadoras de los principales productos bebibles y comestibles extranjeros que llegan al país. Pero en la Expo Vino sólo tienen cabida los vinos tintos y en los portafolios de dichas empresas figuran miles de productos gourmets, exquisiteces, delicatesen, que están direccionados a nichos de mercados pero que carecen de una difusión y promoción de gran alcance. Por eso, la posibilidad que le brinda una gran expo da como para despertar al gigante que está dormido.
El Drinks & More sorprendió a propios y extraños. Los mismos expositores se vieron sorprendidos. No pusieron toda la carne en el asador. Como cuando uno no espera que vengan todos los invitados o como cuando uno reserva algo para mejor ocasión. No estuvieron todos los vinos que pudieron haber estado y tampoco todo lo que hubieran podido ofrecer para comer: mucha aceituna, quesos, jamones, galletitas… pero una somera observación en los estantes pertinentes de los supermercados puede dejar en evidencia las ausencias que hubo. Es entendible, se trataba de una primera experiencia.
No solamente los responsables del evento estuvieron chochos de la vida. El público también. Comparado con la Expo Vino, el ambiente era mucho más divertido, alegre y descontracturado. De hecho, había mayor cantidad de personas jóvenes y sobre todo mujeres. Y es sabido que los blancos, rosados y espumantes son más tomables que los vinos tintos. Además, debe agregarse que hubo whiskies y otras bebidas espirituosas así como cervezas de alta gama, entre ellas varias artesanales.
No solamente los responsables del evento estuvieron chochos de la vida. El público también…
Y otra circunstancia que abona la tesis de que los importadores “no pusieron toda la carne en el asador”, es que rápidamente desaparecieron de los tablones los bocados dispuestos para los asistentes. Nos hizo recordar de algunas ediciones anteriores de la Expo Vino en las que los más rápidos y audaces eran los que lograban llevar algo a la garganta. De todas maneras no hemos recibido quejas al respecto.
En fin de cuentas, el hermano menor de la Expo Vino a pesar de que recién ha nacido tiene posibilidades de un rápido crecimiento porque apunta a un público más amplio y más diverso, debido a la mayor cantidad de productos que ofrece. Enhorabuena para el consumidor local y para los importadores que se esfuerzan siempre en ofrecer lo mejor.