Era ya como una galería. Una galería metida dentro de un restaurante. Un restaurante donde lo más excelso era la ambientación. Ambientación que a uno le hacía sentir dentro de una gran fiesta. Fiesta de la cual queda solo la decoración. Decoración que es el hobby de toda su vida y el hilo conductor de esta historia. Hilo que lastimosamente se soltó y dejó a la deriva al restaurante Para Cuando La Vida, que cerró definitivamente sus puertas.
Hace poco más de un mes, pasamos frente al local ubicado sobre la avenida San Martín y vimos que había un movimiento inusitado, similar a los que pre-anunciaban que Para Cuando La Vida (PCLV) estaba a punto de cambiar de ambientación. Cuando fuimos para cerciorarnos de lo que pasaba, efectivamente toda la decoración estaba cambiada. Tenía la misma espectacularidad de siempre. Pero no quedaban rastros del restaurante. “Me harté” fue la primera explicación que nos dio Nora Zapag, la propietaria. Pero esto merece una explicación.
PCLV nació hace aproximadamente cuatro años. Fue fruto de la afición de Nora por la decoración. En su numerosa familia siempre fue la encargada de organizar los eventos sociales: bautismos, 15 años, cumpleaños y casamientos. Compraba todo lo que necesitaba para ambientar las fiestas. A lo largo de los años, fue acumulando tanta cantidad de elementos y materiales, sobre todo muebles: mesas, sillas, sofás, sillones al punto que tuvo que habilitar un depósito especial para conservarlos.
Me cansé de las críticas destructivas…
De ahí a poner un restaurante solo había un paso. Y lo dio Nora con la intención de seguir con su afición. Y Para Cuando La Vida se convirtió desde sus inicios en un restaurante donde el acento se ponía en la decoración. Los ambientes se cambiaban periódicamente y cada vez asombraban por su espectacularidad. Gastronómicamente, no era precisamente el mejor restaurante de Asunción, pero no desentonaba con el resto de la oferta culinaria de la ciudad que estuviera a su nivel. Como la propietaria tiene abundante espalda financiera, no se escatimaban recursos para tratar de elevarlo de nivel. Y sin embargo cerró.
“Estuvimos abiertos hasta diciembre, cerramos para irnos al Club Náutico de San Bernardino. Resolví cerrar, me cansé, de las redes sociales y de la gente. Me cansé de las críticas destructivas, que si bien son una minoría, son muy destructivas. Las críticas ya no son críticas, son escraches. La gente se aprovecha de las redes sociales para tener un poco de protagonismo”.
“Las críticas eran a PCLV, pero muchas veces me etiquetaban a mí. De todas maneras yo lo tomaba como algo personal, porque PCLV era mi chiche y yo me sentía tocada. Yo me sentía muy expuesta. A mí no me gustar estar expuesta, no estoy acostumbrada. Resolví cerrar porque ya tenía ganas de entrar a las redes y contestar y decirle a la gente que baje dos cambios”. Nora Zapag cultiva el bajo perfil. Es parte de un tradicional y poderoso grupo familiar y empresarial de mucha preponderancia a nivel nacional y se le conoce muy pocas apariciones públicas en su condición de empresaria. Además debido a las responsabilidades que en tal sentido posee se justifica diciendo que no podía ocuparse las 24 horas de PCLV agregando así una razón más para justificar su cierre.
“PCLV me sirvió un montón, me sirvió para valorar a la gente que trabaja en el mundo gastronómico: propietarios y gerentes de restaurantes porque realmente es un rubro dificilísimo y encima en las redes sociales pueden tirarte por el suelo y es triste ver como las personas no se dan cuenta del esfuerzo que está poniendo el dueño de restaurante para salir adelante. En PCLV invertí mucho porque yo quería algo absolutamente diferente, un lugar donde la gente pueda venir a disfrutar de un espacio muy lindo. No sé qué generé con PCLV, jamás quise competir con los otros, no era mi intención. Para mí no era una cuestión económica era una cuestión de brindar algo a la gente.»
«Me harté de tratar de brindar y de no recibir nada a cambio, económicamente funcionaba pero no justificaba recibir las críticas y estar expuesta. PCLV me enseñó que existe gente mala, porque yo no estaba enterada de eso. Mi mundo por lo visto era tan íntimo y tuve la bendición de tener gente tan buena alrededor que yo no me imaginaba que existía la maldad como tal. A partir de PCLV me comencé a dar cuenta de que mucha gente está resentida y se aprovecha de los medios para poder sacar la ira que tiene, mandándole a la mierda a gente que se está rompiendo para sacar algo adelante.»
“Mi hermanos me decían, déjate de esas «chiquiteces», tratando de hacerme ver que tenía otras responsabilidades más importantes. Pero para mí PCLV no era una «chiquitez». Si bien no me iba hacer millonaria yo brindaba un lugar lindo para la gente y eso me gustaba. Llenaba mi alma, no mi bolsillo. Me di el gusto, pasé bien, pasé mal, me hizo sufrir pero me enseñó muchas cosas que yo no veía por estar aislada. Ya está cerrada la puerta, PCLV es una etapa superada de mi vida”.
Pero como Nora no quiere o no puede abandonar la pasión que siente por la decoración, reconvirtió PCLV. Volvamos a la época en que organizaba los eventos sociales de la familia y a los muebles que acumulaba. Por esa circunstancia, hace dos años fundó La Galería, una empresa dedicada al alquiler de muebles y accesorios para eventos Premium. PCLV pasó entonces a convertirse en el show room de La Galería. Un espacio donde los profesionales encargados de la organización de eventos y sus eventuales clientes pueden encontrar toda la gama de productos que pueden alquilar, dispuestos y arreglados tal cual como lucirían en los acontecimientos a celebrar.
Me di el gusto, pasé bien, pasé mal, me hizo sufrir pero me enseñó muchas cosas que yo no veía por estar aislada.
La Galería luce ahora como si fuera PCLV, de ahí es que tanto nosotros como algunos otros despistados creímos que el restaurante seguía habilitado. Sin embargo, en un futuro próximo, el local será habilitado como salón de eventos que estará equipado y ambientado al estilo PCLV o sea al estilo Nora Zapag. Tendrá una capacidad mínima de 100 personas y un máximo de 180 personas. Además tiene un salón en segunda planta con capacidad para 70 personas que puede usarse para lanzamientos diversos. El servicio gastronómico, comida y bebida, será tercerizado y ya están firmando acuerdos con importantes empresas de catering. También están cerrando negociaciones con una empresa brasileña de flair bartending.
“Cuando alquilas un salón ya tiene lo básico, mesas y sillas, vajillería, mantelería, pero nuestro local va a tener mis muebles, que son muebles Premium. Los interesados alquilarán los arreglos así como están. El decorador solo va a venir a dar su toque personal. La idea es cambiar la decoración dos veces al año. No tengo aun rango de precios, pero no quiero competir con los otros salones”.
En el show room de La Galería están en exhibición los muebles que se pueden alquilar. Estará abierto para los organizadores de eventos y weding planners para reunirse con sus clientes. No estará abierto al público en general sino que será algo así como un show room con invitación. La Galería tiene capacidad para alquilar muebles para eventos de hasta 1.300 personas. El 90% de los muebles son de procedencia paraguaya, todos generalmente en madera, fabricados por Fortunata (Le Galion).