Ana Greenwood Su abuelo paterno, el inglés, gustaba del whisky. Su abuela materna, la francesa, se inclinaba por el vino. Su otro abuelo, el alemán, adoraba la cerveza, sus descendientes crearon una de las mejores cervezas artesanales del país. Y más atrás en el tiempo, sus parientes habían creado la primera cervecería del Paraguay, en San Bernardino. Su marido, descendiente de italianos, es adorador de Baco. Así que, tenía a quién salir. Pertenece a la primera camada de sommeliers que se formaron en nuestro país. Nos dejó varias frases célebres.

Ana Elisa Greenwood Herken, es casada tiene tres hijas. Es maestra jardinera y psicopedagoga de profesión. Ahora también sommelier. Ejerció sus profesiones (la última aun no) hasta el año 2.007, cuando decidió retomar su función de mamá y sobre todo actuar de chofer. La más chiquita de sus hijas ya tiene 14 años de edad y “está a tres de que pueda manejar”, nos dice Ana ilusionada con esa perspectiva.

PUNTUALIDAD VINERA

Ocho minutos antes de la hora indicaba para la entrevista, recibo en mi celular un mensaje de Ana. “Ya estoy aquí”. No hubo tiempo de contestar porque ya estábamos llegando. La encontramos perfectamente acomodada en el wine bar, su copa de vino blanco y el vaso de agua sobre la mesa. Puntualidad inglesa, pensamos. No. Nada tuvieron que ver aquí sus antepasados ingleses, o tal vez muy poco.  Se trataba de la puntualidad vinera. ¿A ver cómo es esto?

“La cultura del vino cambia a la gente. Se traslada a la vida del cultor del vino. Es así como aprecias  el arte, aprecias la lectura, cosas diferentes. Cambia por ejemplo, la puntualidad de la gente. Todo lo que tiene que ver con el vino es ritual. Hay un descorche, en el que querrás estar presente. Si hay una cena maridaje hay un listado de vinos y te podes perder el primero si llegas tarde. Si hay un solo vino no te lo vas a perder por nada del mundo. El cultor del vino es puntual el resto de su vida”.

Nosotros también somos puntuales pero no nos atreveríamos a decir que somos cultores del vino. Aficionados mbarete pora, sí. Nunca se nos ocurrió que tal vez la puntualidad nos venga por el lado de la gastronomía. Llegamos siempre a horario para no perdernos ningún plato. Es más quisiéramos estar incluso a la hora en que son preparados y asistir a ese proceso. Pero esto es harina de otro costal. Sigamos.

LA SUIZA DEL VINO

Ese país de Europa, es uno de los mejores lugares para vivir en el mundo, el tercero. Dicho por estudios, encuestas e investigaciones de diversos orígenes. Casi casi un lugar idílico. Bueno para nuestra entrevistada Paraguay es como la Suiza del vino. A ver, a ver.

Siempre lo digo, porque nosotros no producimos vino pero gracias a la importación tenemos en Paraguay, vinos de todas partes del mundo. Vinos argentinos, chilenos, americanos, europeos, de Oceanía. Cosa que no ocurre, en Chile por ejemplo. Allí se bebe más que nada vino chileno, poco europeo; en Argentina se ve mucho vino argentino poco vino de otras partes del mundo. En cambio en Paraguay hay de todo.

LOS VIAJES LE DAN SED

Ana realiza periódicamente viajes al exterior del país. Sus hijas vivieron mucho tiempo en el extranjero. Una de ellas todavía lo hace. Y cuando está afuera extraña nuestro país, pero no es por añoranza sino por sed. Porque cuando retorna a la Suiza paraguaya. Ay, qué suerte voy a poder tomarme mi champagne o aquel vino top de Chile que no se encuentra en Argentina. Vengo con sed a mi país. Ay que gusto! voy a poder tomar más vino que afuera, dice con una efusión tal que nos imaginamos la cara que pone cuando pone sus pies en nuestra tierra.

Aparte están los temas de los precios. Por una cuestión impositiva, en Paraguay los vinos importados están muchas veces más baratos que en sus países de origen. A Chile fui una vez, esperanzada porque iba poder tomar un buen vino chileno y el precio estaba el doble que el mismo buen vino chileno acá. Lo mismo pasa en Argentina.

CARO NO ES IGUAL A BUENO

Tomar buen vino no significa tomar vino caro, lanza la frase en forma contundente y a continuación acota. Hay que romper ese prejuicio. Hay vinos de menos de 10 dólares que son vinazos.  Y eso nos lleva a lo que ella califica como una “eterna discusión”. El importador gana mucho más con una botella de alta gama (más cara) que vendiendo botellas de vino más baratas.

Pero creo que pierden a largo plazo, porque están perdiendo un público semillero, porque ese que hoy puede comprar una botella de 40 mil guaraníes es el que después cuando sea más grande o gane mejor es el que va a terminar comprando los vinos de alta gama. Y nosotros que estamos comprando con esfuerzos los vinos de alta gama, dentro de poco vamos a morir, así que hay que renovar el público.

Considera que hay que trabajar más a nivel del consumidor joven. Para ella falta mostrar y enseñar más. El joven prefiere tomarse una cerveza o un trago antes que tomarse un vino.  No tratan de atraerlos. Hay que decirles que tomar vino tiene muchas más ventajas que tomarse una cerveza, a nivel salud, a nivel post consumo.

FIDELIDAD CERO

Cuando preguntamos cuáles eran sus vinos favoritos, Ana no quiso mencionar marcas. Sos demasiado peligroso con tus transcripciones”, se excusó. Lo peligroso es que se enojen los importadores cuando se menciona una marca que no es la suya. De todas manera nos confesó que está “en la etapa de saltar”. De saltar de una marca a otra.  En su casa tiene sus vinos favoritos, bien acondicionados y muchos otros que va escondiendo en las zonas oscuras y de los que posteriormente se olvida. Después cuando se hace limpieza general aparecen cajones  que no estaban previstos en su inventario enológico. “Me pasa, que gusto”.

Me gustan mucho el Cabernet Savignon, cada vez más, lastimosamente son de alta gama. Pero sin duda mi favorita desde hace muchísimos años es el champagne francés y si no me muestran la botella igual la sabré distinguir porque encontré lo que me gusta. Es el imbancable de mi top five.

Me gustan los vinos donde se sienten las cepas porque si me voy a chupar un palito de madera agarro otra cosa. Prefiero, las cepas, a no ser esos blends que admiten otras cepas permitidas legalmente para sacar un buen vino.  No le agradan los blends en cuya composición hay mezclas de diferentes cepas en distintos porcentajes, que aunque sea un producto le parece “muy manufacturado”.

Se fija mucho en la procedencia de los vinos, las regiones a las que pertenecen. Si es malbec, son muy buenos los del Valle de Uco, si es cabernet de Chile, si es shiraz de Australia aunque en San Juan probé uno que dejó sorprendidos a todos y puede confundir en una cata a ciegas. De España, me gustan mucho el priorat y la garnacha.

EL SUEÑO DE ENSEÑAR

Ana pasó tres años siguiendo la carrera para ser sommelier por sólo afán de aprender algo que le gustaba y para dar satisfacción a su espíritu y mente inquietos. Realizó también cursos de especialización paralelos y su siguiente paso en la materia es seguir estudiando.  Pero como trabajo le gustaría capacitar a la gente: Tengo el bagaje psicopedagógico de maestra, me encanta enseñar y capacitar sobre el vino sería como juntar mis dos grandes pasiones.

Y veo demasiado campo. Capacitar mozos, capacitar vendedores, capacitar gente joven que está entrando al mundo del vino, hacer catas con los más jóvenes, capacitar a la gente que está trabajando en el ramo que de repente no sabe ni que te venden. Vos tenés que averiguar lo que estas comprando porque el que te está vendiendo no lo sabe, no en todos los casos, pero ocurre mucho. Me gustaría hacer eso, ese es mi afán.

DERRIBANDO EL MITO

¿Tomás mucho vino?. Tomo menos vino de lo que quisiera. Comentó que hace poco hizo su control médico anual y como es de rigor el profesional preguntó si fumaba, tomaba… Una copita por día. Me miró bien y me dijo, deberías tomar un poco más. Ese será mi médico de cabecera hasta el día en que me muera.

De hecho, existe el gran mito de que un sommelier toma y toma mucho vino. El curso de sommelier empezamos 31 estudiantes y creo que los que se inscribieron pensaron en una larga cata y no es así. Se estudia mucha geografía, se estudia mucho historia, geología, química, todo lo que es cepas, en fin.  Solo ocho lograron terminar la carrera.

SOLO O CON LAS COMIDAS

El vino está considerado el acompañante ideal de las comidas. De hecho todos los vinos se pueden tomar básicamente en relación con la gastronomía. «Pero hay vinos que requieren de mayor inversión, o que tienen una mayor complejidad, potencia o sutileza, vinos de alta gama que mucha gente prefiere tomarlo solo. Y lo que se hace en este caso, es comer primero y se toma después. Son vinos que dan para hablar y estar sentado junto a la chimenea, pero lo ideal es que esté ligado a la gastronomía».

Pero habría que ser un especialista más o menos para apreciar esos vinos.  «No sé si un especialista, no hace falta tener un título, pero sería una locura que a alguien que está empezando en el mundo del vino descorcharle un vino complejo, porque obviamente no lo va a apreciar. Los amantes del vino nos guardamos ciertos vinos, porque sabemos con quién abrirlos y sabemos quién lo va a apreciar. Me pongo mal cuando veo que hay gente que fondea vinos complejos y sutiles. Aparte –sigue Ana– uno cuando más sabe, más respeto le tiene a la bebida. Ya no abro un champagne si sé que no le voy a disfrutar».

VA POR AZÚCAR Y VUELVE CON VINO

Hoy día los supermercados exhiben góndolas y góndolas de vinos. Para mí es un placer ir al súper, me encanta leer las contra etiquetas. Generalmente voy a comprar un kilo de azúcar y terminó dos horas en las góndolas de vino. Y vuelvo a casa sin haber comprado el azúcar. El tema da pie para hablar de cómo la mujer está incursionando en el mundo del vino al punto que su presencia es muy notoria y casi mayoritaria en nuestro país.

Convengamos que tomar vino es más elegante que tomar cerveza, tiene un grado de alcohol bajo, socialmente queda lindo y existe mucha oferta en el súper. La que va al súper es la mujer, ella es la que tiene acceso a la compra, tiene la opción de elegir y ponerlo en la mesa. No recuerdo haber comprado un vino hace 20 años, ese era el trabajo de los maridos. Hoy ni se enteran del vino que se va a tomar. Pero no sé si las mujeres somos más.

CÓMO COMPRAR EL VINO

Finalmente Ana nos dejó algunos consejos para comprar una botella de vino en el súper, donde los largos metros de estantes nos muestran infinidad de botellas y uno a veces no sabe por dónde comenzar. Lo primero que hay que hacer es definir el presupuesto; luego definir la cepa (cabernet sauvignon, malbec, etc) o por lo menos definir el color (tinto, blanco, rosado) y empezar a elegir leyendo las contra etiquetas buscando información sobre si el vino tiene madera, si tiene poca o mucha, si es algún blend, de qué zona proviene, si es de altura o no,  etc.

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