Es un bar tropical. Ubicado cerca del nuevo corazón de Asunción. Un poquito hacia los pulmones podría decirse. Si uno agudiza el oído, estando ahí, puede escuchar el murmullo del mar. De fondo siempre se escucha música reggae. Instalaron a la entrada una pequeña pileta para transmitir la frescura del agua. Hay sectores donde se pisa arena. El local es del tipo bungalow, totalmente de madera y paja. Y es notable como sin proponerse está concitando la atención de la clientela joven y no tanto. Una verdadera sorpresa.
El local se llama Long Beach y está ubicado sobre Charles de Gaulle casi Las Palmeras, en un lugar en dónde uno no sabe bien si está en Villa Morra o Recoleta. Allí, hasta dónde todavía no llega el nuevo polo gastronómico. Y el polo comercial todavía no sienta sus reales así que está metido en medio de un vecindario lleno de viviendas. De hecho, es difícil advertir de su presencia, sino fuera por las luces que llaman la atención por la noche o por la gran cantidad de vehículos estaciones en frente y los alrededores.
Allí, en un terreno de 14 x 30 sus creadores tuvieron la visión de implantar un bar de playa pero en un barrio, ya que hacerlo en una playa real debían encararlo en Encarnación o en lugares como el Yacht y Golf Club. Pero la idea de sus creadores, es que el lugar estuviera en un lugar más accesible. Y cuando vieron el terreno baldío, inmediatamente decidieron, y sin ver otras posibilidades, encarar allí el proyecto.
Los responsables son Sebastián López Vargas (30), Andrés López Vargas (27) y Jesús Thompson. Ellos ya tienen una aquilatada experiencia en el manejo de este tipo de negocio gastronómico pues son los propietarios del Long Bar, un conocido local que está sobre Senador Long casi España. “Creemos que es el único de Sudamérica”, nos dice Sebastián acerca de la idea de hacer un bar de playa, en plena ciudad. “Sacamos ideas de varios lugares, el Caribe, Hawai y de Lima, Perú”, agrega. Su familia es dueña de una agencia de viajes, lo que facilitó el contacto con otras ciudades.
Toda la dimensión del terreno fue utilizada para la ambientación del bar. Sólo en el fondo existe una construcción de material que se destina al sector de la cocina, el depósito y el baño, pero nada se nota a simple vista. Lo que domina es una estructura tipo bungalow, fabricada totalmente de madera con techo de paja. En algunos sectores las paredes están pintadas con motivos tropicales y en otros, bajo techo, están revestidas de piri. Todo en un estilo rústico bastante colorido.
Hay sectores que están a la intemperie cubiertos con algunos quinchos de paja y allí el piso es de arena blanca. En el frente, cruza todo el ancho del terreno una pequeña pileta de agua que para pasarlo obliga a usar un pequeño puente de madera a la altura de la entrada principal. Otro detalle que busca asociar al mar con el lugar, es el sonido característico, esa especie de murmullo constante que uno escucha ante su presencia. Unos parlantes disfrazados de roca, reproducen un audio para lograr dicho efecto.
En el fondo, destaca un bar delimitado por barra curva en torno al cual se colocaron a maneras de sillas o butacas varios columpios (hamacas) que son un detalle distintivo, al punto que hay clientes que llaman para reservar esos lugares. En el patio, en el sector descubierto también tienen presencia unas hamacas paraguayas. Un pequeño escenario también se destaca al lado del bar, y es que los miércoles suele haber conciertos de música en vivo. Teniendo en cuenta, que el local está metido entre viviendas preguntamos a Sebastián como hacían para controlar el ruido que ocasionan y nos comentó que cuentan con un nivelador de sonidos que constantemente está controlando los decibeles para no traspasar los límites legales establecidos.
El servicio gastronómico no es muy diferente a lo que ofrecen locales de este tipo, sándwiches, picadas, hamburguesas, nada de comidas al plato. Sus precios oscilan entre los 35 mil guaraníes y los 100 mil para las picadas más abundantes. De bebidas, lo que más abundan son las cervezas, de diversas marcas. También los tragos, en sus variedades más conocidas, y no faltan opciones para los que quieran tomar vino y whiskies. Para completar la onda playera, los mozos están vestidos con bermudas y coloridas camisas al estilo Caribe.
El local se abrió recientemente. No tiene ni dos meses de existencia. Y lo llamativo del caso es que ya ha conquistado a una numerosa clientela que se puede percibir porque el local muy a menudo está lleno. Y si bien, no es una política de la empresa, se requiere hacer reservas para asegurar un lugar. Cuenta con capacidad para 180 personas y el target de los clientes es de 25 años para arriba, clase media alta. “También vienen personas mayores, porque es un lugar tranqui, no hay música fuerte”, nos aclara Sebastián.
Long Beach no tuvo ninguna promoción publicitara, sólo el boca en boca. “Nos jugamos por este método porque sabíamos que iba a funcionar, ya que contamos con un buen servicio y buena cocina. Nos sorprendió bastante”, dijo a continuación. Si bien el entrevistado no quiso hablar del costo de la inversión realizada, destacó que fue muy caro porque tuvieron que usar la mejor madera para hacer el deck todo de lapacho estacionado, a fin de que tenga una mayor resistencia al sol y a la lluvia. Tienen la ventaja de que en este país casi todo el año es verano.
Hola me encantan las publicaciones de ustedes, tengo un local gastronomico y me gustaría un material así
Me encanta la creatividad y la tematica del lugar… es mas vivo a cuadras del lugar… lo que me pone triste es que nuestro barrio dejo de ser un barrio tranquilo por las noches ya no es de viviendas solo de restaurantes… avanzaron mucho y esto nos obliga a vender nuestra propiedad despues de casi 50años y mudarnos a zonas mas tranquilas… eso es lo que lamento…. no se tuvo en cuenta que era residencial la zona.