Su mamá fue una de las pioneras con los restaurantes que se colocaron a orillas del rio, al costado del Puente en Mariano Roque Alonso. Allí aprendió el oficio y comenzó a innovar con los platos de pescados. En el 2018, un gran incendio destruyó todos esos puestos y tras levantar cabeza decidió emprender su propio rumbo. Hace ya casi dos años se instaló en Villa Morra y habilitó una sucursal del local que tienen en Puente Remanso. Le va bastante bien pese a la pandemia. Y ya piensa en nuevos locales.
Juan Ávila, tiene 27 años, dos hijos y es el propietario del restaurante El Dorado, ubicado en Calle Prócer Arguello esquina Quesada. En línea recta está a unos 100 metros de la esquina de Mariscal López y San Martín, detrás del local de Tigo donde estuvo anteriormente el restaurante japonés Hibiqui. Platos exquisitos a base de pescados dice la promoción en Facebook y en realidad allí replican todo lo que hacen en Remanso. Lo más curioso es que casi al mismo precio.
Hace 18 años, Gloria Oviedo la madre de Juan comenzó con un puesto de venta en Remanso. Luego se instalaron otros locales y con el tiempo se hicieron muy conocidos esos comedores populares al costado el rio. En abril del 2018 un incendio destruyó esos establecimientos que estaban construidos de manera precaria y con materiales muy inflamables, en menos de 15 minutos. Una gran comilona organizada por chefs y cocineros les dio la puntada inicial para levantar de nuevo la cabeza.
Ya en aquella época, antes de la tragedia, Juan que había estudiado en la Escuela O´Hara, comenzó a innovar más allá de los sencillos platos que se ofrecían en Puente Remanso. Pero tras aquel suceso, buscó trabajo, se empleó en restaurantes y estuvo a punto de aceptar una oferta para ir a Encarnación. “Pero mi meta siempre era tener un local propio”, nos cuenta y efectivamente se asoció con una persona y abrieron un restaurante sobre la calle Denis Roa. Sin embargo, la sociedad de deshizo muy pronto y fue así como llegó a Arguello y Quesada.
En principio, el lugar no parecía una locación adecuada para una propuesta de comedor popular a base de pescados. Está rodeado de ofertas gastronómicas de todo tipo que tienen mejores accesos y espacios de estacionamiento. El tiempo le dio la razón. En enero próximo cumplirán dos años y pese a que prácticamente nacieron con la pandemia el negocio va para adelante. “Gracias a Dios no me puedo quejar”, nos dice Juan.
Es que lanzó dos ofertas que son muy atractivas. El combo 1: ½ caldo + ½ milanesa, 30.000 guaraníes y el combo 2: ½ cazuela y ½ milanesa, 40.000 guaraníes. Y comprando tres te llevas cuatro. El menú de hoy miércoles es: Mila a la napolitana+caldo de surubí, 50.000 guaraníes. Y como tiene muchos pedidos todas las promos son con la aclaración de que rigen hasta agotar stock. Los otros precios son también muy accesibles: caldo de surubí: 10.000/15.000, chupín de surubí: 30.000/40.000, cazuela de surubí: 30.000/40.000, milanesa de surubí: 25.000/35.000.
Estas ofertas se presentan de lunes a viernes porque los fines de semana varían y allí aparece un combo familiar de 130 y 140 mil guaraníes. Y algunas recomendaciones del chef como el dorado a la parrilla, surubí al Roquefort, surubí grillado, brochetas de surubí y otros como el ceviche, los ravioles y la lasaña de surubí. Atienden de lunes a lunes de 10:30 de la mañana hasta las 15:00. No abren de noche porque “el pescado cae un poco pesado a esa hora”, argumenta. Sin embargo, suelen organizar festivales de pescados, buffet y cenas maridajes, ocasionalmente.
Cuando le preguntamos cuál es el secreto de su cocina, Juan no duda en decirnos que es porque trabaja con pescado fresco. Le traen en el día y “no dejo estacionado mucho tiempo el producto. Utilizamos 150 kilos cada tres días”. En total tiene 10 proveedores y entonces tiene muchas posibilidades de elección. En dais hábiles su clientela está formada por funcionarios de las numerosas instituciones y empresas de los alrededores. Los sábados y domingo asisten familias.
El plato preferido de la casa es la cazuela. “Preparo con tres tipos de vegetales, papa, arveja, vino, una salsa, queso crema y algunas especias. La mayoría de los comensales comentan que no sienten tanto el olor y sabor fuerte que tiene el pescado”. Hace mención también a la milanesa de surubí a lo pobre, que lleva cebolla caramelizada, mozzarella, huevo frito, mandioca frita y salsa de ajo, (45.000). Y está por lanzar el Pira Caldo Mbarete, hecho 100% con lomo de surubí y servido en un pan de campo.
Ahora es una época difícil para la pesca debido a la bajante del río. Aun así, Juan está con ansias de progresar. “Tenemos pensado abrir dos locales más en Asunción”, nos adelanta y como probables sitios menciona, “uno en el centro de Asunción y otro en el barrio Mburucuya”, tras consultar con su pareja que es su socia y brazo derecho en la parte contable y administrativa.