Como muestra de su poderío llegó con el mítico vino californiano que en el año 1976 dio una histórica paliza a los mejores vinos franceses e inscribió a Napa Valley en el firmamento vitivinícola universal. Ese vino fue uno de los que cortó la dominante supremacía europea y sentó las bases para la emergencia de los vinos del Nuevo Mundo. Así de importante es la trayectoria del Grupo Ste. Michelle de los Estados Unidos que trae a través de Monalisa un nutrido portafolio de vinos Premium.
El grupo Ste. Michelle es originario del estado de Washington y es el único que tiene bodegas en los otros principales estados vitivinícolas de EE.UU, Oregón y California. En este último estado adquirió en el 2006 la bodega Stag’s Leap Wine Cellars, cuyo cabernet sauvignon se impuso en una cata a ciegas en el famoso Juicio de París (1976) a los celebrados burdeos y borgoñas de Francia. Su versión moderna, el Artemis Stag´s Leap Wine Cellars (U$S 75) producida ya por el grupo Ste. Michelle tuvimos ocasión de degustar en ocasión de una presentación realizada en la cava que Monalisa tiene en el Paseo La Galería.
Pablo Porretti, gerente de exportación para América Latina y el Caribe grupo informó que el grupo al que representa tiene más de 60 años haciendo vinos en los Estados Unidos. Ste. Michelle es pionero en la producción de vinos en el Estado de Washington, de allí se expandieron a California y Oregón. Son los que desarrollaron el Valle de Columbia como una de la zonas de mayor crecimiento y producción vitivinícola de los Estados Unidos.
En 1976, Ste Michelle Vintners construyó un Chateau de estilo francés en Woodinville (Estado de Washington), y se cambió el nombre a Chateau Ste. Michelle. “Nos focalizamos en vinos Premium, nuestro negocio es el terroir, nuestros vinos son claramente identificables, sabemos de dónde vienen, como están hechos y tienen su identidad”, expresa Porretti explicando un poquito la naturaleza de la producción de vinos de la empresa.
Trabajan con varias cepas en distintas líneas y tiene un portafolio muy amplio de etiquetas, que en buena parte se puede encontrar en el representante local. Elaboran vinos en otros países como por ejemplo, el Villa María Estate (U$S 36), un sauvignom blanc proveniente de Nueva Zelanda, calificado como uno de los mejores, que tuvimos la ocasión de degustas en el día de la presentación.
La degustación también incluyó Erath Estate Selection (U$S 48), un pinot noir, así como un Chateau Ste Michelle merlot (U$S 37) y un Chateau Ste Michelle chardonnay (42), ambas provenientes de Canoe Ridge, uno de los viñedos más emblemáticos del valle de Columbia, en el Estado de Washington. En general, los vinos del grupo se caracterizan por la conjunción y amalgama entre los vinos del Viejo y del Nuevo Mundo, buscando un equilibrio entre el alcohol, las frutas y la madera. “En general tratamos de distanciarnos un poco de ese gusto a madera que caracteriza a los vinos norteamericanos”, explica.
“Eso lo logramos con la acidez natural que tiene el Estado de Washington que es una región de clima frío, cerca del polo norte, con 17 horas de sol en época de maduración, no tiene lluvias, y toda la irrigación se realiza gracias a tres grandes ríos. El suelo volcánico, y las uvas tienen sabores concentrados, es poco fértil y utilizamos las técnicas clásicas de vinificación”, siguió diciendo Porretti.
Los vinos que pudimos degustar en esta ocasión ostentaban todos un nivel de mucho equilibrio y elegancia. Pero la frescura y lo frutal no perdían protagonismo en esa invisible cápsula de roble que rodeaban al vino. Varios de ellos recibieron premios internacionales y están calificados con elevados puntajes por la crítica especializada. Otro hito más en la selecta cava de Monalisa.