Pasados los diez primeros programas se puede vislumbrar quienes son los principales candidatos a ganar en esta tercera temporada el título de MasterChef Paraguay. Y no aparecen mujeres en el cálculo de posibilidades cuando que las dos ediciones anteriores fueron ganadas por las féminas. Anoche, se eliminó Demián Matos, un venezolano que llegó a nuestro país huyendo del suyo.
En el programa de anoche nadie subió directamente al balcón, todos tuvieron que cocinar. No hubo sorteos, pruebas de conocimiento ni tareas en equipo. El primer desafío de la noche fue un todos contra todos. Y esto permitió que tras cumplirse la primera prueba, los mejores subieran al balcón y los más flojitos tuvieron que protagonizar la temida prueba de eliminación.
De esa manera Isaías, Fernando, Joaquín, Armando, Walter y Ricardo conformaron el equipo de salvados y Noelia, Ross, Demián, Martita, Juliana y Andrea tuvieron que luchar por la sobrevivencia. Estos grupos se formaron como resultado de una decantación natural. Es casi un reflejo fiel de lo que se ha venido viendo a lo largo del programa. Por un lado, los competidores más fuertes y por el otro, los más débiles.
Y en plan de hacer conjeturas acerca de quién podría ganar esta edición de MasterChef, vemos que Isaías y Joaquín, aparecen con las mayores probabilidades. El primero, un joven de Coronel Oviedo que ha dado grandes sorpresas, sobre todo con su técnica y creatividad, considerando que no tiene una formación académica en gastronomía. Por su parte, Joaquín, más profesional, más experimentado, aparece como el más solvente y equilibrado.
En un segundo nivel, están Ricardo, Fernando y Armando. Dan siempre una de cal y otra de arena. Entre ellos, el que más podría descollar se nos antoja que es Ricardo. Es el más ambicioso de todos los participantes y no lo oculta. Ir más arriba dependerá de los progresos que realice, tiene condiciones. En el grupo de salvados, también se quedó Walter, alguien que programa tras programa abre el paraguas por si él resulta eliminado.
Entre los flojitos anoche quedó Ross, el escocés. Fue un desastre cocinando un guiso tradicional en la primera prueba pero se destacó a la hora de preparar un salmón en la prueba de eliminación. Tiene mano y conocimiento para la cocina europea. Pero declina notoriamente cuando el desafío pone acento en la cocina tradicional. Su suerte dependerá de si el programa lo lleva hacia aquello a lo que está más acostumbrado.
Hasta aquí, todavía no hemos nombrado a ninguna mujer. Y en las dos temporadas anteriores, ellas no sólo dominaron sino que dos representantes del sexo femenino son las dos primeras MasterChef Paraguay: María Liz Ocampos y Nancy Talavera. Ahora Noelia, Juliana, Andrea y Martita, están entre las principales candidatas a eliminación. Anoche, Noelia como en ocasiones anteriores estuvo al borde del precipicio. Y Juliana, por sexta vez llegaba a la prueba de eliminación. Un poco más arriba están Martita y Andrea, que todavía están como para dar batalla. Lo cierto y lo concreto, es que resulta muy difícil imaginar que algunas de las mujeres participantes puedan lograr que se mantenga el título de MasterChef Paraguay, con acento femenino.
Anoche, la primera prueba consistió en preparar un guiso tradicional y familiero, con ingredientes a libre elección de los participantes. La prueba ganó Isaías quién a juicio del jurado “logró un resultado magnífico con un plato tan simple”: Guiso de cerdo con huevo frito y crocante de polenta. En la prueba de eliminación la consigna fue preparar un salmón con acompañamiento. Y aquí Ross se lució con un salmón en salsa holandesa con rosti de papas y espinaca.
Demián Matos apeló a un salmón con salteado de verduras y recibió la reprobación unánime de los miembros del jurado. Ni lo uno ni lo otro resultó bien. Pero lo peor fue que otra vez recurrió a su caballito de batalla (las verduras salteadas) en una demostración de falta de recursos y nula capacidad de creatividad o de búsqueda. Fue justa su eliminación. Noelia, que estuvo a su lado como alternativa de eliminación, presentó un salmón marinado en remolacha con salsa de aguacate. Una apuesta jugada y arriesgada, pero que no se puede llevarla a cabo sin los recursos técnicos necesarios.