La noche estaba cálida pero la fresca brisa que soplaba a esas alturas hacía bajar la temperatura, unos cuantos grados. La oscuridad resplandecía con el reflejo de las luces que irradiaban los edificios de la zona y la iluminación de las calles. Una bebida nos acompañaba mientras disfrutábamos de una picada, al son de la excelente música. Toda una acertada que el Live at Aloft se hubiera trasladado a la terraza del hotel.
Se trata de uno de los locales gastronómicos que puso de moda las terrazas, como lugares propicios para disfrutar de un trago y una comida. Dueña de una vista singular, desde donde se puede apreciar por igual las luces del nuevo centro corporativo y residencial de la ciudad, así como la otra parte, donde la luminosidad y la aparatosidad de los edificios es menos apabullante.
Live at Aloft es una marca registrada para el hotel. A lo largo de su corta existencia en nuestro país ya ha realizado varios shows que incluyeron a notables artistas extranjeros. La mayoría de estas actividades se realizaban en la planta baja del hotel. Ahí, donde en un mismo espacio se combinan, el lobby, el restaurante y un bar. Pero no sabíamos, que desde hace algún tiempo estos eventos se realizan en la terraza.
Así que, el fin de semana pasado, nos sorprendió el Live at Aloft, hasta donde habíamos concurrido para disfrutar de sus ofertas gastronómicas. Y la gran vista que tiene. Desde la última renovación de carta en el hotel, la terraza ofrece algunas picadas y entre ellas destaca la llamada Paraguay Original, mezcla de empanaditas de mandioca con carne, bolitas de mandioca, pajagua mascada y sopa paraguaya. Disfrutamos de unos tragos de Caña Fortín, que ese día estaba de promoción y un bartender especialmente contratado atendía los pedidos de la clientela.
Claro que también el menú cuenta con ofertas de varios tipos de sándwiches. Tienen cinco variedades, una de lomito con queso cheddar, uno de cerdo desmechado con queso gruyere y el de pollo que va con salsa de guacamole. También hay una de jamón cocido y una opción vegetariana que lleva tomate, lechuga, cebolla, morrones rojo y verde cocidos y queso tybo. Desde luego que también hay pizzas. Para tomar, había una promoción de 2×1 de cervezas. Y una lista de tragos de autor.
Pero en realidad, no queríamos detenernos ni profundizar en las propuestas gastronómicas. Nos encantó la oferta musical. Actuó Héctor Candia, un cantante lírico formado en la Uninorte cuyo plantel de ópera llegó a conformar. Posteriormente, se inclinó hacia la canción popular y debido a su excelente registro vocal, incursionó en varias corrientes con pasmosa facilidad. En la noche que hacemos referencia comenzó su actuación con unas canciones italianas y luego poco a poco fue interpretando temas románticos famosos.
En fin, lo que queríamos decir es que en esas alturas, con semejante vista, degustando algo de comer y de beber, bien acompañaba un excelente show musical por el cual no hubo que pagar un precio adicional. El cantante informó que era la tercera vez que concurría a dicho escenario y los encargados nos dijeron que era una actividad que se realizaba cada mes. Pero no había un calendario pre establecido.