Los participantes primero tuvieron que cocinar ancas de rana. Y la vista de esos animalitos ya faenados pero de cuerpo entero, causó la primera mala impresión. La segunda impresión fue cuando presentaron los platos. La mayoría cocinó las ancas con los pies incluidos que quedaron como garras amenazantes. Y del terror pasamos a lo terrorífico que fue el resultado de los alfajores que prepararon los que fueron a eliminación. Nora dejó las cocinas de MasterChef Paraguay.
El primer desafío que tuvieron que enfrentar anoche los participantes fue toda una sorpresa. Fuera de la común. Se dividieron en parejas, tal vez para apechugar mejor y compartir el impacto que provocaría la caja misteriosa. Debajo de ella aparecieron ranas enteras ya faenadas. Fue inevitable ver la primera reacción de rechazo que provocó el hecho. ¡Sapo! exclamó Kiki. La idea era que los participantes debían adaptarse a cualquier situación.
Los miembros del jurado explicaron que las ancas de rana constituyen un manjar, tienen un gran sabor y bajo colesterol. Que en Europa, Estados Unidos y China son un plato de alta gastronomía. Que generalmente tienen una cocción rápida como si fueran langostinos o un pescado ligero. Que del cuerpo de la rana solo se utilizan las ancas, es decir de la cadera para abajo, pero no explicaron que debían eliminar los pies, cuyos tarsos, metatarsos y falanges son muy largos.
La mayoría cocinó con los pies incluidos. Nancy y Joaquín hicieron de eso el eje principal de su presentación. Las ancas estaban servidas con los pies hacia arriba. Y de cara al consumidor parecían unas garras amenazantes ya que por efecto del calor, los huesitos se contraen y quedan como “uñas”, como diría Euge Aquino. “Ustedes pretenden que yo coma esto. ¿Comerían algo así en un restaurante?”, se preguntó. Claro que al final tuvo que probarlo. De todas maneras era un plato digno de una cena de la Familia Adams.
Muchas de las ranas estuvieron crudas. Raúl y Jorgelina, en esto se pasaron, al punto que Rodolfo Angenscheidt simuló unos saltos de rana como diciendo que se había comido una viva. Es indudable que el miedo complicó la tarea de los concursos. Pero varios alcanzaron un buen grado de sabor. Sin embargo, ninguno de los participantes probó el plato que presentaron, pese a la puntual recomendación del jurado, en esta ocasión y en otras de que deberían probar sus platos antes de presentarlos. “Le tienen miedo a una ranita”, espetó José Torrijos mientras daba de probar a los concursantes. Kiki y Vero fueron las que prepararon el mejor plato y poco a poco se van constituyendo en dos de las más fuertes candidatas al MasterChef.
Al final quedaron para la prueba de eliminación Tatiana, Armando, Nancy, Joaquín, Karen, Nora, Raúl y Jorgelina. El desafío fue que tenían que preparar alfajores de maicena con dulce de leche y alfajores de chocolate rellenos con chocolate. Una prueba sencilla, poco complicada pero que tuvo “terroríficos” resultados. Se eliminó Nora porque ella fue “la más peor de todos”. Cuando Tatiana presentó su plato, Euge Aquino exclamó “aleluya”, por el júbilo de ver algo presentable.
Los otros concursantes presentaron alfajores deformes, irregulares, quebrados, sin la debida cocción. “Esto parece la avenida Eusebio Ayala casi Zavala Cué”, dijo al ver las grietas y pozos de uno de los alfajores de maicena, refiriéndose a la zona donde se construye el Metrobus. No en balde, Angenscheidt aclaró que la repostería, es como una ciencia exacta, hay que hacer milimétricamente como establece la receta. “No hay lugar para la improvisación”, expresó.
Pero eso fue lo que hicieron los concursantes. Es fácil hacer alfajores si uno conoce el procedimiento. Nora reconoció desde un primer momento que tenía la mente en blanco. No tenía idea. Y así le fue. Karen, la boliviana, entró en una crisis de llanto por la desesperación, pero zafó raspando. Armando, que se veía por eliminado, se comparó con Lázaro porque revivió como aquel a quién Jesús devolvió a la vida. Y Nancy, quien en el programa anterior fue capitana de equipo porque su plato fue el mejor en otro de los programas, llegó hasta el borde del precipicio. Y se salvó porque Nora fue peor. Esta no llegó al sabor y la cocción aunque se esmeró en la presentación. Estuvo realmente en blanco.