NOTA PATROCIANDA
Se presentó anoche en sociedad la primera industria de nuestro país, que fabrica bolsas biodegradables. Es una empresa social de impacto medioambiental que a través de mejores empaques busca paliar el grave problema que significa la disposición final de los productos plásticos y los conflictos que generan los vertederos de basura. Dichas bolsas tienen la capacidad de reintegrarse a la tierra en forma de compost, es decir como abono orgánico.
La empresa se llama Madre y consiste en una pequeña industria a cuyo frente se encuentra María Nasta, una joven emprendedora, que se especializó en el extranjero en proyectos de impacto social, y que al volver se propuso crear nuevos hábitos para luchar contra el deterioro medioambiental que representa la disposición de la basura plástica y la orgánica. Puso el foco en los desechos que recibe el vertedero Cateura, que en un 60% es basura orgánica, con graves consecuencias medioambientales a través de la contaminación del agua, el suelo y los gases invernaderos.
Las bolsas biodegradables que produce Madre son compostables y representa un beneficio invalorable. «Queremos que entre todos dejemos de lado viejos hábitos y empezar a separar los residuos orgánicos”, dice María. “Con este producto queremos reemplazar a la bolsa de plástico común y mitigar el daño causado al medio ambiente, pero para eso tenemos que movernos entre todos”, dice más adelante.
Hay muy poca gente que hoy realiza el compostaje. “ El proceso no es difícil ni sencillo, tiene lo suyo, pero es algo que se puede realizar en el hogar, queremos incentivar a que la gente composte, que disponga adecuadamente de su basura orgánica y para eso desarrollamos un movimiento, una organización a fin de compartir material para educar sobre el compostaje, para hacer más fácil la tarea, y si hay alguien que no tiene tiempo o no puede hacerlo, podrá contactar con esta organización que ofrecerá un servicio de recolección de basura orgánica, para poder ayudar a que el consumidor cierre el ciclo, no queremos lanzar un producto innovador solamente, también queremos acompañar el camino de aprendizaje en el uso de la bolsa”.
Dicho movimiento tiene el nombre de Hecho Bolsa, una expresión que grafica como quedó el país durante el presente año, pero también es una aspiración a que no quedemos Hecho Bolsa, como sociedad. Y extendiendo un poco más el juego de palabras dicho movimiento quiere convertir Hechos (desafíos ambientales) en Bolsa (soluciones). De ahí que uno de los lemas de Madre es, conciencia con ciencia. “Eso guía todas las acciones que vamos a hacer como industria social, nos vamos a mover por el lado de la concientización, educación de cómo vivir de manera más sustentable, y la ciencia es nuestro producto en sí”, recalca María.
El producto utiliza una materia prima que se importa de Europa que son fabricados con un material llamado bioplástico, producido a partir de fuentes renovables tales como almidones y aceites vegetales. Es de alta tecnología y tiene certificación internacional. En ese sentido, Madre es una empresa pionera no sólo por ser la primer fabricante de bolsa biodegradables sino porque mediante la innovación introduce procesos renovadores. “Hay planes dentro de lo que es ciencia”, dice María.
Las bolsas biodegradables que lanza Madre tienen cuatro líneas diferentes. La primera es la llamada bolsa camisilla, que es la típica bolsa de supermercado, en diferentes tamaños, y la producción puede adaptarse a los requerimientos del cliente. La segunda línea es la llamada bolsa riñón, utilizada generalmente por comercios de moda y restaurantes. Tiene manija, el grosor es diferente y también es personalizable. La tercera línea es la denominada sobre, ya que tiene esa forma. Las camisas generalmente se envuelven en ese material. Por último, están las bolsas destinadas exclusivamente para basura orgánica.
Estos productos genéricos, ya están listos para la compra, pero también se pueden personalizar de acuerdo a las necesidades de los comercios y de acuerdo a sus empaques, pero a partir de 5.000 unidades. La industria que montaron tiene capacidad para abastecer a buena parte del mercado local. Las bolsas de Madre se comportan igual a las de plástico común y pueden fabricarse en varios niveles de resistencia. Sus precios son bastante competitivos atendiendo a que las otras marcas de bolsas biodegradables son importadas.
Las bolsas tienen la tecnología de biodegradarse a través del proceso de compostaje, en un periodo entre 90 a 180 días, reintegrándose a la tierra y nutriéndola. Mientras que las bolsas de plástico común permanecen en el medioambiente contaminándolo por siglos. “En Paraguay cuando hablamos de compostaje, hablamos de hogar, una planta de compostaje industrial, tienen otra capacidad, es otra tecnología, nuestro material tiene la capacidad de compostar en hogar. Eso nos interesa como país, porque Paraguay no cuenta con compostaje industrial”, dice finalmente nuestra entrevistada.